INTRODUCCIÓN
En la educación de pregrado no existe un plan de educación en dolor debido a que el currículo de medicina lo considera como un síntoma aislado. La enseñanza sobre su manejo solo se realiza como parte de las afecciones que lo producen. Esto lleva a que muchos estudiantes de medicina y médicos no se sientan preparados para tratarlo.1
Existen importantes deficiencias en la educación que reciben los estudiantes de medicina y los profesionales en práctica sobre el dolor. Este déficit se conoce desde hace muchos años y sigue siendo, en Estados Unidos, la principal causa de pobre tratamiento del dolor. En Europa se está empezando a abordar este problema. En los países nórdicos (Suecia, Dinamarca, Finlandia, Noruega e Islandia) los médicos que hayan completado las prácticas deben inscribirse en cursos de dolor.2-5
Durante los estudios de pregrado de medicina los estudiantes solo reciben una media de doce horas de formación acerca del dolor, según indica el estudio Advancing the Provision of Pain Education and Learning (APPEAL) presentado en el marco del EFIC Congress Pain in Europe, celebrado en Florencia en octubre de 2013. Este es el primer estudio europeo que muestra las horas que invierten los futuros médicos en la formación sobre el tratamiento del dolor.6
El estudio APPEAL pone de manifiesto que el estudio del dolor y su manejo terapéutico no es una prioridad en la formación universitaria. De hecho, 2/3 de los futuros médicos (un 62%) estudian y se familiarizan con el tratamiento del dolor en otros contextos ajenos a los estudios de pregrado.6
En Cuba a partir de la reforma universitaria los planes y programas de estudio de todas las carreras incluyendo la de medicina tuvieron trasformaciones que se han extendido hasta nuestros días en aras de un mejoramiento continuo del estado de salud de la población, por tanto preparar a los futuros profesionales para atender todas las dolencias se hace imprescindible. Por ello, al tener el dolor efectos tan deletéreos para la salud, el objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la importancia de establecer estrategias docentes para la enseñanza de su tratamiento integral.
DESARROLLO
Nuestro país no está exento de las deficiencias en la formación del dolor tanto en el pregrado como en el posgrado, ya que en el pregrado no está incluido dentro del currículo de la carrera de medicina la formación del dolor desde una perspectiva integral tratando sus diferentes aristas y en el posgrado no existen estrategias de superación continua sobre el dolor.
El autor mediante revisión documental del currículo de la cerrera de medicina, el perfil de salida del médico general, planes de estudio, programas de las diferentes asignaturas del ciclo básico y clínico, además de entrevistas con profesores de diferentes asignaturas, encuestas y formularios a estudiantes y residentes en formación, ha podido identificar las siguientes regularidades:
- En los planes de estudios del pregrado y posgrado no se aborda el tratamiento del dolor de manera adecuada, no existe una integración entre las diferentes asignaturas y disciplinas.
- Insuficientes conocimientos de los profesores en el abordaje integral del dolor por años de la carrera de Medicina y por ciclos de estudio.
- Los profesores carecen de estrategias que permitan la vinculación entre las diferentes asignaturas con el tratamiento integral del dolor.
- En la formación del estudiante se aborda el dolor como un síntoma de las enfermedades, sin considerar sus diferentes dimensiones.
- Carencia de estrategias que permitan al estudiante apropiarse de herramientas y pautas establecidas por organizaciones internacionales para el tratamiento del dolor.
En un estudio exploratorio efectuado entre los meses de noviembre del 2016 y febrero del 2017, realizado a 70 médicos residentes de diferentes especialidades del Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, Cuba, se aplicó un formulario sobre los conocimientos, destrezas y actitudes, relacionadas con el manejo del dolor. Se encontró que el 55,3 % plantearon sentirse regular en cuanto al nivel de suficiencia en conocimientos sobre el dolor; 41,4% de los médicos refieren sentirse con dudas en la actuación con estos pacientes, lo que no permite abordar y tratar de manera integral al paciente con dolor. A continuación se muestran las tablas relacionadas con suficiencia de conocimientos en relación al dolor y como se sientencon su actuación ante estos pacientes.
En el estudio se constató suficiencia de los conocimientos de manera regular en 39 residentes para un 55,73%; con buen conocimiento 17 residentes para un 24,29% seguidos de 12 residentes que plantearon sentirse poco preparados para un 17,14%; además se encontró 1 residente con excelentes conocimientos y 1 residente con ningún conocimiento para un 1,42% respectivamente. (Tabla 1).
Al explorar sobre cómo se siente ante la actuación con estos pacientes el mayor número de residentes lo ubicaron en con dudas (29) y aceptable también con 29 para un 41,44% en ambos grupos; le siguen en orden de frecuencia los hábiles con 7 residentes para un 10% y tanto el grupo muy hábil como no procede con 1 residente para un 1,42%. (Tabla 2).
Los aprendizajes sobre el alivio del dolor se facilitarían si, desde una perspectiva metodológica, se establece una estructura de aprendizaje mediante un sistema de tareas integradoras, las que se desarrollarían en el tránsito por las diferentes rotaciones y/o asignaturas de los diferentes años académicos, de manera tal que el estudiante con las conductas de entrada que le aportan las diferentes asignaturas pueda definir, explicar, interpretar, tratar y evaluar el dolor y sufrimiento de los pacientes, de acuerdo a su nivel de aprendizaje para lograr el objetivo final de asistir integralmente al paciente que lo sufre, previa interpretación de los procesos biológicos, psicológicos, sociales, culturales y humanísticos involucrados en el dolor, tanto en fase aguda como crónica, para lograr mejorar calidad de vida de acuerdo con la situación de cada paciente y su entorno familiar.
CONCLUSIONES
Se evidencia que el tratamiento integral del dolor no está considerado en los currículos de la carrera de medicina, ya que se trata este como un síntoma de la enfermedad que lo ocasiona. Se debe considerar la integración de los aprendizajes de las ciencias básicas con las clínicas para que el estudiante se aproxime al paciente con dolor, interprete su situación y le ayude a mejorar la calidad de vida, en concordancia con el carácter humanista de nuestro sistema de salud.