INTRODUCCIÓN
Los hábitos bucales deformantes son considerados como problema de salud frecuente en la población infantil. Su origen multicausal, así como su mantenimiento o aparición en edades tempranas del niño, condicionan la necesidad de realizar programas preventivos basados en diferentes medidas y procedimientos, con el objetivo de disminuir su incidencia. (1)
Los hábitos son patrones neuromusculares que se aprenden. Pueden definirse como la costumbre o práctica que se adquiere de un acto, por su repetición frecuente. Inicialmente es un acto voluntario o consciente, que se convierte en involuntario o inconsciente cuando se arraiga. (2-4)
Los hábitos bucales son de indudable causa primaria o secundaria de maloclusiones o deformaciones dentomaxilofaciales, a pesar de las discusiones relacionadas con la edad en la que pueden ser consideradas como normales. (5) De acuerdo a la edad del paciente, su biotipo y duración e intensidad con que se realiza el hábito, serán las anomalías dentomaxilofaciales que se presenten. (6)
Si no se conoce cómo se comportan los factores de riesgo de anomalías dentomaxilofaciales en nuestro medio, no se podrán realizar programas preventivos efectivos que nos permitan actuar de forma precisa con vistas a la prevención. (7)
No todas las maloclusiones puedan prevenirse, ni de hecho pueden todas interceptarse, pero los factores ambientales y funcionales que intervienen en su origen, pueden y así ocurre, modificar el factor genético, por tanto la prevención descansa enteramente en la confianza de que la cantidad y calidad de ellas sí pueden llegar a reducirse en la población infantil. (8)
La mayoría de las enfermedades bucales, y en particular las maloclusiones, no son de riesgo para la vida, pero por su prevalencia e incidencia, constituyen problemas de salud pública, y ocupan el tercer lugar como problema de salud bucal. (9, 10) Dada la importancia de esta situación, el presente trabajo tiene como objetivo demostrar la efectividad de una estrategia de intervención en niños con hábitos bucales deformantes.
MÉTODOS
Se realizó un estudio cuasiexperimental, de intervención, con diseño de antes y después, de niños portadores de hábitos bucales deformantes, con edades de 5-11 años, de la escuela primaria “Héroes del Moncada”, ubicada en el municipio Abreus. Dicha investigación se desarrolló durante el período comprendido de enero a noviembre de 2007.
Se incluyeron en el estudio aquellos niños que presentaran hábitos bucales deformantes, que residieran en el Consejo Popular Abreus y que no estuvieran recibiendo tratamiento ortodóncico. Finalmente, la muestra quedó conformada por 133 niños.
Las variables analizadas fueron edad y sexo de los niños, tipo y frecuencia de hábitos bucales deformantes, anomalías dentomaxilofaciales, y nivel de conocimiento (de padres, niños y educadores) acerca de los hábitos bucales deformantes y sus consecuencias.
Después de realizar las encuestas iniciales (Anexos 2 y 3), y de identificar el o los tipos de hábitos que presentaba cada niño (examen bucal para el reconocimiento y localización de las anomalías, así como para la observación de las arcadas dentarias por separado y en oclusión), se procedió a aplicar el programa “Por la sonrisa de un niño” (Anexos 4-13) con una frecuencia semanal, el cual incorporó niños, padres y educadores de la institución educativa, lo que garantizó que todos recibieran los conocimientos sobre los hábitos y sus consecuencias. Se aplicaron medidas terapéuticas como psicoterapia, mioterapia, así como desgastes selectivos y mecanoterapia, de acuerdo al diagnóstico individual. Luego se evaluó el cambio de comportamiento en relación con el abandono o mantenimiento del hábito. Ello se hizo a través de la observación directa (no participativa) de los niños en sus horarios de descanso en la escuela, y del resultado de entrevistas a padres y educadores con una frecuencia mensual. También en esta última etapa de evaluación, se procedió a la observación, guiada a determinar la presencia o no de manifestaciones clínicas que evidenciaran las afecciones constatadas durante la etapa inicial.
Antes y después de la intervención, se aplicó una encuesta de conocimientos a los niños, padres y educadores sobre los hábitos deformantes bucales y las consecuencias del mantenimiento de estos para el normal desarrollo del aparato estomatognático.
Una vez recogida toda la información necesaria mediante un formulario (Anexo 1), se confeccionó una base de datos empleando el paquete de programas SPSS versión 15.0 para Windows, que permitió su procesamiento, análisis estadístico y la confección de las tablas de resultados. Para las tablas con el análisis de antes y después de la intervención, se aplicó el estadígrafo McNemar y para los resultados finales el test binomial con valor de prueba p= 0,5. El procedimiento estadístico se realizó con un nivel de significación del 95 %.
RESULTADOS
Del total de niños examinados, el 51,9 % perteneció al sexo femenino y el 48,1 % al masculino. Las edades más representadas de forma general fueron: 6 y 8 años con el 18,0 % y 19,5 % respectivamente.
Antes de la intervención, la protracción lingual (65,4 %), la succión del biberón (33,1 %) y la onicofagia (26,3 %) fueron los hábitos que más afectaron al grupo de niños examinados. (Tabla 1)
Después de aplicada la intervención, la frecuencia de los diferentes hábitos deletéreos se redujo notablemente; el hábito de protracción lingual, por ejemplo, disminuyó a un 27,1 %. (Tabla 2) En las edades de 6, 7, 9 y 10 años, esta reducción se corroboró estadísticamente. (Tabla 3)
En cuanto a las diferencias en la manifestación de los hábitos en cuanto a sexo, antes de la intervención, la protracción lingual predominó en el sexo femenino, mientras que la succión del biberón fue más frecuente en los niños. En general, la mayoría de los hábitos fueron más frecuentes en el sexo femenino. (Tabla 4)
Después de realizar las actividades guiadas por la intervención, se pudo observar en ambos grupos una marcada reducción de cada uno de los hábitos, lo cual se corroboró estadísticamente en la mayoría de los casos. (Tabla 5)
Las anomalías dentomaxilofaciales más frecuentes según la edad, antes de la intervención, fueron: el sobrepase aumentado (69,9 %), el resalte aumentado (47,4 %) y la vestibuloversión (42,9 %). (Tabla 6)
El análisis de la frecuencia de las anomalías después de la intervención, mostró que en todos los grupos de edades estas se redujeron considerablemente y en la mayoría de los casos con significación estadística. (Tablas 7 y 8)
En cuanto a la frecuencia de anomalías según sexo, el grupo de las niñas presentó mayor cantidad de anomalías antes de la intervención, siendo las más frecuentes el resalte aumentado (58,0 %), seguido de la vestibuloversión (50,7 %) y el apiñamiento (40,6 %). Después de realizada la intervención, se constató que en el sexo femenino se logró una mayor reducción de las anomalías, de 215 a 50. No obstante, se logró una reducción en ambos grupos, y en la mayoría de los casos, dicha reducción se mostró con valores significativos. (Tabla 9)
La evaluación del nivel de conocimiento de los niños fue muy satisfactoria, pues la categoría de bien se elevó del 11,1 % al 66,2 %, con una diferencia estadística altamente significativa (p=0,000). En cuanto al nivel de conocimiento en los padres y educadores, se elevó la categoría de bien hasta el 81,0 %, y también con una alta significación estadística (p=0,000). (Tabla 10)
La psicoterapia resultó ser la terapéutica más aplicada en los niños (36,4 %). A esta le siguen la mioterapia y la mecanoterapia con el 31,8 % y 23,0 % respectivamente.
También se aplicó, aunque en menor medida (8,8 %) el desgaste selectivo.
Después de la realización de las diferentes acciones, se pudo apreciar una reducción en el número de los niños con hábitos deformantes bucales, eliminándolos en el 59,4 % de ellos (p =0,037). En cuanto a los hábitos propiamente dichos, y como variable independiente de los niños portadores, se eliminaron en un 65 % (p = 0.000). En ambos casos, el resultado fue estadísticamente significativo. (Valor de prueba (p) = 50).
DISCUSIÓN
Estudios realizados en Cuba1 han demostrado un predominio de los hábitos deformantes en el sexo femenino. (11-13) Estos resultados coinciden con estudios realizados en el ámbito internacional. (14-16) Respecto a la edad, estuvieron más afectados los infantes entre 6 y 8 años, correspondiendo esto con la dentición mixta temprana, período en el cual se establecen la gran mayoría de las maloclusiones, por lo que si se logra su erradicación, se elimina un factor de riesgo que provoca esta entidad.
Los hábitos más frecuentes que aparecen en el sexo femenino son: la protracción lingual y la succión del biberón, lo que coincide con otros estudios realizados. (14, 17)
Algunos autores explican esta mayor tendencia del sexo femenino a aspectos de tipo social y cultural, específicamente se dice que los niños se educan bajo una mayor vigilancia con respecto a estas conductas, por ser concebidas como sinónimos de debilidad, actitud esta que se sustenta en concepciones sexistas muy arraigadas en la mayoría de los países. (16, 18)
El resalte aumentado y la vestibuloversión, que están dentro de las tres anomalías más frecuentes, se relacionan con los hábitos de protracción lingual y succión del biberón, que resultaron ser los dos más comunes, de lo cual se infiere el vínculo estrecho entre los hábitos deformantes bucales y las anomalías dentomaxilofaciales en esta muestra poblacional. En cuanto a la frecuencia de estas anomalías, se encontraron estudios con resultados similares.2
Antes de intervenir, las anomalías dentomaxilofaciales más frecuentes se observaban principalmente en las edades de la dentición mixta, lo que puede deberse a la gran variabilidad de la secuencia de erupción, las diferentes oclusiones que aparecen después de la erupción de cada diente (16) y a la presencia de hábitos bucales deformantes en estas mismas edades, los cuales constituyen un factor de riesgo para la aparición de anomalías.
Fue también el grupo de las niñas el que presentó mayor número de anomalías, similar a resultados de otro estudio. (12) Sin embargo, al aplicar las acciones educativas, preventivas y terapéuticas, se alcanzó una evidente reducción de las anomalías. Con ello no sólo quedó demostrado que la estrategia desarrollada es efectiva, sino también que la escuela es el escenario ideal para la aplicación de este tipo de programas, al ser un espacio donde es posible involucrar a padres, educadores y educandos. Otro aspecto a considerar en este sentido es el elevado nivel de conocimiento logrado en los niños; los programas educativos aplicados en las escuelas son más eficaces y menos costosos, pues el niño es un individuo en período de formación física, mental y social, con gran capacidad de aprendizaje y asimilación de hábitos, lo cual lo hace el más receptivo de los educandos. Así mismo, en los padres y educadores también se lograron resultados.
Al realizar el diagnóstico individual en cada niño, se aplicaron terapéuticas para controlar los hábitos deformantes bucales como factor de riesgo capaz de provocar desequilibrios en la relación de los componentes del aparato masticatorio. La importancia esto radica en que una vez eliminado el agente causal de las anomalías dentomaxilofaciales.
Puede concluirse que la intervención aplicada fue efectiva, dada la reducción significativa de los hábitos deformantes. Es importante destacar el carácter conjunto de la labor desarrollada, en la cual se vincularon la familia, la comunidad, los profesores y los niños como protagonistas. Los resultados evidencian la importancia de realizar acciones en la Atención Primaria de Salud por parte del Estomatólogo General Integral y del Grupo Básico de Trabajo, que permitirán mejorar el cuadro de salud bucal y contribuir al restablecimiento de la armonía de los componentes del aparato estomatognático, propiciando un adecuado crecimiento y desarrollo craneofacial.
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1 Algunos de esos estudios son tesis de terminación de residencia en Estomatología General Integral: Acevedo Sierra O. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años del Área II. Cienfuegos. 2005; Rosell Silva CR. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años. Consultorios 33 al 36. Área II. 2005; Cantón Machín M. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años de 4 consultorios. Área III. Cienfuegos. 2006; Más García MJ. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años. Consultorios 11,12 y 47. Área II. 2006; Yera Perdomo A. Hábitos deformantes bucales en escolares de primaria del consultorio 1, 2 y 3. Municipio Cumanayagüa. 2006; Morales Montes de Oca TJ. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años del Área VII. 2006; Gálvez Pereira A. Hábitos bucales deformantes en niños de 5 – 11 años del Consejo Popular Libertad. Aguada. 2007; Proaño de la Teja C. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años del Consejo Popular Constancia. 2007; Hernández Cáceres J. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años del Consejo Popular Charcas. 2007.
2 Duménigo Soler A. Hábitos deformantes bucales en niños de 5 a 11 años de 3 consultorios del Consejo Popular Rodas II. 2006. (Trabajo para optar por el título de Especialista de I Grado en Estomatología General Integral).