INTRODUCCIÓN
Cada una de las vitaminas liposolubles tienen una función distinta e independiente; la mayor parte de ellas se absorben con otros lípidos (1). En 1913 se identificó la primera vitamina liposoluble: la vitamina A (2).
La vitamina A se almacena en el hígado en el espacio de Disse, donde existen células que contienen grasa, son las células estrelladas hepáticas perisinusoidales, o también llamadas células de ito de origen mesenquimal, que intervienen en el almacenamiento y metabolismo de esta vitamina (3).
Durante los últimos años se han realizado numerosas investigaciones encaminadas a dilucidar las funciones y el mecanismo de acción de la vitamina A, directamente implicada en la fisiología de la visión, en la diferenciación de las células epiteliales, en el crecimiento y desarrollo óseo, así como en la reproducción y la respuesta inmunológica (4).
Su función biológica esta íntimamente ligada a la protección de los epitelios y a la detección de la luz en la retina. La deficiencia de la vitamina A ocasiona una reducción de las células secretoras mucosas y causa una queratinización del epitelio de la córnea, del tracto respiratorio, de la piel, del tracto gastrointestinal y del tracto genitourinario, alteración denominada metaplasia escamosa, que es un daño celular reversible (5). Durante los últimos años se ha evidenciado que esta vitamina juega un importante papel en el proceso de defensa del cuerpo frente a la agresión exterior, participa en la respuesta inmunitaria y en la lucha del cuerpo contra el cáncer. Sus fuentes naturales más importantes de origen animal son la leche humana, leche enriquecida, mantequilla, yema de huevo y aceites de hígado de pescados (6).
Los carotenos, que actúan como provitaminas o precursores de la vitamina A, se encuentran en vegetales de color verde oscuro, como espinacas, brécol, acelgas, lechugas, col; en vegetales de color amarillo o naranja, como la zanahoria y la calabaza; y en frutas como el melón, albaricoque, melocotón, mango, frutabomba y guayaba (7-9).
Las necesidades diarias de vitamina A son de 1500 UI en lactantes y 2000 UI en niños y adultos (10-12). La población infantil, además de incluir niños prematuros y bajos de peso, se caracteriza por la poca preferencia por dietas ricas en grasas y carotenos, lo que contribuye a que sea un grupo de riesgo para la deficiencia de vitamina A (13-15). Este déficit puede favorecer enfermedades infecciosas de diversa índole, lo que incide directamente sobre la morbimortalidad infantil.
La citología de impresión conjuntival (CIC) es una técnica precisa, no traumática, barata, sencilla, práctica y poco agresiva, que ha ido adquiriendo importancia en la identificación de la metaplasia queratinizante de la conjuntiva bulbar (16).
El objetivo de este estudio es describir la relación entre los resultados de la CIC y los antecedentes patológicos de los pacientes, asociados al déficit de vitamina A.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal, desde septiembre de 2003 hasta marzo de 2004, en 338 niños que asistieron a la consulta de oftalmología en el Hospital Pediátrico de Cienfuegos.
De un universo de 358 niños, 20 quedaron excluidos por aportar muestras no útiles para la CIC. A los pacientes que conformaron la serie se les realizó la CIC para detectar cambios celulares en la conjuntiva bulbar, asociados al déficit de Vitamina A, y analizar su posible relación con las manifestaciones clínicas informadas por los padres como antecedentes patológicos.
Se confeccionó un formulario de datos para recolectar la información, obtenida a través de entrevistas a los padres acerca de determinados datos relacionados con cada niño: edad, antecedentes patológicos personales, y motivo de consulta.
La variable antecedentes patológicos personales se subdividió en cuatro grupos de manifestaciones clínicas: Infecciones respiratorias, sepsis urinaria, enfermedades parasitarias y otras afecciones.
La toma de la muestra de la CIC se realizó en el mismo local, habilitado con las condiciones adecuadas. Se fijó cada muestra en alcohol para su posterior análisis en el departamento de Anatomía Patológica del mismo hospital, donde se complementaba el procesamiento de tinción y lectura por parte del especialista encargado. La toma y procesamiento de la muestra se realizó según el método de Cañete y colaboradores (citado por Moreira) (17) al igual que la clasificación e interpretación de la CIC:
a) Normal: Grandes masas compactas de células epiteliales pequeñas de color rosa en el citoplasma con abundantes y fácilmente identificables células caliciformes de color azul y abundante mucus también azulado en la superficie de la muestra. En estos casos no existe deficiencia de Vitamina A.
b) Ligeramente alterado: Predominan las células epiteliales pequeñas que se mantienen agrupadas, escasas células caliciformes y atróficas, con mucus poco abundante en la superficie de la muestra.
c) Moderadamente alterada: No aparecen células epiteliales pequeñas, solo están agrandadas, separadas y en pequeños grupos con variabilidad tintórea de su citoplasma, las células caliciformes están ausentes al igual que el mucus.
d) Severamente alterada: Células epiteliales agrandadas, alargadas, escasas y aisladas con aspecto de células queratinizadas, las células caliciformes ausentes al igual que el mucus.
e) No útil: Aquella muestra escasa en células con pobre tinción, que no permite una buena interpretación y puede estar motivado por lagrimeo o poca cooperación del niño.
Para el análisis descriptivo de los datos se tomó el número de pacientes excluyendo los de resultado no útil y, como método estadístico, se calculó el porcentaje en una computadora marca Samtrom y con el programa de computación EPINFO Versión 5.01.
Los resultados se expresaron en números absolutos y porcentajes y se muestran en tablas y gráfico, para su mejor comprensión.
RESULTADOS
Se observó un predominio de niños de edades comprendidas entre 5 a 7 años (50,9 %). (Tabla 1)
En cuanto a los síntomas, hubo un predominio de niños con prurito, sensación urente y ojo rojo. (Tabla 2).
Los resultados de la CIC fueron normales en 25 pacientes, quedando el mayor porcentaje ubicado en las severamente alteradas. (Tabla 3).
En cuanto a las afecciones referidas como antecedentes patológicos, 155 pacientes presentaron infecciones respiratorias, 84 tenían sepsis urinaria, 70, enfermedades parasitarias, y 4 presentaron otras afecciones. En algunos pacientes existía más de una afección. En el grupo de pacientes con infecciones respiratorias los resultados de la CIC alcanzaron un mayor nivel de alteración con respecto al resto. (Gráfico 1)
DISCUSIÓN
En la provincia se han realizado investigaciones similares, que aunque no han sido publicadas, sus resultados coinciden con los de este estudio en varios aspectos, por ejemplo en cuanto al grupo etario predominante, [1] y a la gran cantidad pacientes con CIC alterada.[2]
La revisión de la literatura internacional mostró que varios autores han trabajado específicamente con la CIC como método para el diagnóstico del déficit de vitamina A (13, 16-18), mientras que otros se han dedicado al estudio del déficit desde una perspectiva más general (19,20). También se ha evidenciado su relación con otras manifestaciones clínicas (6-8).
Estos resultados pueden tener su punto de partida en los malos hábitos alimentarios, o sea, en una pobre educación acerca de comer adecuadamente, con una dieta equilibrada y rica en alimentos que contengan vitamina A, la cual debe acompañarse de una cantidad suficiente de grasa, dado el carácter liposoluble de las vitaminas (6,13).
Con respecto al ojo rojo, síntoma por el que más acudieron los pacientes a consulta, también otros estudios se han referido a su asociación con una deficiencia de vitamina A (15, 21).
Las infecciones respiratorias son muy frecuentes en los niños y es innegable su relación con la deficiencia de vitamina A (7, 13, 14, 15, 19, 17). Igualmente, en los resultados de esta investigación quedó evidenciada esta asociación.
En la actualidad, se sugiere que una reducción en las concentraciones de retinol en plasma puede ser una característica común de las infecciones febriles y parte de una respuesta para aumentar la distribución de retinol en los tejidos; además, ocurre una movilización disminuida de las reservas de retinol hepático, hay un aumento de la pérdida de vitamina A por la orina, lo que puede originar una baja ingestión y absorción de esta (17).
También la sepsis urinaria y el parasitismo intestinal han sido reportadas como afecciones asociadas al déficit de vitamina A (22, 13). La primera resulta fundamentalmente del incumplimiento de normas básicas de higiene (por ejemplo, hervir el agua) a pesar de la labor educativa del médico general básico y los medios de difusión masiva (17).
La deficiencia de vitamina A se considera un problema importante de salud pública, ya que afecta primordialmente a los niños, siendo causa de daños oculares y cegueras, y del incremento de las tasas se morbilidad y mortalidad infantil, particularmente por diarreas severas, sarampión (erradicado en nuestro país) y otras infecciones, aún en aquellos niños sin signos clínicos específicos de deficiencias y que muestran un estado nutricional aparentemente adecuado. Es por ello que en la actualidad se difunde ampliamente la importancia de la vitamina A en el mantenimiento y defensa de la integridad estructural de las mucosas, especialmente a nivel respiratorio e intestinal, así como su participación en la función visual (23).
En Cuba las deficiencias vitamínicas no son causa de mortalidad infantil, ya que además de tener un programa de salud basado en la promoción y prevención, están a la venta y a disposición de todos los que lo necesiten, medicamentos ricos en vitamina A. Sin embargo, los resultados muestran una alta incidencia del déficit de vitamina A, lo que puede estar explicado por varias razones, como el consumo insuficiente de alimentos ricos en vitamina A y sus precursores, de suplementos de vitamina A y de grasa, así como el incremento de la demanda metabólica de la vitamina A.
El diagnóstico precoz del déficit de vitamina A, a través de la CIC, puede ser un método de prevención y diagnóstico para otras afecciones comunes y frecuentes en edades pediátricas, que suelen evolucionar sin síntomas y signos perceptibles.
[1]García Álvarez H, González Mesa MI, Cabarga Haro C, Cruz Medina L. Xerosis conjuntival y corneal ligera por déficit de vitamina A (Trabajo presentado en la jornada territorial de Pediatría). Hospital Pediátrico, Cienfuegos; 1999. Rodríguez Guardarrama O. Citología de impresión conjuntival en niños con infecciones respiratorias recurrentes en el policlínico comunitario docente. Área VII. Cienfuegos (Tesis en opción del título de Especialista de I Grado en Medicina General Integral). Cienfuegos; 1999.
[2]Curbelo Alonso M. Déficit de Vitamina A mediante CIC. Relación con algunas enfermedades dermatológicas en un centro escolar (Tesis en opción del título de Especialista de I grado en dermatología). Hospital Universitario "Dr. Gustavo Aldereguía Lima". Cienfuegos; 2002.