INTRODUCCIÓN
El juicio moral emotivo es la motivación súbita y espontánea para resolver un problema, cuya reflexión encamina al individuo a equilibrar su relación con otros y su entorno. Este proceso implica que la actividad cognitiva sobre la evaluación de los eventos morales genere respuestas utilitarias.(1) Horne y Powell, enfatizan la importancia de las emociones en el juicio moral; y cómo la razón y la emoción se conjugan formando parte de un proceso valorativo moral.(2)
Las emociones morales son reacciones instantáneas en las que el ego responde repentinamente desde su sistema efectivo para equilibrar una relación justa con otros egos y con su entorno.(3) Asimismo, retroalimentan un comportamiento a partir de experiencias pasadas del individuo.(4) Así, los estadios cognitivos, el sistema afectivo, la identificación del id, el ego y el superego; son la base del juicio moral emocional.(5) Los egos de otras personas tienen un papel fundamental en el juicio moral; la relación emocional entre la autoridad moral reconocida por la propia persona es esencial en la vida del individuo.(6) El orgullo y la culpa manifiestan experiencias emocionales que resultan de la conciencia de este, del ego en el momento, implícitos en la situación social que le rodea.(7)
Los comportamientos morales están positivamente relacionados con el bienestar.(8) El orgullo y la culpa en el juicio moral sugieren que otras emociones, como la vergüenza y la indignación, y otros aprendizajes, como la maximización y la evitación, autoconsciente y no consciente de sí mismo, también pueden hacerlo.(9) Para Freud la culpa es consecuencia de las tensiones debidas a la angustia de la castración del ello por el superego,(10-12) reconociéndose por la conciencia moral, el entierro de la pulsión de Edipo.(13) El parricidio de Edipo activa el horror, una sensación repugnante y un deseo urgente de ignorar la percepción insoportable.(14) Orsi establece que el horror estimula una sensación repugnante al espectador.(15)
La culpa es una emoción desagradable asociada con el reconocimiento de que uno ha violado una norma personal o social.(16) El orgullo es una emoción contraria a la culpa que motiva la acción,(17) es una emoción autoconsciente agradable, cuando la persona siente orgullo se siente atraída por ella misma,(18,19) juega un rol importante en la formación de juicios, y podría tener implicaciones motivacionales únicas sobre la toma de decisiones y estados de alerta.(20)
Las diferencias de género en las emociones son causadas por las distinciones en las estructuras cerebrales y hormonales sexuales, además de la evolución adaptativa.(21) Las mujeres poseen mayor expresividad y emotividad que los varones,(20,22) procuran el apoyo del grupo para una mejor atención, requieren mayor compañía y ayuda en situaciones de estrés que los hombres, también identifican rápidamente las emociones de los demás, y procuran ser eficaces al persuadirlos para conseguir su ayuda.(21)
Las diferencias de género respecto a las emociones, han sido poco estudiadas en el comportamiento moral y en el juicio moral de las personas,(20,22) particularmente, la incidencia de las emociones morales primarias, como el orgullo y la vergüenza, en el juicio moral de hombres y mujeres.(23,24)
En el presente estudio se plantean las hipótesis siguientes:
- El juicio moral emotivo es diferente entre hombres y mujeres.
- Las mujeres expresan mayor horror sobre parricidio con relación a los hombres.
- Las mujeres manifiestan mayor culpa con relación a los hombres.
- Las mujeres manifiestan menor orgullo que los hombres.
El presente estudio tiene como objetivo identificar las posibles diferencias de género ante un estímulo de horror moral manifiesto de un parricidio.
MÉTODOS
El presente estudio tiene un diseño descriptivo-explicativo. Fue realizado en el estado de Tabasco, sureste de México. Los participantes fueron 170 jóvenes universitarios (edad media: 23,85, desviación estándar: 6,88) que, en promedio, cursaban el tercer año en una institución de educación superior de esa región. Se les informó de la confidencialidad de sus datos, y que el resultado individual de cada uno estaría a su disposición una vez finalizado el estudio. Se obtuvo su consentimiento para participar. Se aplicó el Cuestionario Moral Emotivo CME a 118 mujeres (edad media: 22,90 años, desviación estándar: 5,93) y 52 hombres (edad media: 26 años, desviación. estándar: 8,3), en una relación femenino entre masculino de 2,27.
El CME tiene un diseño experimental multivariado ideográfico, que integra tres variables independientes y una dependiente, pretendiendo encontrar los efectos entre sujetos. La variable dependiente se estableció por la valoración del espectador. Los sujetos participantes realizaron la calificación de las aseveraciones en una escala de afectividad de uno hasta diez: Completamente nada hasta completamente todo. Las tres variables independientes: 1) La historia del parricidio, 2) Seis estadios de razonamiento, y 3) Sentimiento de culpa y de orgullo.
El CME integra una historia de un parricidio cometido por un joven adulto. Activa el juicio moral emotivo del espectador, que inicialmente siente una emoción de horror, en una escala tipo Likert de 10 puntos. Después se juzga la culpa u orgullo de la actuación del ejecutor del parricidio. Así, el espectador evalúa posteriormente el desenlace de la historia a través de seis ítems de culpa y seis ítems de orgullo.
El Índice de Competencia Moral Emocional (ICME), el Sub-Índice de Competencia Moral Emocional (SICME)-Culpa y el SICME-Orgullo fueron validados y mostrados por Robles.(25) El ICME evalúa la consistencia reactiva a partir de la sensación de horror moral de la lectura del parricidio y de los ítems respectivos de culpa y orgullo.(21)
El análisis estadístico de la aplicación del CME en este estudio fue realizado mediante el software SPSS versión 23. Se realizó la prueba de confiabilidad de SICME-Culpa y SICME-Orgullo, y resultó que la consistencia interna de estos sub-índices fue buena (SICME-Culpa, α = .87; SICME-Orgullo, α = .91).
Los participantes contestaron el CME, respondiendo en la escala de Likert de 10 puntos, el subíndice (SI)-Horror. Asimismo, completaron los seis ítems del SICME-Culpa y los seis correspondientes del SICME-Orgullo, en un promedio de 15 minutos. Se les agradeció e indicó su puntaje a cada participante después de completar el CME.
RESULTADOS
Considerando la primera hipótesis, el juicio moral emotivo fue diferente entre hombres y mujeres. El valor medio del ICME registrado por los hombres (,291) no fue muy diferente al registrado por las mujeres (,297). Esta hipótesis no fue soportada, sus valores medios tuvieron una diferencia apenas de seis milésimas. Asimismo, para el ICME la prueba de Levene tuvo un valor p=0,15, entonces las varianzas iguales fueron asumidas y, la prueba t de Student para la igualdad de medias dio un valor p=0,864; por tanto, no existió una diferencia significativa entre la media del juicio moral emotivo de hombres y de mujeres. (Tabla 1, Tabla 2)
El análisis de la segunda hipótesis reveló que las mujeres expresaron mayor horror que los hombres. El valor medio del sub-índice Horror moral obtenido por las mujeres (6,51) fue mayor que el registrado por los hombres (5,52). Esta hipótesis sí fue soportada, sus valores medios tuvieron una diferencia de casi un punto. En este sentido, para el SI-Horror, la prueba de Levene tuvo un valor p=0,86, aceptando la hipótesis nula, varianzas iguales asumidas; y la prueba t de Student para igualdad de medias dio un valor p=0,025, por tanto, la diferencia de horror, mayor manifestación en las mujeres que los hombres, sí fue significativa. (Tabla 1, Tabla 2)
Respecto a la tercera hipótesis, las mujeres refirieron mayor culpa con relación a los hombres. Aquí, el valor medio del SI-Culpa de los hombres (36,10) fue menor que el valor registrado por las mujeres (37,73). Esta hipótesis fue soportada parcialmente; sus valores medios tuvieron una diferencia de menos de un punto. Asimismo, para el SI-Culpa la prueba de Levene tuvo un valor p=0,022, aceptando la hipótesis nula, varianzas iguales asumidas; mientras que la prueba t de Student para igualdad de medias dio un valor p=0,485; luego, la diferencia de mayor culpa de las mujeres no fue significativa respecto al valor medio de los hombres. (Tabla 1, Tabla 2)
Para la cuarta y última hipótesis (las mujeres manifiestan menor orgullo que los hombres), el valor medio del sub-índice orgullo, de los hombres (29,21) fue mayor que el registrado por las mujeres (24,95). Esta hipótesis fue soportada parcialmente, al tener sus valores medios una diferencia de menos de un punto. Asimismo, para el SI-Culpa, la prueba de Levene tuvo un valor p=0,22, aceptando la hipótesis nula, varianzas iguales asumidas; y la prueba t de Student para igualdad de medias dio un valor p=0,485; por lo que la diferencia de mayor culpa de las mujeres no fue significativa respecto al valor medio de los hombres. (Tabla 1, Tabla 2).
DISCUSIÓN
La primera hipótesis no fue soportada por los resultados de la prueba t de Student; de manera que, se asume que el juicio moral emocional es igual entre hombres y mujeres. Este resultado contradice las deducciones del juicio moral realizadas por Piaget y por Kohlberg, que mostraban una predominancia a favor de un mayor nivel en los hombres;(26,27,28) y las de algunos estudios más recientes, como los de Wang y Bouhnik y colaboradores, respectivamente, los cuales indican que las mujeres toman decisiones más éticas y tienen mayor desarrollo del juicio moral.(29,30)
La segunda hipótesis fue soportada positivamente por la prueba t de Student, las mujeres expresaron una mayor sensación de horror moral que los hombres. En este sentido, existe coincidencia, en general, con estudios que afirman que las mujeres son más expresivas;(20,22) y en particular, con otros autores que se refieren a los estereotipos sociales, y observan que los hombres, aunque hayan experimentado el mismo grado de horror que las mujeres, reportan una calificación más baja.(21) Los estereotipos sociales establecen que los hombres deben mantenerse ecuánimes y valientes ante el horror, por ello es probable que los participantes varones hayan controlado su emoción ante el estímulo desagradable; de hecho, está documentado que los seres humanos controlamos nuestras valoraciones morales(31) y, en este sentido, se puede afirmar que las personas disimulan el deseo de no querer percibir la historia del parricidio.(15)
La tercera hipótesis fue soportada parcialmente, pues, aunque hubo diferencias respecto al sentimiento de culpa, estadísticamente estas no fueron significativas; resultado ligeramente similar al de Rebega, donde las mujeres adolescentes expresaron mayor propensión de culpa que los varones de la misma edad.(23) Así, en el presente estudio, conforme a Mejía, si el rol social implica el placer como moneda de cambio, entonces la mujer en la sociedad tiene menor goce, dado que su autoconciencia de culpa es mayor en comparación al género opuesto.(10)
La cuarta hipótesis también fue soportada parcialmente por los valores medios, con diferencias en las manifestaciones de orgullo, no corroboradas como significativas. Esto confirma, en alguna medida, el supuesto de que el estereotipo femenino representa a las mujeres más emocionales que los hombres, con más culpa, pero menos orgullo que ello.(22) Podrían deliberarse, a la luz de los presentes resultados, y de acuerdo con Deng y colaboradores, que las diferencias entre mujeres y hombres dependen de los estímulos, como el parricidio en este caso; y de los cuestionamientos emocionales particulares, como la sensación de culpa, el orgullo y enfrentamiento al horror moral, entre otros.(21)
Se puede decir que las mujeres expresan mayor horror ante un estímulo moral violento. Sin embargo, no hubo grandes diferencias respecto al juicio moral emocional, ni tampoco respecto a la culpa u orgullo. Aunque sí se observó cierto comportamiento inverso entre culpa y orgullo en los participantes. Una limitante, es la posibilidad de que, tanto las mujeres como los hombres, hayan regulado sus emociones antes de expresarlas. Las diferencias de género, significativas o no, pueden deberse a la regulación emocional.
Conflictos de interés: Los autores declaran la no existencia de conflictos de interés.
Contribución de los autores: idea conceptual: Víctor Hugo Robles Francia; análisis estadístico: Víctor Hugo Robles Francia, Adriana Mariela de la Cruz Caballero, Juan Guillermo Estay Sepúlveda; revisión de la literatura: Víctor Hugo Robles-Francia, Adriana Mariela De la Cruz Caballero, Germán Moreno Leiva; escritura del artículo: Víctor Hugo Robles Francia; revisión crítica: Alex Véliz Burgos.
Financiación: a cargo de los autores.