Señor director:
Hemos leído con mucho interés el artículo de Blanco y colaboradores Modelo del queso suizo para el sustento de la cultura de seguridad del paciente en un hospital, que pone de relieve la necesidad de implementar la cultura de la seguridad en la práctica asistencial de los profesionales sanitarios.(1) En España, el Ministerio de Sanidad ha publicado el informe “recomendaciones para el análisis de los incidentes de seguridad del paciente con daño (eventos adversos)”, donde se señala que los eventos adversos (EA) están presentes, en menor o mayor medida, en cualquier prestación de atención sanitaria.(2) Además, en el informe se indica que los EA se relacionan directa o indirectamente con las condiciones laborales y personales, las cuales determinan la toma de decisiones clínicas.(2) Asimismo, se destaca que según estudios internacionales un elevado porcentaje de los EA son evitables, y por ello, es ineludible que las organizaciones sanitarias evalúen con detenimiento que tipo de factores los han desencadenado en cada caso. Todo esto permitirá diseñar e implementar protocolos de mejora para reducir la probabilidad de que vuelvan a ocurrir.(2)
Por consiguiente, surge la necesidad de promover las culturas de las buenas prácticas asistenciales y de las mejoras organizacionales con vistas a que las instituciones sanitarias sean más seguras para el paciente.(1) En el estudio de Romeo y colaboradores se describen y evalúan las iniciativas desarrolladas por tres comunidades autónomas en España para implementar intervenciones que promuevan la cultura de seguridad del paciente en las instituciones sanitarias.(3) De las conclusiones de la investigación se destaca que la puesta en marcha de una cultura de seguridad enfocada a la detección y la evaluación de los EA, producidos en la práctica asistencial, requiere de un clima organizacional fundamentado en la confianza institucional, y debe ser avalada por la seguridad jurídica.(3) Además, como dato relevante el estudio señala que la formación de los profesionales y de los gestores sanitarios con respecto al tema seguridad del paciente, debe ser una prioridad estratégica de las instituciones sanitarias para incrementar la calidad sanitaria y disminuir los EA. Con el fin de que esta cultura sea eficiente, se requiere de la figura de los referentes de seguridad del paciente, cuya función es estimular y coordinar el funcionamiento de los sistemas de notificación y las buenas prácticas asistenciales y organizacionales para optimizar al máximo su seguridad.(3)
En una revisión bibliográfica realizada por Bernal y colaboradores se destaca que la valoración del clima organizacional y la calidad de los servicios sanitarios permite conocer cuáles son los factores que influyen en la calidad sanitaria y la seguridad del paciente.(4) En el estudio se destaca que el ambiente laboral tiene un papel relevante en la actitud de los profesionales sanitarios y directivos, ya que abarca los principios éticos y deontológicos, así como los valores que fundamentan su compromiso con el servicio a los ciudadanos. De este modo, los profesionales sanitarios son actores imprescindibles para alcanzar la eficacia, la eficiencia y la efectividad en las organizaciones sanitarias, con vistas a la promoción de la cultura de la seguridad.(4) Por ello, la gestión sanitaria debe ir aparejada al factor humano para convertirse en una palanca de cambio que promueva la calidad asistencial.(4)
En el estudio de Merino y colaboradores se plantea que existe una relación causal entre la mejora del clima organizacional y la satisfacción laboral de los profesionales, para garantizar la máxima calidad asistencial y la disminución de los EA.(5) Además, se subraya que ciertos estilos de liderazgo se relacionan con un incremento de la cultura de seguridad en la organización y con menores tasas de EA; mientras la dimensión más asociada con la seguridad percibida por los profesionales son las “acciones de supervisión”.(5) Este factor causal se justifica porque estas acciones solo se pueden llevar a cabo con la implicación activa de los mandos intermedios, para que promuevan en su equipo la necesidad de incorporar la cultura de seguridad en su práctica asistencial.(5) De lo expuesto, se infiere la necesidad del diseño de planes estratégicos e intervenciones para mejorar un clima laboral favorable en el ámbito sanitario, el cual redunde en la mejor atención y seguridad del paciente.