INTRODUCCIÓN
La somnolencia diurna se define como una incapacidad para mantenerse despierto y alerta a lo largo del día, con episodios de larga duración que provocan periodos involuntarios de somnolencia o sueño.(1) Es un tipo de disomnia, al igual que los trastornos para iniciar o mantener el sueño normal.(2)
Dormir es una necesidad fisiológica fundamental para el desarrollo integral del ser humano; desde el nacimiento tiene una enorme importancia, y guarda relación con la cantidad de horas de sueño, tanto es así, que estas van disminuyendo según transcurren los años, y para cuando se es adulto, se han modificado completamente las horas de sueño, en función, generalmente, de otras tareas que van ganando prioridad, en detrimento del tiempo destinado a dormir. Estas prácticas, en apariencia inocuas, influyen a corto, mediano y largo plazo en el adecuado comportamiento del estado emocional, lo que acarrea cambios desfavorables en el rendimiento académico, laboral, y otras esferas de la vida.(3)
Cuando existe una mala higiene del sueño, las actividades diarias se ven perjudicadas por sensaciones de fatiga mental, falta de concentración e irritabilidad. Esto impacta directamente en el desempeño durante el día, ya que disminuye la capacidad de reacción y reflejos para reaccionar ante imprevistos y situaciones críticas. Las horas de sueño perdidas son acumulativas y, ante este déficit, la única solución que el cerebro tolera es recuperarlas y dormir.(4)
En tal sentido, varios estudios coinciden en señalar como una población vulnerable a los estudiantes universitarios, debido al incremento en la demanda académica, las responsabilidades, tareas y actividades, además de las circunstancias sociales y personales que rodean a esta población, junto a una gran diversidad de conductas que pueden influenciar negativamente en el sueño (estrés, privación de sueño, horarios de sueño irregulares, periodos de ayuno, consumo de tabaco, café, bebidas energéticas, alcohol u otras drogas, etc.).(5,6,7,8,9)
La inteligencia emocional (IE) es un concepto que va más allá de los aspectos cognitivos del ser humano, es en las emociones donde existe el mayor potencial de desarrollo; se considera que la parte emotiva y afectiva es esencial para el desarrollo de la razón y la emoción para comprender la inteligencia humana. Según Goleman,(11) entre sus objetivos destacan el conocer las emociones propias en el momento que se presentan, tener la capacidad para controlarlas y acomodarlas a la situación en que se producen; reconociendo las propias y las de los demás, lo que favorece la empatía; capacidad de desarrollar la motivación; desarrollar relaciones personales positivas, e interactuar con los demás, facilitando el trabajo en equipo.
Los estudiantes universitarios de Terapia Física y Rehabilitación de la Universidad Norbert Wiener, de Perú, como es común en las carreras de Salud, desempeñan una labor académica asistencial; como parte de su entrenamiento, desarrollan una relación terapeuta – paciente y terapeuta- familia, con sujetos de diferentes edades y padecimientos. Esto exige de ellos un esfuerzo considerable, pues a la carga docente se suma la laboral; situación en que la cantidad de horas de sueño se puede ver afectada, lo que consecuentemente se revertirá en alteración del comportamiento, modificación de los estados anímicos propios y ajenos a través de diferentes respuestas en la interacción con los pacientes, o sentirse incómodo consigo mismo, así como cambios en el sentido de responsabilidad, la toma de iniciativa, la disposición para escuchar, y la sociabilidad. En otras palabras, se afectaría su inteligencia emocional.
Por ello, el objetivo de la investigación ha sido describir la relación entre la somnolencia diurna y la inteligencia emocional en estudiantes universitarios.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, correlacional, con 140 estudiantes que cursaban del sexto al décimo ciclo de la carrera de Terapia Física y Rehabilitación, en la Universidad Norbert Wiener, Lima, Perú. Aunque el universo estuvo conformado por 219 estudiantes, la muestra resultante estuvo dada por la exclusión de aquellos cuestionarios con información incompleta.
Se aplicaron dos instrumentos de medición: la escala de Somnolencia de Epworth (versión peruana), compuesta por ocho ítems;(10) y la escala de inteligencia emocional (TMMS-24), con tres dimensiones también, cada una de ellas con ocho ítems; se analizaron los aspectos atención (referida a la medida en que el individuo tiende a observar y pensar acerca de sus sentimientos y modos de actuar), claridad (evalúa la comprensión de los estados emocionales) y reparación emocional (referida a las creencias de los individuos sobre la capacidad de regular sus sentimientos), adaptados como componentes de la inteligencia emocional en la versión de esta escala por Fernández y colaboradores.(11)
En la ficha de recolección de datos, se incluyeron edad, sexo, horas de sueño por día, trabajo y estudio nocturno, si conducían auto, peso y talla, estos últimos, medidos con una balanza y una cinta métrica. Esto se desarrolló en las aulas autorizadas por la universidad. Los cuestionarios se aplicaron en el mes de abril del 2018, en un tiempo estimado de 15 minutos aproximadamente. Se contó con la autorización respectiva firmada por cada estudiante, a través del consentimiento informado, indicándoles previamente que las respuestas debían ser únicas y no influenciadas por otro compañero. Cada estudiante recibió los cuestionarios de escala de Somnolencia de Epworth, así como el cuestionario de escala de medición de inteligencia emocional, con datos adicionales como las mediciones de talla, edad, peso, sexo, si conducían vehículos y horas de sueño aproximadas. Fueron llenados de forma auto-administrada y anónima.
La Escala de Somnolencia de Epworth evaluó el síntoma principal, o sea, la tendencia a quedarse dormido o presentar somnolencia. El individuo puntúa de 0 a 3 el grado de somnolencia en diferentes contextos cotidianos, diferenciando somnolencia de fatiga. Así mismo, presentó ocho situaciones de la vida diaria, que el estudiante debió clasificar entre 0 y 3; 0 = Nunca; 1= Poca probabilidad de cabecear; 2= Moderada probabilidad de cabecear; y 3= Alta probabilidad de cabecear. El puntaje total es de 0 – 24, distribuido en normal, leve, moderado y grave; con límite superior normal en 10 puntos. Los puntajes mayores a 10 fueron considerados como presencia de somnolencia (leve, moderado) o excesiva somnolencia diurna (grave).
La escala de inteligencia emocional (TMMS-24) se basó en las tres dimensiones de la prueba (comprensión emocional, percepción emocional y regulación emocional). Con 24 elementos claves y ocho ítems por cada dimensión, evaluó las siguientes características emocionales: 1) Percepción emocional: A través del grado de autoconciencia de los sentimientos, deseos e intereses que experimenta el alumno universitario. 2) Comprensión emocional: Mediante el grado de comprensión de los sentimientos de uno mismo y respecto a los demás. 3) Regulación emocional: Capacidad para gestionar las emociones y regular experiencias negativas o estresantes para sentirse mejor. Tuvo cinco alternativas de respuesta: nada de acuerdo, algo de acuerdo, bastante de acuerdo, muy de acuerdo, totalmente de acuerdo; cuya puntuación fue desde 1 a 5, respectivamente. La direccionalidad de respuesta consideró que, a mayor acuerdo con los reactivos, mayor presencia del rasgo evaluado. Se consideró la inteligencia emocional con nivel alto, cuando la puntuación fue de 99-120 puntos; adecuado: 66-98 puntos; y bajo: 24-65 puntos. De la misma manera se clasificaron los aspectos atención, claridad y reparación.
Las variables somnolencia diurna e inteligencia emocional, se cuantificaron a través de las medias y desviación estándar, además, se usó la prueba Rho de Spearman con un nivel de significancia p<0,05. Se utilizó una hoja de cálculo del programa Excel, así como el Paquete Estadístico SPSS (Statistical Pakhage for Social Science) versión 23, para el cálculo y procesamiento de los datos.
RESULTADOS
Para el total de estudiantes evaluados (N=140) se obtuvieron los siguientes valores medios de edad, talla y peso: 25,73 ± 4,25 años, 1,61 ± 0,81 m, 64,28 ± 10,92 kg. (Tabla 1).
Además, se encontró que el 82,9 % de ellos estudiaba y trabajaba, con una media de horas de sueño de 5,86 ± 1,28.
Para la somnolencia diurna el valor medio fue de 9,95 ± 3,61, y respecto a la inteligencia emocional, este fue de 78,66 ± 13,08 (Tabla 2).
En relación a los niveles de inteligencia emocional se encontró que en la mayoría de ellos fue adecuada (62,9 %), seguido del nivel bajo (35,0 %), y solo en el 2,1 % el nivel fue alto.
El tipo de somnolencia diurna predominante fue la leve (67,9 %), seguida de la moderada (16,4 %), y finalmente, de la normal (15,7 %).
En cuanto a la relación entre ambas variables, el 42,9 % presentó una inteligencia emocional adecuada y una somnolencia diurna leve.
Todo esto correspondió a una correlación negativa débil (correlación de Rho de Spearman de -0,161; sig= 0,058; p > 0,05.
Al cuantificar los resultados para las categorías de inteligencia emocional, atención, claridad y reparación, se obtuvieron los valores medios: 24,38 ± 5,50; 25,91 ± 5,58; 28,36 ± 5,63. (Tabla 3).
Atención
El 44,3 % de los educandos, manifestó bajo nivel de atención, y el 52,9 % un adecuado nivel de atención. Al relacionar el factor atención con la somnolencia diurna, en el 39,3 % confluyeron la adecuada atención y la somnolencia leve, para una correlación positiva débil (coeficiente de correlación de Rho de Spearman de 0,058; sig= 0,493; p > 0,05).
Claridad
El 53,6 % de los estudiantes presentó un adecuado nivel de claridad, mientras que este fue bajo en 42,1 % de ellos. El 37,1 % presentó somnolencia diurna leve y adecuado nivel de claridad, asociación de correlación positiva débil (coeficiente Rho de Spearman de - 0,086; sig = 0,313; p > 0,05).
Reparación
El factor de reparación se manifestó con un adecuado nivel en el 62,9 % de los alumnos, y en el 25,0 % con un bajo nivel. En el 46,4 % se asoció somnolencia diurna leve con nivel adecuado de reparación; dicha asociación representó una correlación negativa débil (coeficiente de Rho de Spearman de - 0,252; sig = 0,003; valor 0,05).
DISCUSIÓN
El trabajo realizado analizó la relación que existe entre la somnolencia diurna y la inteligencia emocional, sobre la base del conocimiento de que las personas en la actualidad duermen menos horas en las noches, si se compara con etapas precedentes. Los expertos aseguran que la población activa duerme, como promedio, 1,5 horas menos que a principios del siglo XX.(12) Ello se relaciona estrechamente con las cifras estimadas de excesiva somnolencia diurna: moderada-grave en un 15 % de la población, y grave, entre un 4 a 6,6 %.(1)
La correlación negativa débil obtenida entre la somnolencia diurna y la inteligencia emocional en el presente estudio, podría explicarse porque a esas edades es mayor la capacidad para enfrentar retos considerables que se presentan en el curso del día; sin embargo, a pesar de este resultado, no dejan de tener relevancia los valores independientes obtenidos, pues el hecho de dormir escasas horas tiene consecuencias a mediano y largo plazo sobre el bienestar de la salud, evidentes mediante la aparición de enfermedades como la hipertensión, apnea obstructiva del sueño, diabetes, e incluso, accidentes cerebro vasculares.
Los estudiantes universitarios de Terapia Física, están permanentemente sometidos a una gran carga curricular, a lo que se suma el estrés de estar en contacto con el paciente para su recuperación mediante la rehabilitación, la cual se desarrolla en sesiones de no menos de 30 minutos.
Estudios similares han sido desarrollados con series de estudiantes de las carreras de Medicina y Enfermería. En Chile, Durán obtuvo una puntuación de somnolencia diurna de 9,6±4,2 en estudiantes universitarios, valor cercano al de la presente serie; también coincidió en el predominio de la somnolencia leve; así también, encontró relación similar respecto al sexo, manifestándose el femenino como el más afectado.(13)
Otra investigación realizada en Argentina,(14) que correlacionó los trastornos del sueño y el rendimiento académico en estudiantes de Medicina, observó valores superiores para las horas de sueño (6,63 ± 3,44), y coincidencia respecto a la mayor frecuencia de dichos trastornos en las féminas. Como dato adicional, la mayor somnolencia diurna se asoció a menor rendimiento académico. Investigaciones realizadas en Palestina y Corea y El Líbano reflejan resultados para el promedio de horas de sueño, de 6,4 y 6,7 horas respectivamente, todos por encima del obtenido en los estudiantes de Terapia Física.(15,16)
La valoración de la inteligencia emocional es significativa como indicador de estado de salud mental, física y psicosomática, y su conocimiento adquiere relevancia cuando existe exposición a sobrecargas cotidianas. El nivel de inteligencia emocional obtenido en este estudio fue adecuado en la mayoría de los casos, seguido del bajo y luego del alto. Garay obtuvo resultados que se aproximan a estos, en un estudio realizado en Perú.(17)
Los estudiantes analizados presentaron adecuados niveles de claridad y reparación, no así en la atención, que se tuvo un nivel bajo en la mayoría de ellos. Otros estudios obtienen resultados variables, y evalúan estas categorías de forma diferente, aunque determinan como los de mayores valores al factor reparación(18) y al factor atención.(19) Además, la somnolencia diurna leve se correlacionó de manera positiva, aunque débil, con los respectivos niveles adecuados de atención y claridad. Probablemente, un estado normal de somnolencia diurna estaría relacionado con altos niveles estas categorías de inteligencia emocional.
Los estudiantes universitarios de Terapia Física deben ser entrenados para el manejo de sus emociones. En tal sentido, las entidades educativas universitarias deberían agregar a la malla curricular, cursos o talleres, orientados al mejoramiento de la inteligencia emocional, a través de la autopercepción y desarrollo de habilidades.
Se concluye que la somnolencia diurna tiene consecuencias en el comportamiento de las reacciones comprendidas por la inteligencia emocional. Los estudiantes universitarios de Terapia Física y Rehabilitación analizados se caracterizan fundamentalmente por presentar somnolencia diurna leve e inteligencia emocional adecuada; parámetros que pueden replicarse en el resto de las carreras de Salud, por lo general, con una carga docente asistencial considerable.
Conflicto de intereses: Los autores no refieren conflictos de interés
Contribución de los autores: Idea conceptual: Santos Lucio Chero Pisfil, Aimeé Yajaira Díaz Mau, Zoila Santos Chero Pisfil, Giorgia Casimiro Guerra; revisión de la literatura: Santos Lucio Chero Pisfil, Aimeé Yajaira Díaz Mau, Zoila Santos Chero Pisfil, Giorgia Casimiro Guerra; análisis estadístico: Santos Lucio Chero Pisfil; escritura del artículo: Santos Lucio Chero Pisfil; Aimeé Yajaira Díaz Mau; revisión crítica del artículo: Zoila Santos Chero Pisfil, Giorgia Casimiro Guerra.
Financiación: La presente investigación no contó con fuentes de financiamiento externo, los gastos fueron sufragados por los miembros del equipo de investigadores.