INTRODUCCIÓN
En el estudio de las enfermedades cardiovasculares no se puede subvalorar la importancia de la historia clínica y el examen físico. Una historia clínica cardiológica completa comienza con los detalles del período perinatal, incluyendo la presencia de cianosis, dificultad respiratoria o prematuridad. Las complicaciones maternas, como la diabetes gestacional, los fármacos, el lupus eritematoso sistémico o el abuso de drogas, se pueden asociar a problemas cardíacos. Si los síntomas cardíacos empiezan durante la lactancia, debe tenerse en cuenta el momento de aparición de estos, ya que puede ofrecer información importante acerca del trastorno cardíaco específico.(1)
La valoración clínica de una persona con alguna enfermedad cardiovascular confirmada o sospechada comienza con los clásicos métodos de la anamnesis y la exploración física dirigida. La amplitud de ambas actividades depende del contexto médico para la fecha en que el paciente acude al médico, que van desde la visita de “seguimiento” de tipo ambulatorio planeada hasta una revisión más dirigida en una sala de urgencias. En los últimos 20 años han menguado poco a poco las habilidades y la cabalidad con que se realiza una exploración física, en todos los niveles, desde el estudiante hasta el especialista catedrático y ha surgido una gran preocupación por parte del profesorado clínico y médico. Hoy día solo un pequeño número de residentes en medicina interna y medicina familiar identifica las manifestaciones clínicas clásicas de las enfermedades del corazón.(2)
Es muy importante realizar la primera exploración de un recién nacido (RN) en el centro de salud hacia la primera semana de vida, pues algunas cardiopatías potencialmente graves (como la coartación de aorta) pueden pasar inadvertidas en los primeros días. Así, se debe poner especial atención en la auscultación de la espalda (buscando un soplo) y en la palpación de los pulsos. Exámenes complementarios como radiografía de tórax y electrocardiograma son de utilidad variable y de interpretación siempre supeditada a la clínica.(3)
Los pulsos periféricos se deben explorar en todo niño que vemos por primera vez, independientemente de la edad que tenga. Con el fin de descartar una coartación de aorta se debe evaluar la amplitud de los pulsos femorales en comparación con los braquiales. La existencia de unos buenos pulsos femorales no excluye el diagnóstico cuando el ductus es ampliamente permeable.(4)
El objetivo de este trabajo es hacer un llamado de atención sobre la importancia del método clínico en el diagnóstico de las cardiopatías congénitas.
DESARROLLO
El término coartación de aorta, se refiere a un estrechamiento de la arteria aorta que produce una obstrucción al flujo aórtico.(5) Típicamente se localiza en la aorta torácica descendente distal al origen de la arteria subclavia izquierda. Se puede asociar a diferentes condiciones, tales como: válvula aórtica bicúspide, arco aórtico hipoplásico, y aberración de los vasos de cuello.(5)
De forma infrecuente la coartación se localiza en la aorta abdominal o se presenta como un segmento de amplia longitud en la aorta descendente.(6) Estos hallazgos se consideran entidades diferenciadas con distintos orígenes embriológicos y requieren un tratamiento quirúrgico específico.(7)
La autora de este trabajo tuvo como experiencia el caso de un neonato que al nacer estuvo ingresado en neonatología con oxigenoterapia por 12 horas; sin otras complicaciones se le dio de alta del servicio a las 24 horas, con egreso hospitalario al tercer día. En su comunidad fue captado por el médico de familia en las primeras 48 horas de egresado y por pediatra antes de los 7 días. Llamó la atención que durante la segunda evaluación la mamá refirió que el niño respiraba muy rápido y que notaba que tenía un salto en el estómago.
En la exploración física: polipnea 70 respiraciones por minuto que toleraba sin dificultad con tiraje intercostal, no cianosis; 140 por minuto de frecuencia cardiaca con soplo sistólico II/VI en borde esternal izquierdo, sin otras alteraciones. Se localizó al cardiólogo pediatra para su remisión.
El niño fue ingresado para estudio, con diagnóstico de miocardiopatía hipertrófica y tratamiento con espironolactona (1mg/1ml) 5 ml c/12 horas. Los especialistas comprobaron pobre respuesta al tratamiento, y ecografía con el mismo patrón descrito al ingreso, electrocardiograma que corroboraba los signos de hipertrofia izquierda. Otros exámenes corroboraron la presencia de coartación de la aorta.
En este caso fue imprescindible la toma de la tensión arterial para discernir el diagnóstico de la coartación de la aorta abdominal, lo cual permitió realizar el diagnóstico diferencial con la miocardiopatía hipertrófica, ya que los hallazgos imagenológicos y electrocardiográficos son similares en ambas entidades nosológicas.
Esto evidencia la importancia del correcto examen físico cardiovascular en los diagnósticos precoces de la sospechas de las cardiopatías congénitas a todos los niveles de atención.
Tomando en cuenta lo anterior es fácil estar de acuerdo con que la evaluación clínica del sistema cardiovascular es mucho más amplia que la simple auscultación del tórax. Requiere una visión integral del paciente.
La autora conoció de estos pormenores al estar en contacto con la atención secundaria, desde su posición de médico de familia.
CONCLUSIONES
En el estudio de las enfermedades cardiovasculares no se puede subvalorar la importancia de la historia clínica y el examen físico. El método clínico tiene una singular importancia en estos casos.
Conflicto de intereses
La autora declara que no posee conflicto de intereses
Contribuciones de los autores
Conceptualización: Ana Rachel Carvajal Palacios.
Visualización: Ana Rachel Carvajal Palacios.
Redacción, revisión y edición: Ana Rachel Carvajal Palacios.
Financiación
Policlínico Docente Cecilio Ruiz de Zárate. Cienfuegos. Cuba.