Estimado Director:
En la actualidad el último domingo del mes de enero se celebra el Día Mundial de Lucha contra la Lepra o enfermedad de Hansen. Este día se ha convertido en una fecha especial, en el que se recuerda la fuerte presencia de la enfermedad en diferentes zonas del mundo, principalmente las más empobrecidas. Es un momento oportuno para recordar que la lepra es una enfermedad aún no erradicada en nuestro país. Su difusión es muy amplia y representa un problema de salud de orden universal, principalmente en el tercer mundo (en países tropicales).
Esta fecha tiene su surgimiento luego de la visita del periodista francés Raoul Follereau Nevers (Paris 1903-1977) a un leprosorio en la Costa de Marfil por motivos de trabajo. El 31 de enero de 1954, se celebró el Primer Día mundial de la Lepra, en el que se pretendía una movilización mundial de “espíritus y corazones” por los leprosos.1
Es una afección infectocontagiosa crónica, tan milenaria como la misma evolución del hombre que nos acompaña hasta nuestros días con los mismos estigmas y rechazo de antaño, quizás por las deformidades e incapacidades presentes en estos pacientes.2 Producida por el Mycobacterium Leprae, afecta fundamentalmente la piel y el sistema nervioso periférico, donde en las formas graves existe compromiso de algunas vísceras y cuya exteriorización clínica polimorfa depende del comportamiento inmunológico del organismo.3 Las formas clínicas lepromatosas y tuberculoides, representan los principales polos de la enfermedad y se tienen como criterios diagnósticos la presencia de lesiones cutáneas con pérdida de la sensibilidad, el engrosamiento de nervios periféricos y resultados de la técnica de tinción diferencial rápida y económica, usada para la identificación de bacterias ácido-alcohol resistentes (BAAR) en frotis cutáneo.
La detección precoz de la enfermedad, considerada antes de los 12 meses de la aparición de los primeros síntomas, es la piedra angular para su erradicación. Después de este tiempo, comienzan a aparecer las temibles incapacidades y deformidades, con las afectaciones psicosociales y económicas para el paciente y su familia.
En Cuba existen las condiciones ideales para desterrar para siempre esta enfermedad, pues el país posee un sistema de salud universal, accesible y gratuito, con personal médico altamente calificado con apoyo incondicional del estado. A esta tarea estamos convocados todos, sin embargo, se siguen diagnosticando entre 200 y 300 enfermos de lepra anualmente, la mayoría de ellos tardíamente y con la presencia de enfermos en edad pediátrica, lo que nos indica fallas en el cumplimiento del Programa Nacional para el Control de la lepra en Cuba. 3
La lepra existe y tiene cura, pero los enfermos pasan frecuentemente desapercibidos al no pensar en ella. Una herramienta indispensable es el examen clínico dermato-neurológico que muchas veces por la prisa del trabajo diario o desconocimiento, no se realiza debidamente.
Finalmente, podemos decir que erradicar la lepra, es saldar una vieja deuda de la humanidad con estos pacientes rechazados, discriminados y estigmatizados desde la antigüedad hasta nuestros días. Sumémonos en este empeño.
Atentamente,
Dr. Carlos Alberto Blanco Córdova.