INTRODUCCIÓN
La enfermedad periodontal está considerada entre las afecciones más comunes que afectan el género humano, alcanza una elevada incidencia y prevalencia en todos los países del mundo afectando a la gran mayoría de la población con mayor o menor grado de intensidad. (1,2)
Su origen es considerado multifactorial, y abarca en cierta medida el estilo de vida, pero se considera como el factor etiológico primario la presencia de placa dentobacteriana y de los microorganismos específicos que la colonicen; es modificada por otros factores, como son los de carácter nutricional, genético, anatómico, inmunológico, por enfermedades sistémicas, estrés, el hábito de fumar, el trauma de oclusión, entre otros. (3,4)
La influencia de la oclusión en la patogénesis de la enfermedad periodontal ha constituido un tópico de especulación e investigación desde comienzos de siglo, cuando Karolyi, en 1901, formuló por primera vez la interacción entre el estrés oclusivo y la piorrea alveolar. (5,6)
Se ha planteado que una excesiva sobrecarga oclusal puede dar lugar a cambios distróficos en las estructuras periodontales, fracturas parciales o totales de coronas, alteraciones en el ligamento periodontal, hueso alveolar y cemento, pulpitis, necrosis pulpar, calcificación, reabsorción radicular, anquílosis y fracturas radiculares. (7-9)
Indicaciones clínicas y radiográficas han sido utilizadas actualmente para identificar el “trauma de oclusión”, tales como la recesión gingival, coronas desfavorables, incremento en la movilidad del diente, ensanchamiento del espacio periodontal, pérdida de hueso de tipo angular, entre otras, pero estas son sólo evidencias sustanciales por lo que son insuficientes. (10-14)
Existe poco conocimiento acerca de la magnitud de los daños que las sobrecargas e interferencias oclusales pueden llegar a causar desde el punto de vista periodontal, así como su posible relación con la agudeza de la periodontitis. Por ello es de interés el estudio encaminado a determinar posibles diferencias respecto a la acentuación de los signos clínicos en los dientes con y sin presencia de sobrecargas e interferencias oclusales, por las consecuencias que estas causan sobre el periodonto.
Partiendo de estas consideraciones, el objetivo de este estudio es evaluar la relación existente entre la presencia de sobrecargas e interferencias oclusales, con el agravamiento de la enfermedad periodontal.
MÉTODOS
Se realizó un estudio analítico, descriptivo, en un universo conformado por los pacientes que acudieron al servicio de Periodoncia de la Clínica de Especialidades de Cienfuegos, en el período comprendido de enero de 2002 a enero de 2007, con diagnóstico de periodontitis, interferencias y sobrecargas oclusales.
Como criterio de inclusión, se consideró: edad de 30 a 65 años, la presencia de al menos 10 dientes naturales en cada arcada dentaria, no haber recibido tratamiento periodontal un año previo a su visita, no haber recibido tratamiento de ortodoncia, no presentar ninguna enfermedad sistémica importante, no haber recibido tratamiento con inmunosupresores, no tener prótesis removible y fija, y manifestar conformidad para participar en la investigación. La muestra quedó conformada por 100 pacientes, portadores en su conjunto de 1500 dientes remanentes en la cavidad bucal.
Se consideró que el paciente estaba afectado por una enfermedad periodontal cuando se detectó presencia de: gingivitis, bolsas clínicamente evidentes, movilidad dentaria, recesión gingival, migración dentaria, pérdida ósea vertical, ensanchamiento del espacio del ligamento periodontal. A todos los pacientes con este diagnóstico se les realizó estudio funcional para determinar qué dientes estaban sometidos a sobrecargas e interferencias y cuáles no.
Se analizaron las variables profundidad de la bolsa periodontal, retracción gingival y grado de movilidad dentaria, en relación con los grupos de dientes con y sin presencia de sobrecargas e interferencias oclusales.
Todos los dientes se sometieron a un examen periodontal que incluyó la exploración de la profundidad de la bolsa en mm con sonda periodontal (observación de la distancia entre la base de la bolsa y el margen gingival). Los dientes multiradiculares se examinaron cuidadosamente por la posibilidad de alteraciones de la furca.
Luego de realizar las mediciones por mesial y distal de cada diente tanto por vestibular, como lingual o palatina, se procedió a considerar la bolsa que presentaba mayor profundidad en mm. Posteriormente se compararon, a través de una prueba t para identificar posibles diferencias estadísticamente significativas, las medias de las bolsas de los grupos conformados. Para la medición de la retracción gingival se empleó el índice de retracción gingival; esta se consideró como tal cuando el desplazamiento apical de la encía marginal se encontró a partir de la línea amelocementaria. Para ello se empleó un pie de rey.
Para determinar el grado de movilidad dental se empleó el índice de movilidad dentaria de Miller que consiste en medir la movilidad dental horizontal de un diente en una escala que toma valores de 0 a III, correspondientes al movimiento en incremento de 1 mm. Se determinó colocando los mangos del espejo bucal plano en las caras vestibulares y linguales o palatinas, haciendo los movimientos necesarios para comprobar el grado de desplazamiento; se emplearon los porcentajes como medidas de resumen para esta variable.
RESULTADOS
Se observaron diferencias estadísticamente significativas entre la profundidad media de las bolsas periodontales de ambos grupos (p < 0,05). (Tabla 1)
Al relacionar presencia de sobrecargas e interferencias en relación con la retracción gingival media, se observaron diferencias entre las medias para ambos grupos. (p < 0.05) (Tabla 2)
Se obtuvo una diferencia marcada entre los dientes que no estaban sometidos a sobrecargas e interferencias oclusales y los que sí lo estaban al compararlos con respecto a la movilidad patológica. (81,7 y 6,0 % respectivamente). (Tabla 3)
DISCUSIÓN
Los resultados del estudio avalan la hipótesis de que existen diferencias estadísticamente significativas entre la profundidad media de las bolsas periodontales con respecto a la presencia o no de sobrecargas e interferencias oclusales. Ello puede estar dado por el hecho de que las fuerzas originadas por las sobrecargas e interferencias oclusales ejercen influencias sobre el medio tisular estimulando el sistema osteoclástico y conduciendo a defectos óseos angulares y por consiguiente a la formación de bolsas infraóseas. Existen reportes acerca de una asociación similar, específicamente entre la presencia de contactos oclusales anormales y la severidad de la periodontitis. (15, 16)
Al comparar los grupos conformados pero considerándose la retracción gingival, no se acepta la hipótesis nula de igualdad de medias. La retracción gingival no es considerada generalmente con la misma severidad que otros estados clínicos de la enfermedad periodontal por los odontólogos, sin embargo pueden causar sensibilidad, fractura dental, y necrosis pulpar.
Algunos investigadores han sugerido que las fuerzas oclusales anormales pueden causar lesiones cervicales. (17) Otros sugieren que constituyen el resultado de hábitos parafuncionales. (18) Desde nuestro punto de vista el enfoque sugiere que puede existir relación entre la presencia de fuerzas oclusales no normales y la aparición de retracción gingival, o por expresarlo de otra manera, la retracción tiene un componente oclusal, lo que puede responder a la interrogante de por qué un diente puede presentar retracción mientras que un diente cercano a este no. Otros autores coinciden con nuestro enfoque aunque en sus estudios abordan el problema desde otra perspectiva. (19)
Cuando se comparan ambos grupos respecto a la movilidad dentaria se obtuvo una diferencia marcada entre ellos. Resulta evidente que el grupo no afectado por sobrecargas e interferencias no muestra dientes que presenten movilidad grado II y III, situación que no se presenta en el grupo alterno donde el 41,4 % de los dientes evaluados resultaron ubicados en el rango de movilidad dental II y III; ello conduce a suponer cierta asociación entre la movilidad dentaria y la presencia de estos factores condicionantes. Este resultado concuerda con el criterio de que la agresión producida por las fuerzas oclusales excesivas, constituyen causa común de movilidad dental, que ocurre en estos casos inicialmente como resultado de la resorción de la capa ósea cortical y luego, como un mecanismo de adaptación resultante, el ensanchamiento del espacio periodontal. (2)
Las sobrecargas e interferencias oclusales parecen formar parte integral del proceso destructivo que acompaña a la enfermedad periodontal. En el estudio pudo demostrase que específicamente la profundidad de las bolsas, el grado de movilidad dentaria y la retracción gingival, están en relación proporcional a la presencia de sobrecargas e interferencias oclusales, y por tanto, a la agudización de los efectos de la enfermedad periodontal.