INTRODUCCIÓN
El suicidio es una de las causas de muerte más frecuentes en el mundo, y genera un grave problema de salud pública, con un impacto devastador en la sociedad, pues son innumerables las secuelas que trae consigo un hecho de esta magnitud.(1)
El intento suicida es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como un acto con una consecuencia no fatal. El individuo lo realiza de forma deliberada, y es una conducta no habitual con amenaza para la vida, que sin la intervención de otros le causa autodaño; en ocasiones, por ingestión de una sustancia en dosis superior a las terapéuticas reconocidas, con el objetivo de producir determinados cambios a través de las consecuencias físicas y psíquicas reales o esperadas cercanas a la muerte. El comportamiento suicida es continuo, y va desde la ideación en sus diferentes expresiones, pasando por las amenazas, gestos e intentos, hasta el suicidio propiamente dicho.(2)
A nivel mundial, según la OMS, cerca de 800000 personas se suicidan cada año, lo que equivale a la muerte de una persona cada 40 segundos, estimación que la ubica en el segundo lugar de causas de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años de edad. Uno de los hallazgos más preocupantes es el aumento de las tasas de suicidio entre los adolescentes, estimadas en 2016 en unas 62000 muertes, ocupando el tercer lugar de las causas de muerte en ese grupo etario.(2)
En Cuba, a partir del año 2000 las lesiones autoinfligidas han pasado de ser la séptima causa de muerte a la novena. Según estadísticas nacionales, al cierre de 2016 se registró una tasa de intento suicida en el grupo de 10 a 19 años de 2,0 por 100000 habitantes. Al cierre de 2018 se registró un total de 1493 fallecidos por suicidio, contra 1569 en 2017.(3)
En la provincia de Holguín, según Registro Estadístico, el suicidio alcanza una tasa de mortalidad general de 18,7 por 100000 habitantes en el año 2004; se reduce hasta 10,6 en 2012 y se incrementa hasta 18,4 en 2014. En la adolescencia la tendencia es descendente, desde tasas de 17,5 en 1999, hasta 2,3 en 2014, pero el intento suicida constituye el problema fundamental de salud mental, con tasas de hasta 250 intentos por 100 000 habitantes.(4)
El Programa Nacional para la Prevención y Atención a la Conducta Suicida en Cuba tiene como objetivos principales: evitar el primer intento suicida, impedir la repetición del intento suicida y evadir el suicidio. El incremento mundial de la conducta suicida de la población joven es una realidad a la que ningún país debe restar importancia. En Cuba, a pesar de los logros obtenidos en ese sentido, el intento suicida en edades pediátricas es un problema de salud mental, con particularidades contextuales en la provincia Holguín que requieren de investigaciones que incrementen su conocimiento.
Por todo lo anterior, se decidió realizar la presente investigación con el objetivo de caracterizar desde el punto de vista clínico y epidemiológico a los pacientes pediátricos con intento suicida.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y retrospectivo, de corte transversal, en pacientes pediátricos con intento suicida ingresados en el Hospital Pediátrico Provincial Octavio Concepción y de la Pedraja, de la provincia de Holguín, durante el periodo comprendido entre enero 2020 y diciembre 2021.
El universo estuvo conformado por 397 pacientes. Se incluyeron en la investigación todos aquellos pacientes menores de 18 años, atendidos en la institución hospitalaria por intento suicida en el periodo de estudio. Se excluyeron los fallecidos y aquellos cuyas historias clínicas no contenían todas las variables a estudiar. Se trabajó con la totalidad del universo.
Las variables estudiadas fueron la edad (según años cumplidos: menores de 12 años, 12-15 años, 16-18 años), el sexo (según sexo biológico: femenino, masculino), procedencia (urbana o rural) y método utilizado (ahorcamiento, ingestión de psicofármacos, herida por arma blanca, caída desde una altura, ingestión de otras sustancias).
Se confeccionó un modelo para la recolección de la información, la cual fue procesada en una base de datos en Microsoft Excel en su versión 2013, para su análisis mediante estadística descriptiva. La información fue organizada en tablas de frecuencias absolutas y porcentajes.
Se solicitó la aprobación del estudio por parte del Comité de Ética Médica y del Comité Científico de la institución, los cuales otorgaron los permisos necesarios. Todos los procesos se realizaron bajo previo consentimiento informado de la institución, jefes de sala y padres (por carecer el niño de autonomía). Se cumplió en todo momento con los principios éticos de la investigación científica de beneficencia, no maleficencia, justicia y autonomía.
RESULTADOS
Del total de pacientes estudiados, 198 pertenecían al grupo de edades entre 16 y 18 años para un 48,4 %. (Tabla 1).
La mayor cantidad de pacientes pertenecieron al sexo femenino, siendo un total de 296 para un 74,6 %. (Tabla 2).
Predominaron los pacientes de procedencia urbana, quienes representaron el 70,3 % del total. (Tabla 3).
Un total de 358 pacientes utilizaron como método la ingestión de psicofármacos, para un 92,2 %. (Tabla 4).
DISCUSIÓN
Analizar el comportamiento de los intentos suicidas en edades pediátricas resulta de vital importancia, ya que los pacientes menores de 18 años constituyen un grupo de riesgo considerable. Este planteamiento se evidencia en investigaciones,(5,6) que describen el comportamiento del intento suicida en todas las edades, y donde los pacientes entre 10 y 19 años representaron el segundo grupo etario de mayor incidencia.
En el estudio de Sánchez Fernández y colaboradores(5) representaron el 42 %, solo superados por los pacientes de 25 a 59 (46,0 %). Se sugiere que las edades pediátricas fueron superadas por la adultez, porque este grupo abarcó un periodo mayor de tiempo de vida. En el de Beitia Cardona y colaboradores(6) representaron el 30 %, superados por los pacientes de 20 a 29 (32,4 %). En ambos estudios existió predominio de la población femenina (74,0 y 63,81 % respectivamente).
En cuanto a las características sociodemográficas de los pacientes con intento de suicidio en las edades pediátricas, existe diversidad de criterios, pero por lo general, se señala su mayor incidencia en pacientes del sexo femenino, entre 15 y 19 años, y de procedencia urbana.
En la presente investigación se obtuvieron resultados similares a los de Loyola Cabrera y colaboradores,(3) quienes describieron las características del intento suicida en adolescentes entre 10 y 18 años de edad en la provincia de Ciego de Ávila, y observaron predominio del sexo femenino (82,95 %), las edades entre 15 y 18 años (67,61 %) y la procedencia urbana (82,39 %),
Algo similar sucede con el estudio de Barrueto Peña y colaboradores,(7) realizado para identificar aspectos psicosociales y epidemiológicos referentes al comportamiento suicida en el municipio de Las Tunas, donde se encontró que el grupo de edades entre los 15 y los 18 años representó el 64,3 % de los adolescentes con intentos suicidas, e igualmente mayor presencia del sexo femenino (85,1 %).
Se coincidió con la investigación de Pantoja Chamorro y colaboradores,(8) en relación con el sexo y la procedencia, ya que la mayor prevalencia se observó en el sexo femenino (74,2 %), y los que vivían en un ambiente urbano (82,8 %). A pesar de esto, la edad promedio fue inferior al rango predominante en la presente investigación, siendo de 14,7.
En el estudio de García López y colaboradores(9) se abordan los niveles de actitud de riesgo hacia el intento suicida y el funcionamiento familiar. Con este se concuerda en relación con el sexo, pues predominaron los pacientes del sexo femenino, no así con respecto a la edad, ya que la mayor incidencia estuvo en la adolescencia intermedia (15 – 17 años) con un 69,96 %.
Otro estudio, realizado en Argentina,(10) analizó la mortalidad por suicidio en niños y adolescentes de 5 a 24 años, e identificó un predominio del sexo masculino, y que en este sexo la mortalidad aumenta con la edad. Mientras que en una serie de adolescentes peruanos atendidos por intento suicida,(11) el 55,1 % tenían entre 14 y 16 años; y el 78,3 % pertenecieron al sexo femenino.
La mayor incidencia de los intentos de suicidio en las edades de 15 a 18 se encuentra en correspondencia con los acontecimientos y conflictos propios de la adolescencia (tardía). Entre estos se encuentran: desilusiones amorosas, embarazos en la adolescencia, problemas escolares, la decisión de escoger una carrera, una mayor presión social y familiar, acoso o bullying, problemas de identidad de género y orientación sexual, problemas de autoestima y aceptación física, entre muchos otros.
Además, las chicas suelen ser más impulsivas y emocionales a la hora de tomar decisiones. En muchas ocasiones optan por intentar suicidarse, en lugar de afrontar los problemas cotidianos. Pueden experimentar situaciones muy desagradables como violaciones o abusos sexuales, embarazos no deseados y problemas de autoaceptación, que pueden propiciar el desarrollo de una conducta suicida.
En relación con la procedencia, resulta innegable que el estilo de vida urbano es muy ajetreado y estresante, y trae aparejados problemas que influyen en la mentalidad de los pacientes. Los niños de las grandes ciudades pueden sentirse ignorados por la sociedad o recibir maltratos, ya sea en las escuelas o en las propias familias.
La ingestión de psicofármacos es el método más empleado para cometer el acto suicida. Esto queda respaldado por las investigaciones de García López y colaboradores(9), y Loyola Cabrera y colaboradores,(3) donde el 62,96 % y 59,09 % de los pacientes respectivamente, emplearon la ingestión de psicofármacos en los intentos suicidas.
En la investigación de Hernández Loriga y colaboradores,(12) con vistas a caracterizar variables epidemiológicas relacionadas con las intoxicaciones exógenas agudas en infantes, se encontró que el mayor porcentaje de ellas ocurrió de forma intencional como tentativa suicida (64,1 %). Los medicamentos ocuparon el primer lugar (87,3 %) de los tóxicos identificados, y el consumo de psicofármacos representó el 68,3 %.
En la investigación de Pérez Arteaga y colaboradores, el análisis de los intentos suicidas se realiza desde la perspectiva de la Atención Primaria Salud (policlínico), y también aquí el método que más se utilizó para autoagredirse resultó la ingestión de fármacos (80,4 %). Dentro de los psicofármacos más empleados, estuvieron la carbamazepina, el nitrazepám y el clordiazepóxido. Cabe aclarar, que mientras menos seriedad posee el método, se evidencia poca planificación del hecho, y por el contrario, mientras más serio es el método de suicidio, mejor es la planificación del acto. Además, se afirma que el 78,4 % de los adolescentes no tuvo la intención de morir, y usaron métodos blandos o menos letales como es la ingestión de fármacos, por lo que se percibe la relación entre el método y la intención de morir.(13)
En la investigación de González Borges y colaboradores(14) se encontró relación entre el empleo de psicofármacos (71,6 %), el riesgo no letal (54,4 %), la poca seriedad en la intención (45,6 %) y la gravedad nula (47,4 %). La serie analizada por Barrueto Peña y colaboradores(7) encontró que la ingestión de tabletas como método suicida representó más del 97,4 %.
Una caracterización de los patrones epidemiológicos de la intoxicación medicamentosa en adolescentes, encontró predominio de las intoxicaciones por ansiolíticos (30 %), seguidas de las polimedicamentosas (25 %). El 95% de los pacientes manifestó intención suicida, de los cuales el 55 % ya tenía antecedentes.(15) En la investigación de Chemes Marriel,(10) sin embargo, las intoxicaciones resultaron menos significativas que otros mecanismos, siendo el ahorcamiento el más utilizado (87,63 %).
El consumo de psicofármacos es un método de intento suicida tan frecuente por su fácil acceso, tanto dentro del hogar como fuera de este. Es muy común que algún miembro de la familia consuma sustancias antidepresivas o ansiolíticas, que pueden ser muy peligrosas para pacientes pediátricos. En ocasiones, los pacientes no desean realmente morir, solo atentan contra su vida como forma de atraer la atención de sus padres en familias disfuncionales.
La pandemia de la COVID-19 ha sido un factor agravante en la incidencia de suicidios a nivel mundial. Las edades pediátricas se han visto especialmente afectadas. Sin lugar a dudas, las medidas necesarias para evitar el contagio representan un aspecto importante en el control de la enfermedad, pero a su vez, han influido en los modos de pensar y de actuar de las personas, en especial de los niños y adolescentes.
El confinamiento, cuarentena y/o distanciamiento físico, han sido muy perjudiciales para la salud mental de estos grupos vulnerables, que se han visto especialmente dañados por la situación. La relación con sus contemporáneos, resulta indispensable en la adolescencia, así como la recreación y esparcimiento, y ambos han estado muy limitados, lo que ha propiciado los sentimientos de soledad e incomprensión.
El intento suicida se comportó en el hospital Pediátrico de Holguín de forma similar a lo reportado en otros contextos de estudio, con mayor frecuencia entre los adolescentes mayores de 16 años, en el sexo femenino, la procedencia urbana y generalmente mediante la ingestión de tabletas.
Conflictos de intereses:
Los autores declaran que no existen conflictos de intereses.
Contribución de autores:
Conceptualización: Nilda Ramona Sarmiento Ardebol, Jorge Antonio Fernández Carballo
Análisis formal: Dayana María Fernández Sarmiento, Frank Miguel Hernández Velázquez
Investigación: Nilda Ramona Sarmiento Ardebol, Jorge Antonio Fernández Carballo, Dayana María Fernández Sarmiento, Frank Miguel Hernández Velázquez
Curación de datos: Dayana María Fernández Sarmiento, Frank Miguel Hernández Velázquez
Metodología: Nilda Ramona Sarmiento Ardebol, Jorge Antonio Fernández Carballo, Dayana María Fernández Sarmiento, Frank Miguel Hernández Velázquez
Redacción – borrador original: Nilda Ramona Sarmiento Ardebol, Jorge Antonio Fernández Carballo
Redacción – revisión y edición: Dayana María Fernández Sarmiento
Redacción – revisión y edición: Frank Miguel Hernández
Financiación:
No se recibió financiación para el desarrollo del artículo.