INTRODUCCIÓN
La seguridad del paciente es una disciplina de la atención de salud que surgió con la evolución de la complejidad de los sistemas de atención de la salud y el consiguiente aumento de los daños a los pacientes en los centros sanitarios. “A nivel mundial 4 de cada 10 pacientes sufren lesiones en la atención primaria y ambulatoria. Se puede prevenir un 80 % de los daños.”(1)
Los errores más graves se relacionan con el diagnóstico, prescripción y uso de medicamentos; se ha estimado que alrededor de dos tercios de todos los eventos adversos resultantes de una atención poco segura y los años perdidos por discapacidad y muerte se producen en países de ingresos bajos y medios.(2)
En Latinoamérica, el estudio IBEAS demostró que 10 de cada 100 pacientes ingresados en un día determinado en los hospitales estudiados habían sufrido daño producido por los cuidados del personal de salud, riesgo que era duplicado si considerábamos todo el tiempo en que el paciente estuvo hospitalizado. De modo que 20 de cada 100 pacientes ingresados presentaron al menos un tipo de evento a lo largo de su estancia en el hospital.(3)
Es importante identificar los puntos débiles y establecer una línea base para realizar mejoras continuas y disminuir al mínimo los eventos adversos. Este enfoque se centra en la prevención y la mejora continua como la clave para la seguridad del paciente.(4)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llevado a cabo investigaciones que muestran que millones de pacientes en todo el mundo sufren lesiones o mueren debido a una atención médica deficiente o insegura. De hecho, uno de cada diez pacientes experimenta algún tipo de daño durante su tratamiento, incluso en clínicas y centros de salud bien financiados y equipados. En países en desarrollo, estas estadísticas son aún peores y los pacientes están expuestos a un mayor riesgo de eventos adversos causados por el personal de salud. Por lo tanto, es importante reconocer nuestra responsabilidad como personal de salud para evitar causar daño a los pacientes con prácticas médicas deficientes o actitudes malintencionadas.(5)
Por otro lado, Ferrín Sandy(6) estableció que el grado de cumplimiento de las normas de bioseguridad con respecto a las medidas de protección implica el lavado de manos con una técnica y duración apropiadas, lo que representa un 87 % de los profesionales encuestados, es decir, 20 personas. Los resultados de este estudio, por su parte, muestran que el 89,5 % de los profesionales de la salud, lo que equivale a 20 personas, realiza el lavado de manos antes de cada procedimiento de acuerdo con la normativa del Ministerio de Salud Pública (MSP). Esto indica que las normas de bioseguridad se están cumpliendo en gran medida.
Actualmente, se busca mejorar los procesos realizados en enfermería incorporando una cultura de seguridad.(7) Según Rocco y Garridob los errores no deben seguir ocurriendo por el hecho de ser humanos imperfectos, no es una excusa valida, en relación con el cumplimiento de los 15 correctos en la administración de medicamentos.(8)
La seguridad del paciente es una cuestión crítica en la atención del personal sanitario, por lo que es importante revisar y desarrollar este aspecto para establecerlo como un valor esencial. Es necesario identificar el conocimiento del personal en cuanto a los eventos adversos (EA),(9) desde su concepto hasta su percepción y cultura en cuanto al reporte. También, es importante saber si el personal cuenta con instrumentos para realizar reportes y la información generada a partir de los datos obtenidos.
Es necesario establecer una cultura de seguridad del paciente en las unidades operativas y en el personal de salud que los atiende. Esto implica identificar tanto las debilidades como las fortalezas presentes, para disminuir los riesgos de eventos adversos y proporcionar estrategias para mejorar la calidad de atención y reducir riesgos.
El Ministerio de Salud Pública del Ecuador (MSP), ha abordado la problemática desde la perspectiva de la calidad de los servicios de salud, para lo cual en el año 2013 lidera el proyecto de Acreditación Hospitalaria en base al Modelo Canadiense, aprendizaje valioso que impulsó la necesidad de expandir la seguridad del paciente como pilar de la gestión en salud y eje transversal de la excelencia en la atención sanitaria, a todos los establecimientos de salud del territorio ecuatoriano con las distintas regulaciones internacionales.(3)
La seguridad del paciente es un principio fundamental de la atención médica y ahora se reconoce como un desafío de salud pública global amplia y creciente. A pesar del trabajo pionero en algunos entornos de atención médica, los esfuerzos globales para reducir la carga de daño a los pacientes no han cambiado significativamente en los últimos 15 años.(10)
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, esta investigación pretende determinar la cultura de la seguridad del paciente en el personal sanitario del Centro de salud Canoa.
MÉTODOS
Se realizó un estudio mixto de corte trasversal, descriptivo, para determinar la cultura de la seguridad del paciente en el personal sanitario del Centro de salud Canoa durante el año 2022.
La población estuvo compuesta por 19 profesionales de la salud y como segunda población los usuarios que han asistido desde el mes de agosto del 2021 hasta julio del 2022 a la unidad ( 27 377) de la cual se aplicó un muestreo aleatorio simple en el que se obtuvo una muestra de 379 pacientes que cumplían con los criterios de inclusión del estudio.
27377 * 1.96² * 0.5 *0.5
n= --------------------------------------------- = 379
0.05² * (27377-1) + 1.96² * 0.5 *0.5
Los criterios de inclusión para los pacientes que asistieron al Centro de Salud Canoa fueron: pacientes que tengan más de 18 años sin importar edad, sexo, etnia, religión y estrato social y para el personal de sanitario, los que estén laborando en el C.S. Canoa.
Las variables utilizadas en el estudio fueron:
Personal sanitario: según lo establecido por los sistemas de salud, que solo pueden trabajar con trabajadores de la salud para una mejor cobertura de los servicios de salud y lograr el más alto nivel de aceptabilidad y calidad.(11)
Cultura de seguridad del paciente: la cultura de seguridad está vinculada con las actitudes que asume el personal sanitario, para evitar cualquier daño en la atención del paciente.(12)
Normas de bioseguridad: conjunto de medidas que buscan minimizar los riesgos laborales para los trabajadores de la salud y crear un ambiente seguro para los pacientes en el sistema hospitalario, evitando la aparición de infecciones relacionadas con la atención sanitaria.(13)
• Variable dependiente: Cultura de seguridad
• Variable independiente: Nivel de conocimiento del personal sanitario
La técnica utilizada fue una encuesta de nueve preguntas cerradas a los pacientes de la C.S Canoa y para la observación se usó una guía de observación para evaluar la aplicación de las Normas de Bioseguridad, por parte del personal sanitario que estaba laborando.
Para analizar los datos se procedió a realizar una base de datos en Excel y se aplicaron estadísticas descriptivas obteniendo porcientos para realizar las tablas de contingencias con las variables de estudio.
Para el presente estudio se contó con el permiso a las autoridades competentes del Centro de Salud Canoa y el personal que labora en la unidad, a través de un consentimiento informado, donde se explica el carácter anónimo de los datos recogidos y que serán solo para uso de la investigación.
RESULTADOS
En relación con el cumplimiento de los 15 correctos en la administración de medicamentos, los resultados demuestran que los profesionales de salud cumplen con cada uno de estos; se evidenció que todos preparan y administran el medicamento ellos mismos, y 94,7 % cumplen con administrar el medicamento correcto, la dosis correcta, verifican la fecha de caducidad y educan al paciente y la familia a la hora de administrar un medicamento; sin embargo al verificar los antecedentes alérgicos un 42,1 % del personal evaluado no lo realiza. (Tabla 1).
Con respecto al cumplimiento de las medidas de protección personal, los resultados obtenidos indican que la mayoría de los profesionales de salud que participaron en el estudio las cumplen adecuadamente. De acuerdo con la información recolectada, se constata que el 84,2 % de los participantes utiliza la mascarilla dentro de la unidad operativa debido a la pandemia de Covid-19, mientras que el 84,2 % no utiliza gorros debido a la falta de insumos en el momento de la redistribución de estos. (Tabla 2).
En cuanto al manejo de los desechos en el ámbito de la atención sanitaria, los resultados obtenidos reflejan una adecuada gestión por parte de la mayoría de los profesionales de la salud. Concretamente, el 94,7 % de los participantes ha demostrado ser capaz de descartar adecuadamente los materiales utilizados en su jornada laboral y de clasificarlos de manera correcta. Además, el 89,5 % de los observados realiza el reencapsulado de aguja con una sola mano en el servicio, lo que demuestra una buena práctica para prevenir pinchazos accidentales. Es importante destacar que los participantes indicaron que no cuentan con contenedores rígidos o especiales para el descarte del material corto punzante durante su actividad laboral y utilizan botellas recicladas para su almacenamiento e inactivación con hipoclorito de sodio al 1 %. (Tabla 3).
La observación del lavado de manos en el ámbito de la salud mostró que la totalidad de los profesionales encuestados lleva a cabo esta práctica. Además, se destaca que el 94,7 % de los participantes manifiesta una similitud significativa en sus respuestas al cumplir con el lavado de manos antes y después de cada procedimiento, y posee una técnica adecuada en la colocación y retirada de los guantes. Sin embargo, un 21,1 % de los encuestados no cumple con el tiempo recomendado para el lavado de manos o no utiliza los recursos adecuados para esta tarea, según las normativas establecidas. (Tabla 4).
Se evidenció la mayor cantidad de respuestas positivas en las opciones correspondientes al trato y la información brindada por el personal de la unidad, alcanzando un gran porcentaje de respuestas positivas; 81,8 % de los pacientes refieren que sí le pidieron su consentimiento o permiso antes de realizar alguna prueba o procedimiento; el 78,6 % recibió suficiente información sobre su tratamiento y el menor porcentaje de los encuestados manifestó estar en nada satisfecho respecto a preguntar al personal sanitario todas las dudas que tenía, equivalente a un 0,5 %. (Tabla 5).
DISCUSIÓN
El estudio recopiló información sobre el significado, los procesos y el uso de los equipos de protección personal, los cuales son necesarios para prevenir la exposición tanto del personal sanitario como de los pacientes que acuden a la unidad operativa. Aunque la tecnología y los tratamientos actuales han mejorado significativamente el estado de los pacientes, esto no significa que estén exentos de riesgos o daños debido a las deficiencias en los suministros de equipos de protección personal por parte de las instituciones públicas. Como resultado, los profesionales de la salud utilizan mascarillas en el 84,2 % de los procedimientos,(14) un resultado similar al estudio realizado por Ferrín(6) en el Hospital General Esmeraldas Sur Delfina Torres De Concha que observó que el 100 % del personal sanitario usa los equipos de protección personal de manera adecuada.
Según los resultados obtenidos al evaluar el cumplimiento de los 15 correctos para administrar medicamentos de manera efectiva, los profesionales de la salud que participaron en el presente estudio cumplieron con todos los pasos, evidenciándose que el 100 % de los encuestados se encarga de preparar y administrar el medicamento por sí mismos tanto médicos como enfermeros. Estos resultados concuerdan con el estudio realizado por Cedeño(15) en el centro de salud Las Palmas de Esmeraldas, donde se descubrió que el 93 % del personal entrevistado afirmó utilizar los 15 pasos necesarios para administrar medicamentos de manera adecuada.
De acuerdo con los hallazgos obtenidos tras la evaluación del cumplimiento de las medidas de protección personal, se observó que el 84,2 % de los participantes utilizó mascarillas dentro de la unidad operativa debido a la pandemia de Covid-19. Estos resultados concuerdan con el estudio previo realizado por Ferrín,(6) en el que el 100 % de los 23 profesionales estudiados emplearon mandil, mascarilla y gorro, medidas de barrera esenciales en el contexto hospitalario.
De acuerdo con los resultados obtenidos de la evaluación del manejo de desechos, el 94,7 % de los participantes fue capaz de desechar adecuadamente los materiales utilizados durante su jornada laboral y clasificarlos correctamente. Estos resultados concuerdan con el estudio de Ferrín,(6) el cual señala que el manejo de desechos en el ámbito hospitalario es mayoritariamente adecuado, como lo demuestra el hecho de que el 91 % (equivalente a 21 profesionales) clasifican correctamente los desechos antes de su eliminación.
En cuanto al lavado de manos, los profesionales utilizan métodos que siguen las técnicas establecidas para ponerse los guantes, según la guía de observación para evaluar la aplicación de las normas de bioseguridad, el 94,7% lo hace correctamente. Además, el 78,9 % realiza adecuadamente el lavado de manos después de cada procedimiento. Como resultado, se llegó a la conclusión de que lavarse las manos después de tener contacto con el paciente previene la propagación bacteriana y, por lo tanto, reduce el riesgo de infecciones nosocomiales.(16)
Mientras, para Álvarez y González la seguridad del paciente es importante en todo momento porque requiere una decisión rápida y de riesgo, se debe manejar por formalidades, lineamientos o prácticas que guíen al enfermero a una toma de decisión eficaz que promueva la seguridad considerando tanto los aspectos positivos como los negativos para elegir un protocolo acorde a su necesidad y para ello se debe trabajar en equipo para adquirir una retroalimentación que limite los errores antes cometidos durante un evento adverso, procurando la implementación de una guía práctica que maneje todos los protocolos según se vayan actualizando las técnicas y fomentando una cultura de seguridad del paciente.(17)
Álvarez, González y Ferrín, coinciden en que la seguridad del paciente depende del trabajo en equipo de enfermería que es la herramienta principal para obtener una cultura en seguridad, cada uno del personal de salud se debe desenvolver en términos de conocimientos o experiencias respecto a una técnica empleada en dicho proceso y el procedimiento realizado debe ser escogido según la eficacia y mejora continua del paciente, para ello ya debe existir un protocolo en cada institución pública o privada sobre los procesos de cómo, cuándo, dónde y en qué tiempo el paciente mejoraría, según estas técnicas vayan quedando en desuso se actualiza el contenido con una retroalimentación y plasmando dicha actualización con un manual.(18)
El estudio permitió medir la cultura de seguridad del paciente en el personal sanitario del Centro de Salud de Canoa. Además, se lograron identificar las debilidades en cultura de seguridad del paciente que tiene el personal sanitario por lo que es importante establecer estrategias para mejorar la calidad de atención, mejorar la comunicación, reducir los riesgos de eventos adversos y fomentar una cultura de seguridad en el personal sanitario de la unidad operativa.
Al medir el nivel de satisfacción de los pacientes se pudo determinar que reciben una atención con la suficiente información sobre su tratamiento con un considerable porcentaje de aceptación por parte de los pacientes que acuden al centro de salud de Canoa y a su vez esto permitió conocer de manera precisa sus necesidades, expectativas y opiniones para mejorar la calidad de atención
La aplicación de cada uno de los protocolos del programa de seguridad del paciente por parte del personal sanitario permite identificar la causa raíz de muchos errores en seguridad del paciente, y adicional los conlleva a adquirir conocimientos sobre las prácticas seguras para reducir el riesgo de los eventos adversos, fomentar una cultura de seguridad, mejoras en la calidad de atención y fortalecer la confianza de los pacientes dentro de los servicios de salud.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
Contribuciones de los autores
Conceptualización de ideas: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Curación de datos: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Análisis formal: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Investigación: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Metodología: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Visualización: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Redacción del borrador original: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Redacción, revisión y edición: Jesús Alejandro Bajaña Romero, Mayra Leticia Ortiz Orobio.
Financiación
Sin financiamiento externo.