INTRODUCCIÓN
La obesidad es una condición médica que se caracteriza por la excesiva acumulación de tejido adiposo en el organismo, lo que conlleva a un aumento sustancial del peso corporal y un índice de masa corporal (IMC) elevado. De acuerdo con Yáñez y cols.(1) la obesidad produce una acumulación de grasa neutra en el tejido adiposo que supera el 20 % del peso corporal de un individuo, al considerar variables como la edad, la estatura y el sexo.
A nivel global, la obesidad, ha emergido como un problema de gran relevancia y está asociada con una serie de riesgos significativos para el estado de salud. Uno de los factores determinantes subyacentes en la patogénesis de la obesidad reside en un desequilibrio energético, en el cual la ingesta calórica supera al gasto energético, lo que implica que el individuo ingiere una cantidad de calorías superiores a las que consume.(2) De manera general, este desequilibrio suele encontrarse vinculado con patrones alimentarios poco saludables y una carencia de actividad física regular.(3)
La obesidad infantil afecta a una gran proporción de la población mundial, con repercusiones significativas en la salud física y psicológica.(4) Esta afección trasciende la mera naturaleza médica, debido a que también proyecta influencias en el autoconcepto, la autoestima y el entorno social del niño. Un niño que padece obesidad a menudo experimenta estigmatización social, lo que puede derivar en inseguridad, una disminución de la autoestima y la posible aparición de síntomas relacionados con la depresión.(5)
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad ha alcanzado un estatus epidémico a nivel mundial y se considera una de las enfermedades crónicas de mayor relevancia en la actualidad.(6)
La prevalencia de la obesidad infantil en América ha experimentado un alarmante aumento en las últimas décadas.(7) A nivel regional, América se ha convertido en una de las zonas con tasas de obesidad infantil más elevadas en el mundo. Según los hallazgos de Katzmarzyk(8) los factores genéticos pueden desempeñar un papel importante en la predisposición a la obesidad. Si ambos progenitores presentan obesidad, existe un riesgo sustancial de que su descendencia desarrolle obesidad, con tasas de riesgo que oscilan entre el 69 y el 80 %. En contraste, si solo uno de los padres es obeso, el riesgo disminuye, pero aún se sitúa en un rango significativo, entre el 41 y el 50 % de probabilidad de que el niño herede la condición. En el caso en que ninguno de los padres tenga obesidad, el riesgo se reduce considerablemente, con valores cercanos al 9 %.(9) Por otro lado, el componente sociocultural guarda una estrecha relación de interdependencia con la obesidad, especialmente en naciones en desarrollo, como los países latinoamericanos, donde la obesidad se percibe como un indicador de prosperidad y estatus social dentro de las familias.(10) Este incremento en las tasas de obesidad se origina por múltiples factores, entre los que se encuentran las modificaciones en los patrones de alimentación y en el estilo de vida, que han generado un incremento en el consumo de alimentos procesados, caracterizados por su alto contenido calórico, saturado en grasas y azúcares. Paralelamente, la disminución de la actividad física, asociada al proceso de urbanización y al crecimiento tecnológico, ha contribuido de manera significativa al agravamiento de esta problemática.(11)
En el contexto específico de Ecuador, se ha registrado un notorio aumento en la incidencia de la obesidad infantil en las últimas décadas.(12) Este fenómeno ha estado bajo la influencia de un proceso de transición nutricional, caracterizado por la progresiva sustitución de la dieta tradicional por alimentos ultra procesados y bebidas azucaradas.(13) Las elevadas tasas de obesidad infantil en Ecuador representan una inquietud en el ámbito de la Salud Pública, porque la obesidad en la niñez se encuentra asociada con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas en la vida adulta, tales como: la diabetes mellitus tipo 2 y las patologías cardiovasculares.(14)
En Ecuador, se estima que aproximadamente tres de cada diez niños en edades correspondientes a la educación primaria padecen sobrepeso u obesidad.(15) Las investigaciones realizadas sobre este tema señalan que la publicidad y otras estrategias de mercadotecnia de alimentos y bebidas, particularmente aquellas dirigidas a los niños, tienden a promover productos con alto contenido de grasas y sal. La influencia de estas estrategias en la obesidad infantil y adolescente se relaciona con la fácil accesibilidad que los menores tienen a estos productos en la actualidad, también se ha observado que un porcentaje significativo del día de muchos niños y adolescentes, especialmente en zonas urbanas, se dedica a la inactividad y el descanso.(16) Para hacer frente a este desafío, el gobierno ecuatoriano ha ejecutado una serie de políticas y programas destinados a la prevención y tratamiento de la obesidad infantil. Estas iniciativas abarcan aspectos como: la educación en nutrición y actividad física en las instituciones educativas, la implementación de regulaciones que restringen la promoción de productos no saludables dirigida a la población infantil y la promoción de la actividad física en entornos escolares y comunidades. La lucha contra la obesidad infantil continúa siendo un desafío multifacético que exige la colaboración constante entre el gobierno, organizaciones de la sociedad civil y el sector privado, además, se requiere un enfoque integral que no solo se centre en aspectos relacionados con la dieta y la actividad física, también que aborde factores socioeconómicos y ambientales que ejercen influencia en esta epidemia.
La implementación de programas orientados a la acción y la prevención dirigidos hacia los factores que contribuyen a la obesidad infantil tiene el potencial de ejercer un impacto considerable en la reducción de esta problemática a largo plazo. Estos programas, diseñados para abordar las múltiples dimensiones involucradas en la obesidad infantil, se sustentan en una serie de estrategias fundamentales. Cuando se ejecutan de manera efectiva, estos programas tienen la capacidad de disminuir la prevalencia de la obesidad infantil, y en consecuencia, mejorar la salud y el bienestar a lo largo de la vida. Por ello, la presente investigación se realizó con el objetivo de evaluar la implementación de un programa de acción destinado a reducir el índice de obesidad infantil en esta población específica.
MÉTODOS
Se realizó un estudio cuasiexperimental, de tipo antes-después sin grupo control. La población estuvo constituida por niños entre 7 y 15 años con obesidad o sobrepeso según su índice de masa corporal residentes en Ambato, Ecuador, durante el año 2022. La muestra la constituyeron 350 niños que pertenecían a 3 instituciones educativas seleccionados mediante criterios de inclusión y exclusión.
Se incluyeron en el estudio aquellos niños, de edades entre 7 y 15 años, residentes en Ambato, que los padres dieron el consentimiento para la participación, además, los padres asistieron a las sesiones a las que fueron citados. Se excluyeron aquellos cuyos padres decidieron que sus hijos salieran de la investigación o que abandonaron el área durante el estudio.
Para determinar el IMC se procedió a dividir el peso de las personas, expresado en kilogramos, por la talla en centímetros cuadrados. Los parámetros de referencia utilizados fueron:
- Bajo peso: IMC inferior a 18,5 puntos.
- Normopeso: IMC entre 18,5 y 24,9 puntos.
- Sobrepeso: IMC entre 25,0 y 29,9 puntos.
- Obesidad: IMC igual o superior a 30 puntos.
La investigación se desarrolló en tres fases: diagnóstico, diseño e implementación y evaluación.
La fase de diagnóstico permitió la identificación de los hábitos alimenticios, la actividad física, el entorno familiar y otros factores relacionados con la obesidad de los participantes. Para la obtención de la información se empleó una encuesta semiestructurada confeccionada según los objetivos del estudio basada en otras existentes y validadas. La encuesta se aplicó en el mes de enero de 2022.
En la fase de diseño y aplicación, a partir de los elementos recopilados y de los resultados del análisis estadístico efectuado, se propuso el diseño de un programa de acción basado en los resultados del estudio de factores causales de la obesidad durante el mes de febrero y marzo de 2022.
El programa fue diseñado y se validó mediante el método Delphi; se tomaron como expertos a 11 especialistas en salud infantil y nutrición (médicos con más de 5 años como especialistas en pediatría o nutrición, nutricionistas con más de 5 años de experiencia con maestrías o estudios de postgrado relacionados con la temática de estudio). Durante este proceso se eliminaron 3 elementos por criterios de redundancia o estar contenidos en otros y se reestructuraron otros tres elementos. La versión final concluyó con 20 elementos. Se obtuvo el consenso de los expertos con un coeficiente alfa de Cronbach de 0,81. Se incorporaron estrategias específicas destinadas a abordar las causas identificadas, como la promoción de una alimentación saludable, la actividad física regular y el apoyo psicológico.
En la fase de evaluación se realizó el estudio no observacional, cuasiexperimental, tipo antes-después sin grupo control.
En esta fase se determinó la existencia de variaciones significativas de los indicadores. Se aplicó una encuesta semiestructurada similar a la inicial, cuya información fue almacenada en una base de datos confeccionada en SPSS 24.0. Se empleó estadística descriptiva, mediante el cálculo de frecuencias absolutas y relativas porcentuales. Para determinar las variaciones de las variables antes/después de la intervención educativa, se empleó el test de McNemar, con valor significativo para p < 0,05.
Para realizar la investigación se obtuvo la aprobación de un comité de ética institucional antes de iniciar la investigación. Se garantizó la confidencialidad de los participantes y se obtuvo el consentimiento informado de los padres o tutores legales de los niños participantes.
RESULTADOS
En la identificación de las características sociodemográficas de la muestra se encontró un predominio de los pacientes con sobrepeso, el 70 % (245 del total) y 105 como obesos (30 %). La edad predominante de los pacientes fue de 13 años o más (38 %). En cuanto al sexo, predominó el femenino con un 58,3 % del total. (Tabla 1).
En relación a los hábitos alimenticios de la población estudiada, se constató una tendencia hacia el consumo excesivo de golosinas y snacks, una práctica común en el 86 % de los casos, donde el 20,9 % lo hacía más de 5 veces a la semana, con un consumo medio entre 15 y 20 unidades por semana. El 57,1 % de los niños consumía bebidas azucaradas y carbonatadas al menos una vez al día, solo el 25,1 % refirió consumir verduras diariamente o al menos 5 días a la semana. Con respecto a las prácticas de ejercicio físico, el 73,1 % refirió pasar más de 30 horas frente a dispositivos móviles. El 52 % de los familiares encuestados refirieron comprar con frecuencia productos ricos en grasas saturadas y azúcares. (Tabla 2).
Sobre la base de lo identificado en la encuesta se procedió a elaborar, validar y a la aplicación de la intervención educativa. El diseño de la Intervención Pedagógico/Educativa para Reducir la Obesidad Infantil tuvo como objetivo general: contribuir a la disminución sostenida de las tasas de obesidad infantil en la población estudiada. Como objetivos específicos:
- Aumentar el conocimiento de los niños y padres sobre una alimentación saludable y la importancia de la actividad física.
- Fomentar hábitos alimenticios más saludables en los niños, desde la promoción del consumo de frutas y verduras.
- Motivar a los niños a ser más activos físicamente y reducir el tiempo dedicado a actividades sedentarias.
- Brindar a los padres herramientas y conocimientos para apoyar un estilo de vida saludable en sus hijos.
La intervención educativa se estructuró en 6 actividades, durante 3 semanas, de ellas, 4 orientadas a los niños, una a los padres y una al personal institucional. (Tabla 3).
Se entregó a la administración de las instituciones, además de la intervención educativa, un grupo de elementos de valor para trazar políticas institucionales a favor de la reducción del sobrepeso y la obesidad infantil:
- Monitoreo de salud: realizar evaluaciones de salud regulares para seguir de cerca el progreso de los niños y detectar a tiempo problemas de peso.
- Políticas escolares saludables: implementar políticas escolares que promuevan la salud, como la restricción de la venta de alimentos no saludables en las escuelas.
- Participación comunitaria: involucrar a la comunidad en la promoción de hábitos saludables, como organizar eventos de ejercicio al aire libre o ferias de alimentos saludables.
- Apoyo a la autoestima: fomentar la autoestima y la imagen corporal positiva en los niños para reducir la presión social relacionada con la imagen y la comida.
- Programas de mentores: establecer programas de mentores para que los niños reciban apoyo y orientación en la adopción de hábitos saludables.
- Establecer jardines y huertos escolares donde los niños puedan cultivar y aprender sobre frutas y verduras, lo que fomenta una conexión más profunda con los alimentos saludables.
- Colaborar con los comedores escolares para ofrecer opciones de alimentos más saludables y equilibradas en los menús escolares.
- Establecer clubes y equipos deportivos en las escuelas para fomentar la participación de los niños en deportes y actividades físicas.
- Organizar eventos deportivos y competencias entre las escuelas para motivar a los niños.
- Promover, en la medida de lo posible, (teniendo en cuenta la seguridad de los menores) el uso del transporte activo, como caminar o andar en bicicleta, para ir a la escuela.
- Establecer un grupo de apoyo para padres interesados en abordar juntos la obesidad infantil.
- Ofrecer asesoramiento nutricional personalizado para familias con niños en riesgo de obesidad.
Para evaluar la efectividad de la intervención y de la aplicación de las medidas institucionales, se realizó una nueva visita a los centros escolares a los 5 meses de su implementación y se aplicaron los instrumentos de medición a los 350 niños y sus padres. Los aspectos medidos para evaluar la intervención educativa mostraron una variación significativa (p < 0,01) antes/después en cuanto la cantidad de niños obesos, el consumo regular de frutas y vegetales y el tiempo frente a medios digitales. (Tabla 4).
DISCUSIÓN
Los resultados de esta investigación proporcionaron una visión integral acerca de la obesidad infantil en Ambato, Ecuador, y respaldan hallazgos previos en el campo de la obesidad infantil. De acuerdo a un estudio reportado en México con 407 niños,(3) la obesidad tiene un origen multifactorial y se han mencionado diversos factores de riesgo que, además, pueden influir en su prevalencia.
El estudio realizado reveló la existencia de varios factores de incidencia estadísticamente significativos, así como la existencia de patrones de comportamiento poco saludables. En este sentido, la alta frecuencia de consumo de golosinas y snacks, estuvo relacionada significativamente con la obesidad en la muestra analizada. Estos resultados concordaron con estudios anteriores en los que fue evidente que un mayor consumo de alimentos con alto contenido en calorías vacías y bebidas azucaradas está relacionado con mayores niveles de obesidad.
De acuerdo con Schubert y cols.(17) el fenómeno de la globalización ha introducido nuevas pautas de comportamiento, que incluyen transformaciones significativas en los hábitos alimenticios diarios. Estos cambios han llevado a una nutrición deficiente que se traduce actualmente en problemas de salud, tales como la desnutrición y la obesidad. La investigación actual respalda esta última afirmación al revelar que los participantes han reemplazado la ingesta de alimentos como frutas, verduras y carnes con golosinas y comida rápida; aunque no se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la ingesta de frutas y verduras, la falta de consumo regular de estos alimentos entre los niños puso de manifiesto una dieta considerablemente desequilibrada. Por otro lado, la discordancia entre el conocimiento de los padres sobre la obesidad infantil y sus propios hábitos refuerza la necesidad de enfoques integrales que involucren a las familias en la promoción de estilos de vida saludables, un tema que se ha observado en investigaciones similares. En este sentido, Ledezma y cols.(18) resaltan la importancia, no solo, del conocimiento de los progenitores sobre los conceptos básicos acerca de la obesidad infantil, también en la necesidad de realizar acciones para prevenir o minimizar el impacto de los factores latentes y evitar el efecto final. La obesidad de origen ambiental o contextual, puede estar vinculada a la dependencia de servicios de transporte que limitan la necesidad de realizar actividad física,(19) así como a factores dietéticos relacionados con el consumo de alimentos procesados que suelen contener niveles elevados de grasas y azúcares.(20) Estos alimentos, conocidos por su atractivo sabor y costo más bajo en comparación con productos frescos como frutas y verduras, son más frecuentes en áreas urbanas.
La relación entre el tiempo dedicado a actividades sedentarias, como el uso de dispositivos digitales y la obesidad infantil concuerda con investigaciones previas que han demostrado esta asociación. La televisión y demás medios digitales se destacan entre los comportamientos sedentarios más frecuentes en la infancia actual y se reconocen entre las principales causas de la obesidad infantil.(19)
La obesidad infantil es el resultado de patrones de comportamientos caracterizados por hábitos personales y familiares inadecuados, así como, por conocimientos improcedentes. Como resultado de este estudio se diseñó una estrategia de intervención educativa, encaminada a la promoción de estilos de vida saludables, tanto en niños como en sus padres y las instituciones que inciden en ellos. La intervención resultó efectiva, pues modificó de manera significativa la cantidad de niños obesos, el consumo regular de frutas y vegetales y el tiempo frente a medios digitales.
Conflicto de intereses:
Los autores declaran la no existencia de conflictos de intereses relacionados con el estudio.
Contribución de los autores:
1. Conceptualización: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
2. Curación de datos: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
3. Análisis formal: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
4. Adquisición de fondos: Esta investigación no contó con la adquisición de fondos.
5. Investigación: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
6. Metodología: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
7. Administración del proyecto: Carlos David Castañeda Guillot.
8. Recursos: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
9. Software: Diego Fernando Vaca Sánchez.
10. Supervisión: María Augusta Reyes Pérez.
11. Validación: Carlos David Castañeda Guillot.
12. Visualización: Diego Fernando Vaca Sánchez.
13. Redacción del borrador original: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.
14. Redacción, revisión y edición: Carlos David Castañeda Guillot, Diego Fernando Vaca Sánchez, María Augusta Reyes Pérez.