Una introducción necesaria.
Como todo proceso de formación que intenciona las influencias educativas, en este caso aquel referido al posgrado académico y específicamente en la especialización, proceso de apropiación, “subjetivación/personalización” del patrimonio cultural por el sujeto y su devolución creativa a dicho patrimonio conocido como enculturación o enraizamiento cultural, tiene sus sustentos teóricos en el enfoque histórico cultural del desarrollo humano que la escuela cubana de educación superior, incluyendo la educación médica de este nivel, asume desde la teoría; por lo que sus actividades tienen en su base estructural y funcional todas las dinámicas que explícita e implícitamente aparecen declaradas en todo el sustento legal del posgrado cubano en sus diferentes resoluciones ya citadas en la publicación “Algunas reflexiones relacionadas con el trabajo de terminación de las especialidades”.1
En tal sentido, está establecido por Resolución Ministerial que “la especialidad de posgrado proporciona la actualización, profundización, perfeccionamiento o ampliación de las competencias laborales para el desempeño profesional que requiere un puesto de trabajo o familia de puestos de trabajo, en correspondencia con las necesidades del desarrollo económico, social y cultural del país” todo lo cual como ya se señaló ampara legalmente lo que se plasmará en los planes de estudio para la formación especializada que responden a la teoría curricular.2
El currículo implica una construcción, una propuesta educativa y una praxis, que responde a los requerimientos que la época, el tipo de sociedad, país y región reclaman a las universidades en cuanto a la capacitación de sus recursos humanos profesionales necesarios para el desarrollo social e implica una selección de la cultura “conocimientos, habilidades, valores, actitudes, sentimientos” que tienen un carácter intencionado y que responde también a determinantes políticos. Su finalidad es potenciar la formación de un profesional con un alto nivel científico, tecnológico o artístico, siempre con una formación humanística que participe como agente de desarrollo y transformación social.
Lo anterior permite destacar su carácter de proyecto y de proceso, su carácter sistémico, la relación institución sociedad, la educación que desarrolla al estudiante y las experiencias de aprendizaje de conocimientos, habilidades y valores y sus manifestaciones en formas de pensar, sentir, actuar y valorar, todo lo cual conlleva a tener en cuenta una serie de aspectos en su diseño que fundamentan las prácticas en las diferentes situaciones de aprendizaje que se ejecuten dirigidas al continuo y multilateral desarrollo integral de la personalidad del estudiante profesional en formación posgraduada. Debe destacarse la importante hegemonía de los procesos de alto grado de autonomía, creatividad e independencia cognoscitiva, la interdisciplinariedad, la pertinencia social, la educación a lo largo de la vida, el amplio uso de las NTIC y la cientificidad, e innovación entre otros, interrelacionados en forma sistémica.3
Importante es entonces definir lo que se conoce como proceso pedagógico de posgrado, el cual se concibe como un multiproceso de formación en determinadas condiciones histórico culturales concretas y que tiene como objetivo la educación del profesional, el desarrollo de su personalidad y de la sociedad cuyo proceso de aprendizaje se concibe a través de la actividad y la comunicación, de esencia social, donde el profesor y el tutor constituyen mediadores fundamentales y el estudiante profesional mantiene una posición activa y aprende en la actividad laboral, en donde la centralidad la ocupan los llamados procesos de alto grado de autonomía, creatividad e independencia cognoscitiva (PAGACIC), que en caso de la especialización predominan el aprender a especializarse y el aprender a investigar, todos desde la base del aprender a aprender, eje dinámico subyacente en todo proceso de aprendizaje que tributa al aprendizaje autorregulado y a la autoformación profesional como reclamo a la Universidad del siglo XXI.
Es importante recalcar aquí que este reclamo a la Universidad tiene su sustento teórico en el ya señalado enfoque histórico cultural el cual considera que es la autoeducación como contrapartida de la educación, la que en definitiva puede sustentar el desarrollo humano, pues toda influencia requiere de la convergencia dinámica de la elaboración activa del estudiante para incorporar el patrimonio cultural al acervo de su experiencia personal, sin desatender su relación con el otro mediante la también convergencia dinámica del par dialéctico autonomía-dependencia. Señala Gloria Fariñas que en la concepción histórico culturalista el sujeto no es alguien contenido en sí mismo, sino alguien que conquista su mismidad en comunión con sus congéneres y que la comparte éticamente con estos.4
En la formación posgraduada existen diferentes formas organizativas: unas corresponden a la superación profesional y otras a la formación académica. En esta última se incluyen la especialización, las maestrías y el doctorado, cada una con determinados fines. Cuando se trata de mejorar el desempeño y hacerlo de más alto nivel, se requiere la especialidad de posgrado. El cambio de tecnologías por otras más avanzadas, la reorientación profesional hacia nuevos puestos de trabajo que exigen otros requerimientos profesionales, las exigencias de perfeccionar el ejercicio de la profesión en determinados puestos de trabajo, son necesidades, entre otras, a las que responde la especialidad de posgrado.
Esta figura del posgrado permite al profesional desplegar las habilidades, funciones o tareas esenciales para el ejercicio profesional especializado en el puesto de trabajo. Caracterizada por su pertinencia social, ofrece al estudiante profesional una profunda cultura de la profesión así como el dominio de aquellas funciones y valores inherentes al especialista, que necesitan para satisfacer las necesidades sociales y de desarrollo del país.
Teniendo en cuenta lo anterior, a partir del perfil profesional en el cual se establecen aquellas funciones, habilidades o tareas que deberá ser capaz de resolver el profesional, se planifica entonces el proceso de aprender a especializarse, derivándose así sus características, métodos propios de la actividad profesional especializada, las formas organizativas asociadas a la educación en el trabajo, los escenarios de formación, las importantes funciones de la figura del tutor y según lo reglamentado, la investigación como proceso para la innovación con sus esencialidades especificas, fines y propósitos de esta en la especialidad de posgrado.
En nuestro país, las especialidades médicas tienen una tradición importante pues el régimen de residencias tiene muchos años de implantado en la educación médica superior. Durante todo este tiempo el proceso se ha ido perfeccionando y se han formado miles de especialistas en las diferentes ramas de las Ciencias Médicas, tanto cubanos como extranjeros, por lo que desde esta figura de la educación de posgrado son muchas las experiencias que nuestras Universidades Médicas pueden mostrar.
En tal sentido no se abundará en diferentes aspectos referidos a las especificidades del proceso de las residencias. Solamente se profundizará en dos de las invariantes cuyas dinámicas son rectoras en ese proceso de formación del llamado cuarto nivel de enseñanza.
1.- El proceso de aprender a especializarse
Como características de la llamada didáctica de la educación superior o didáctica universitaria que incluye la del posgrado, existe un núcleo triádico central en toda situación de enseñanza aprendizaje: el profesor, los estudiantes y los contenidos u objetos de estudio. Este núcleo, cuyos componentes estructurales son los ya referidos, mantienen además un elemento relacional: relaciones profesor- estudiante, estudiante- estudiante, profesores- contenidos, estudiantes-contenidos, todas las cuales se llevan a cabo a través de la comunicación y la actividad, que en la especialización en ciencias médicas es la actividad docente, asistencial e investigativa.
Las características de los componentes señalados y sus relaciones tienen especificidades en la educación superior lo cual refuerza el concepto de didáctica universitaria, a lo cual se desea agregar, que en la educación médica superior cubana se debe tener en cuenta otro componente de ese núcleo, el paciente o la persona sana, enferma o en riesgo de enfermar, la familia y la comunidad, que de forma activa se integra como otro sujeto más para el proceso en la enseñanza aprendizaje y que obviamente modifica la epistemología de dicha situación didáctica especial de las ciencias médicas, aspecto en el que se profundizará en otro artículo en preparación.
Esa estructura que se organiza alrededor del proceso de formación con sus dimensiones instructiva, educativa y desarrolladora, manteniendo como principios la indisoluble relación teoría y práctica así como la de universidad y sociedad, mantiene además relaciones con el currículo oficial, la orientación formativa, la política institucional así como con referentes externos correspondientes a las dinámicas típicas del mundo y sociedad actual que imprimen determinados sellos distintivos al proceso de formación.
Sobre la base de lo expuesto, una sistematización contextualizada en la especialización en las ciencias médicas permite exponer que aprender a especializarse en el posgrado implica un proceso de construcción y reconstrucción social del conocimiento a través de la comunicación entre los participantes de la situación didáctica de enseñanza aprendizaje, en la actividad médica laboral especializada (proceso docente, asistencial e investigativo) que incluye diferentes etapas y se realiza en los diferentes escenarios de las unidades de salud.
En estos, los profesionales en formación posgraduada mantienen una participación activa y junto a sus vivencias y experiencias sobre todo profesionales, así como mediante la gestión del conocimiento, desarrollan modos de actuación especializado, actitudes, valores con una importante implicación personal, auto organización del aprendizaje y creatividad en íntima relación con tutores, profesores u otros con más experiencia en el campo de la profesión especializada o sus producciones científicas.
La literatura especializada señala además que la flexibilidad, la concienciación y la elaboración personal constituyen fines del aprender a especializarse, lo cual no se añadió en el párrafo anterior por considerar que una vez logrado el dominio de la actuación profesional especializada, mediante los procesos dialécticos de interiorización- exteriorización, las citadas cualidades son características funcionales de alto valor que las diferencian de criterios puramente existenciales.
Recordar que el sujeto interioriza lo que crea, no interioriza puramente lo creado por los otros. Para interiorizar adecuadamente debe recrear lo creado por los otros. La interiorización no es un proceso lineal ni directo, requiere de la creación personal y esa creación personal es concientizada, implica un sentido propio, de donde se infiere la necesidad de la sistematización (reproducción) creativa del conocimiento depositado en la cultura.5
Lo señalado anteriormente determina entonces, desde las funciones y tareas a realizar por el futuro especialista, los contenidos, los métodos, las formas organizativas propias del posgrado para determinados contenidos, los medios y la evaluación, recordando que las principales habilidades y tareas se aprenden a través de la propia actividad profesional especializada en la educación en el trabajo donde junto al tutor aprenden las mejores prácticas y este lo orienta, lo guía, monitorea y controla el proceso de formación mediante una evaluación eminentemente de carácter formativo.
2.- La investigación en el proceso de formación posgraduada para la especialización
Aprender a investigar es un proceso que tiene sus etapas y acciones, que una vez sistematizadas, se convierten en habilidades investigativas. Estas acciones a su vez mueven determinados conocimientos y valores que se requieren para investigar en determinada área de la ciencia que a través de la sistematización se convierten en convicciones y puntos de vista.
El conjunto de conocimientos requeridos para la acción investigativa los provee la metodología de la investigación, la cual se imparte generalmente en cursos con sus correspondientes talleres y seminarios donde el profesional en formación posgraduada se apropia activamente de dichos contenidos para su aplicación en la solución de determinados problemas científicos profesionales de su práctica laboral.
La metodología de la investigación evidentemente es la base teórica necesaria para poder investigar, no la metodología vista como recetas o como culto a la metodología (fetichismo metodológico o metodolatría) sino como todo ese aparato teórico conceptual con su cuerpo categorial, además de la lógica procesal que permiten aplicar la metodología en correspondencia con el objeto de estudio. Es apropiarse de la lógica procesal del proceso investigativo a partir de la identificación y formulación de un problema científico y actuar de manera creativa, autónoma, responsable y fundamentar con honestidad científica, criticidad y modestia un resultado válido y socialmente pertinente.
Lo referido se aprende en la práctica investigativa, pues a investigar se aprende investigando, teniendo como punto de partida la problematización de la realidad, aspecto este fundamental, ya que una de las habilidades de aprender a aprender es la identificación y solución de problemas, aspecto que lógicamente debía explotarse y desarrollarse desde el pregrado, sobre todo mediante la formación investigativa desde lo curricular, aspecto que se trata con más profundidad en los planes D que se introducen en el pregrado desde el curso actual.6
En las diferentes figuras del posgrado se desarrolla la actividad investigativa teniendo sus características en cada una: la especialidad, la maestría y el doctorado.
La investigación en la especialidad del posgrado se caracteriza por estar orientada a la innovación. El estudiante profesional aprende a investigar como herramienta de trabajo que complementa su desempeño y cultura de la especialidad. Le permite profundizar en algunos de los aspectos de la actividad laboral especializada con el objetivo de mejorarla o innovarla. El proceso de investigación es el de la profesión, asumiéndose los métodos de la investigación en ciencias médicas.3
La actividad investigativa en la especialización médica tiene su colofón en el llamado Trabajo de Terminación de la Especialidad, que por reglamento tiene su formato, sus formas de presentación, su lugar en el ejercicio final o examen de graduación en el cual el estudiante presenta su memoria escrita y realiza una exposición oral con debate científico mediante las preguntas y respuestas a la oponencia. La cultura investigativa incluye además el dominio de la expresión y la comunicación tanto oral, escrita como virtual. Debe lograrse dominio de habilidades comunicativas enfatizando en sus aspectos informativos, afectivos y valorativos que permiten en la defensa oral dirigir y controlar el discurso para los receptores en la audiencia.
Además, en el informe escrito debe demostrarse el dominio del discurso textual en sus diferentes componentes. La especialización pertenece al posgrado universitario, llamado cuarto nivel de enseñanza como se señaló anteriormente. La sociedad actual del conocimiento y la información necesita profesionales cultos. Lo citado referente al dominio de la expresión y comunicación forman parte del refinamiento que caracteriza a la persona culta.
Obviamente, los elementos teóricos referidos que sustentan toda la formación posgraduada en la especialización deben ser dominados por el claustro: profesores y tutores que son, desde lo didáctico, los directores, guías, orientadores del proceso de formación, proceso que es centrado en el estudiante pero mantiene la relación dialéctica bilateral de sus protagonistas. Aprender a especializarse y aprender a investigar durante la especialización son procesos intencionados, planificados, que tienen un sustento teórico y metodológico y actualmente precisan de una serie de calificadores o estándares de calidad que permiten su certificación y acreditación.
3.- Respuestas a algunos cuestionamientos emitidos en el artículo referido
El proceso de formación posgraduada en la especialización se mantiene como todo proceso educativo en constante desarrollo por lo que incorpora lo más avanzado de la teoría del posgrado para su perfeccionamiento. El desempeño especializado de los graduados es ampliamente reconocido a nivel nacional como internacional y se debe lograr durante la formación de niveles de calidad superior en el aspecto concerniente al aprender a investigar.
Aprender a investigar incluye la apropiación de los aspectos tanto estructurales como procesales de la investigación, lo que implica acciones científicamente intencionadas por parte de profesores y tutores del trabajo de terminación de la especialidad, por lo que se debe evaluar dicho proceso formativo en cada etapa con el mismo rigor con que se evalúan el resto de las actividades docentes y asistenciales.
Desde la concepción de la investigación se deben cumplir los requisitos de pertinencia, factibilidad, novedad, importancia y relevancia social del problema científico en determinado tema, sobre el que se erige todo el andamiaje teórico y metodológico para darle solución y evidentemente deben responder a líneas generales que albergan diferentes proyectos investigativos (macroproyectos) para evitar así el atomismo temático y organizar la actividad investigativa sobre la base de un eje sistematizador que integra dialécticamente lo universal , lo general y lo particular en el abordaje de la realidad compleja.
La lógica procesal investigativa incluye la socialización de los resultados obtenidos en diferentes formas: eventos científicos, publicaciones y otros. Este aspecto debe constituirse en objeto de evaluación del residente en su proceso formativo y así cumplir las aspiraciones de los estudios de posgrado de la Universidad del siglo XXI mediante la apropiación durante la formación posgraduada de actuaciones caracterizadas por indicadores de desarrollo como la sistematización teórica y metodológica, la comunicación-expresión, la gestión del conocimiento y la innovación.
La apropiación de los contenidos correspondientes a aprender a investigar y su aplicación consecuente en la práctica profesional es un proceso sistémico y complejo que no responde a la relación causal determinista de la racionalidad clásica. Como se señaló, los objetivos de la formación para la investigación son precisos en cada figura del posgrado; en la especialización como herramienta para resolver problemas del desempeño profesional especializado mediante la aplicación del método científico y los métodos de la profesión. Mayores y mejores niveles de actuación investigativa son exigencias de las maestrías y el doctorado en los cuales se incluye no solo saber investigar sino dirigir grupos de investigación, gestionar los procesos investigativos, enseñar a investigar.
Enrumbar el proceso de formación posgraduada en la especialización significa cumplir y aplicar lo más avanzado que sustenta dicha educación para lograr sus fines y propósitos. Esto implica que todos los que trabajan en el mismo, mediante la acción, reflexión e investigación pedagógica diseñen innovaciones educativas que abarquen las esencialidades del proceso formativo de la especialización en sus diferentes escenarios para perfeccionar y no solo velar y cumplir con cuestiones puramente burocráticas que se detienen en lo fenomenológico de dichos procesos, lo cual se necesita, pero no agota ni da cumplimiento a una gestión científica en el postgrado en sus esencialidades.