Sr. Director:
En diversas revistas de las ciencias de la salud de casi todos los contextos no se encuentran los ensayos científicos (por lo menos con ese nombre), aunque parece ser que esta lo considera dentro de los “Puntos de vista” por lo que sugerimos, desde nuestra sencilla experiencia, una invitación al respecto.
Esto permitiría la libertad de expresión científica, el respeto a las individualidades, la tolerancia a la diversidad, la flexibilidad y la autenticidad. Su uso, como una manera publicitaria más, no solo es otra alternativa de oportunidad para los profesionales, sino que consiste en la publicación de ideas propias y a estilo propio de los autores, en dependencia de sus estatus asistencial, docente, científico-investigativo y gerencial, a los que, por sus conocimientos científicos, les es permitido, desde su cultura y posición epistemológica, mostrar su perspectiva de ciencia, que no tiene que ser la mera repetición de contenido y compilación de datos bibliográficos, ni resultados regidos por técnicas matemáticas y neopositivistas, ni tampoco gobernados por normativas estandarizadas y dogmáticas.
Si esto no fuera viable ¿De qué serviría tener tantos titulados como Doctores en Ciencia, Profesores Titulares, Investigadores Titulares etc.,si se limitan sus ideas propias y estilo propio?, es por eso que nos parece pertinente estimular esta alternativa, que no solo se tenga en cuenta en esta ya prestigiosa revista, sino que se divulgue y que con sus exigencias editoriales, se haga extensiva la invitación, que por demás conduce a respetar la diversidad del ser humano en su propia esencia y existencia.
Es entonces que se pretende incitar a su uso como un tipo de texto de diferente extensión, generalmente “breve” que analiza, interpreta o evalúa con criterio propio un tema de modo oficial o libre.
La mayoría de sus defensores lo hacen sobre la base de que sea un artículo sensato y cimentado que sintetice un tema revelador, posea un perfil de carácter propedéutico, que generalmente conduce a una labor más acabada, que puede ser una monografía, un texto o resultados teóricos (aportes) de una investigación de cualquier nivel hasta de tesis doctoral, ser expresión de un estilo profundo, donde no se acostumbra la explicación detallada.
Es expresión del proceso hermenéutico-dialéctico en la creación del conocimiento científico, es una exposición argumentada de la interpretación como síntesis de la explicación y la comprensión que parte de la observación del propio autor (sujeto), acerca de un determinado tema (objeto), sin que sea necesariamente obligado usar un aparataje documental o dogmatizado, es decir, desarrollado de manera libre, pero con una lógica coherente y con arrojo de estilo, en tanto cumpla con la inteligibilidad ante y entre los hombres de ciencia.
A diferencia de otro texto de ciencia, no se le reconoce una ordenación definida ni normalizada o fraccionada en apartados o lecciones. Su ordenación es sumamente flexible, ya que toda dogmatización y estratificación es ajena a su propósito esencial, que es cautivar y conquistar mediante la exposición argumentada de ciencia, sobre un punto de vista, por lo que la tenencia de introducción, desarrollo y conclusiones es meramente orientativa. En cuanto a la reseña bibliográfica, no es forzosa, lo que no niega que se hagan citas y se critiquen otras opiniones.
Para alcanzarlo, el autor puede utilizar varios tipos de razonamiento: la lógica inductiva, la lógica deductiva, la lógica formal, la lógica hermenéutica, la lógica dialéctica o cualquiera que le permita, desde su propia posición cultural y epistémica, una coherencia de la obra.
En ese sentido, pido que se tenga en cuenta, lo que permite más oportunidades de comunicación de las ciencias. Es cierto que generará más polémicas, pero no debemos olvidar que toda ciencia como fenómeno de la sociedad, se desarrolla en la relación de lo individual y lo social, pero no siempre uno u otro tienen la verdad, ni tampoco la razón, no en todo criterio científico avalado por una comunidad científica es donde existe la razón, la historia está preñada de ejemplos de criterios propios e individuales rechazados por las comunidades científicas de la época, que el tiempo se ha encargado de su verificabilidad y por tanto de su razón, así lo demuestra la historia de Galileo, Copérnico, Darwin y Finlay.
Es desde todo lo anterior que esta alternativa parece- a juicio de este remitente- como innegable en la formación y desarrollo del conocimiento científico del médico y se devela como alternativa digna de uso.