INTRODUCCIÓN
En la actualidad la enfermedad cerebrovascular (ECV) y la cardiopatía isquémica pueden considerarse una epidemia vascular en los países desarrollados y un problema sociosanitario de primer orden. En las últimas décadas, ha sido identificada la enfermedad cerebrovascular como la segunda causa de muerte en la población mundial y la tercera en el mundo occidental, y se considera responsable del 12% de la mortalidad global de la población. (1) Constituye la primera causa de discapacidad en los países desarrollados y la segunda causa de demencia tras la enfermedad de Alzheimer. Su incidencia anual en estos países es de 200-250 casos por 100.000 habitantes/año y en las últimas dos décadas ha permanecido estable o en ligero aumento. (2-5) La enfermedad cerebrovascular es la tercera causa de muerte en Cuba, luego de la cardiopatía isquémica y el cáncer, esto demuestra su importancia si lo asociamos además, al alto índice de discapacidad que produce sobre todo en la población de la tercera edad. (6)
Numerosos estudios han demostrado la asociación y el riego relativo de los diferentes factores relacionados con esta entidad, (2) entre es ellos están: la hipertensión, las cardiopatías, la fibrilación auricular, la diabetes, el tabaquismo, la dislipidemia y el alcoholismo. (7,8)
Durante muchos años, los niveles séricos del ácido úrico (AUS) han sido usados en la práctica clínica como marcadores de disturbios metabólicos severos.
Hasta hace poco no se tenían en consideración las propiedades del ácido úrico sérico, como elemento antioxidante, que superan a la acción que realizan algunos fármacos clásicamente reconocidos en esta función, como la vitamina C y E. (9-11)
Varios estudios establecen una relación entre los niveles de AUS y el grado de disfunción luego de una ECV, (12-17) en estos estudios realizados, se establece la relación entre estos niveles de AUS y los valores de las diferentes escalas de disfunción o discapacidad, utilizando una escala sencilla y fácil de realizar que mide discapacidad o dependencia, con un máximo de 100 puntos y menor de 0 puntos para un grado total de dependencia, a esta escala se le conoce como índice de Barthel. (18-21)
En el presente estudio se propone establecer la relación existente entre los altos niveles de ácido úrico sérico y la discapacidad medida mediante el índice de Barthel en la fase aguda de la enfermedad cerebrovascular.
MÉTODOS
Se realizó un estudio correlacional prospectivo en el que se analizaron 217 pacientes con el diagnóstico de enfermedad cerebrovascular isquémica, que fueron admitidos en el Servicio de Enfermedades Cerebrovasculares del hospital provincial de Cienfuegos, en el período comprendido entre el primero de julio y el treinta y uno de octubre del año 2008, a los que se les realizaron mediciones de AUS en un periodo no mayor a 24 horas desde el inicio de los síntomas.
A la totalidad de los pacientes se le midió el grado de disfunción, se tomó para esto el grado de dependencia luego de haber ocurrido el evento, mediante la puntuación del índice de Barthel, el cual se les realizó en el momento de su admisión a la institución, además se obtuvieron datos demográficos como: la edad, el sexo y el color de la piel. También se tomaron algunos de sus antecedentes patológicos personales.
Al realizar el análisis estadístico se comprobó la correlación entre la edad y la puntuación del índice de Barthel con los niveles séricos de ácido úrico que fue demostrada mediante la correlación r de Pearson. La relación entre sexo, el color de la piel, la presencia de diabetes mellitus y los niveles séricos de ácido úrico se estableció mediante la t student para muestras independientes. Se realizó además un análisis de regresión logística a las variables predictoras de dependencia.
Se estableció para la significación estadística un intervalo de confianza del 95%. Los datos fueron procesados mediante el programa estadístico Spss 15.0.
RESULTADOS
Se constató, en relación con los niveles de AUS y las variables demográficas, que existen diferencias estadísticamente significativas entre ambos sexos, en el que, el mayor valor corresponde a los hombres sobre las mujeres (307,96 ± 20,97; t = 2,18; p = 0,03), los niveles de AUS no difieren en lo relacionado con la variable color de la piel, pues los pacientes de piel blanca presentan niveles ligeramente superiores (297,39 ± 17,43; t = 0,56; p = 0,57). Algo similar ocurre con los antecedentes de diabetes mellitus en el cual, la diferencia del AUS entre diabéticos y no diabéticos no fue significativa (t = 0,13; p = 0,65), así como los antecedentes de ECV previa donde se encontró una media mayor para los que tuvieron un evento cerebrovascular previo (326,28 ± 44,01) sobre los que no lo tuvieron (293,62 ± 15,62), con una p = 0,09 y un valor de t = 1,67. (Tabla 1).
Los mayores valores de media corresponden a los clasificados como de origen cardioembólico (331,04 ± 76,55) y el menor valor a los clasificados como inhabituales (219,66 ± 73,01). (Gráfico 1).
La relación directa entre la edad y los niveles de AUS demostrada, usando la correlación r de Pearson, para una p = 0,04 y una r = 0,13, La edad y el índice de Barthel presentaron una relación altamente significativa (al 0,01) con un valor de p < 0,001 y una r = -0,30. Además se demuestra una relación estadísticamente significativa entre los niveles de AUS y el índice de Barthel donde la r mostró valores de -0,14 y una p = 0,03. (Tabla 2).
El modelo de regresión logística confirmó la relación independiente entre altos valores del AUS al ingreso y el alto grado de discapacidad (0,015), además de los valores del AUS, otras variables independientes asociadas al grado de discapacidad, como el antecedente de diabetes mellitus, así como la edad, que mostró el valor más significativo (p<0,001). (Tabla 3).
DISCUSIÓN
El índice de Barthel es una de las escalas más usadas para establecer un análisis cuantitativo de la discapacidad o dependencia en los pacientes con enfermedades cerebrovasculares, (18,22-25) por lo que se toman valores que se traducen desde una dependencia total hasta la discapacidad nula; recientes estudios sobre ECV hacen mayor énfasis en el efecto nocivo del ácido úrico sobre el endotelio vascular, por lo que se convierte en un factor de riesgo potencial en estas afecciones.
El presente trabajo refleja la existencia de una diferencia estadísticamente significativa de los valores de AUS entre sexos, con un franco predominio del sexo masculino, de acuerdo con otros estudios sobre el tema, (11,26) sin embargo impresiona el hecho de que, como no se halló una diferencia significativa entre otras variables que reflejan a su vez la presencia de daño vascular como: los antecedentes personales de diabetes mellitus, opuesto a lo que aparece en revisiones sobre el tema, en el que se presenta una media muy superior en los pacientes diabéticos respecto a los que no padecen de esta enfermedad, (27-30) lo mismo ocurre con otros indicadores, fundamentalmente la presencia ECV, pues este refleja la presencia de un lecho vascular previamente enfermo y numerosos estudios establecen una relación entre la presencia tanto de ECV y niveles elevados de ácido úrico en sangre, alegando para esto la posible relación con el daño en el endotelio vascular, el metabolismo oxidativo y agregación plaquetaria que produce. (12, 26, 27,31-35)
Además se demuestra una relación directa entre los niveles elevados de ácido úrico sérico y la dependencia demostrada mediante el índice de Barthel, es decir, a medida que aumentan los valores del AUS aumenta a su vez la discapacidad en los pacientes con una ECV en la fase aguda, lo cual corrobora lo encontrado por otros autores. (26, 29, 36,37)
En relación al tipo de ECV según su etiología se demuestra que los mayores valores de AUS se encontraron en los pacientes que presentaron un ECV de tipo cardioembólico, resultado que está en relación con la presencia en estos pacientes de enfermedad coronaria previa asociada con una disfunción cardiovascular que acarrea a su vez mayor riego de sufrir una ECV, (11,37-39)lo que reafirma la tesis de la afectación que sobre el endotelio vascular produce el ácido úrico, con afección fundamentalmente cerebral y coronaria. (12, 13, 26,33)
Al analizar variables como: valores del AUS, la edad avanzada, y la diabetes mellitus se demuestra que estos constituyen indicadores de riesgo independientes de la discapacidad. (29,40)
La presencia de antecedentes de ECV constituye uno de los indicadores que reveló mayor riesgo de discapacidad, pues generalmente son pacientes que presentan cierto grado de discapacidad luego de un primer evento isquémico, lo cual se agrava cuando ocurre un nuevo infarto cerebral. La variable de mayor significación fue la edad, que demuestra que a medida que la persona envejece va apareciendo cierto grado de dependencia, siendo este mucho mayor si estos pacientes sufren un evento cerebrovascular. (41)