INTRODUCCIÓN
El bruxismo es el hábito de apretamiento o frotamiento de dientes, diurno o nocturno, con distintos grados de intensidad y persistencia en el tiempo, inconsciente y fuera de los movimientos funcionales (normales) que corresponden a la mandíbula. También es un trastorno neurofisiológico de los movimientos mandibulares que, de forma progresiva, desgasta los tejidos dentarios dando la apariencia de dientes muy pequeños reducidos en tamaño. En la mayoría de los casos los pacientes ignoran o les cuesta admitir que rechinan los dientes inconscientemente y que esta fricción involuntaria es la causa del desgaste dentario.1-7
Las repercusiones clínicas de este hábito pueden ir más allá del desgaste dentario y afectar estructuras de soporte dentario (encías), musculatura cérvico-craneal y la articulación temporomandibular. Afecta a ambos sexos y pueden padecerlo tanto niños, jóvenes como adultos, aunque se ha demostrado que en la mayoría de los casos el hábito se instaura en edades tempranas y persiste hasta la adultez.7,8
Estudios realizados sobre bruxismo en Cuba, refieren que la edad más crítica para esta enfermedad, es la comprendida entre los 7 y 10 años de edad, correspondiendo con el período de dentición mixta, y que tiende a disminuir a medida que aumenta la edad, después que erupcionan los molares e incisivos permanentes, donde se establecen patrones de oclusión más estables y armónicos.8,9
En investigaciones recientes realizadas en niños del Área de Salud II del municipio Cienfuegos, se ha observado una alta frecuencia de obturaciones deficientes, lo cual genera a su vez interferencias oclusales, las cuales, unidas al estrés, constituyen los factores etiológicos fundamentales para el desarrollo del hábito de bruxismo.10,11
Esta investigación tiene como objetivo evaluar la efectividad del tratamiento estomatológico en escolares de 5 a 11 años de edad, con bruxismo y pertenecientes al Área II de Salud del municipio de Cienfuegos.
MÉTODOS
Se realizó un estudio con diseño de intervención cuasiexperimental del tipo antes y después, en todos los niños con bruxismo (52), con edades de 5 a 11 años, pertenecientes al Área de Salud II del municipio Cienfuegos. Para el diagnóstico de bruxismo se realizó examen bucal a cada niño, así como entrevistas a padres y maestros. En la propia escuela se realizó un minucioso examen intraoral y extraoral, utilizando espejo bucal y técnicas habituales de observación y palpación bimanual. Además, como fuente de iluminación, se aprovechó la luz natural.
Las variables que se estudiaron fueron: edad, sexo, grado de afectación del bruxismo, diagnóstico psicológico y signos y síntomas del bruxismo.
Fueron conformados dos grupos de edades: uno de niños de 5 años, con dentición temporal; y otro de niños de 6 a 11 años, con dentición mixta.
Para la evaluación psicológica, los niños fueron remitidos a la consulta de psicología del Centro Comunitario de Salud Mental perteneciente al Área II de Salud del municipio de Cienfuegos, donde fueron sometidos pruebas psicológicas específicas. A través de la valoración integral de todas las técnicas empleadas, se definió la evaluación psicológica de cada paciente. De estos resultados se seleccionaron las esferas psicoemocionales afectadas: esfera familiar, escolar, interpersonal y personal. Los niños con más de una esfera psicoemocional afectada en su evaluación psicológica, se ubicaron en el grupo con “trastornos severos” y los que presentaron solo una esfera psicoemocional afectada, se ubicaron en el grupo con “trastornos leves”.
Sin tener conocimiento de la evaluación psicológica, para que esto no repercutiera sobre el manejo del niño en consulta y evitar sesgos en la investigación, todos los niños fueron atendidos en el departamento de Estomatología General Integral de la Clínica Estomatológica de Especialidades de Cienfuegos, donde se les examinó por segunda ocasión; esta vez en el sillón estomatológico, utilizando luz artificial y set de clasificación (espejo, pinza y explorador). Este segundo examen estuvo destinado a detectar los signos y síntomas del bruxismo: apretamiento dentario, rechinamiento dentario, sensación de cansancio y dolor muscular, dolor muscular a la palpación y facetas de desgaste.
Se clasificaron como “con afectación mayor” los niños que presentaron tres o más signos y “con afectación menor” los que presentaron menos de tres síntomas, teniendo en cuenta la edad y el sexo. Hasta aquí la etapa de diagnóstico. Luego se inició la intervención, que incluyó actividades de promoción, prevención, curación y rehabilitación, dirigidas a todos los niños. Pasados cuatro meses, se midieron los resultados, mediante la evaluación de los mismos síntomas y signos del bruxismo detectados en el segundo examen realizado.
Los datos, recogidos en un formulario, se introdujeron en una base de datos con el programa computarizado SPSS versión 15.0. Para el análisis de las variables después del tratamiento estomatológico, se aplicó el estadígrafo Mc Nemar. Los resultados se presentaron en tablas con números absolutos y porcentajes.
Se respetaron las normas éticas para el empleo de humanos en la investigación científica, confidencialidad de la información, secreto profesional y el principio de la autonomía. Los padres o tutores dieron su consentimiento informado para participar en la investigación. Los participantes tuvieron la libertad de retirarse de la investigación en el momento que así lo desearan. El proyecto de investigación fue aprobado por el consejo científico y el comité de ética de la investigación científica de la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.
RESULTADOS
De los 52 niños con bruxismo, 35 presentaron afectación mayor del bruxismo, lo cual representa un 67,3 % del total, mientras que solo 17 niños (32,7 %) presentaron afectación menor. Se vieron más afectados los niños de 6-11 años de edad, de los cuales el 72,4 % presentó afectación mayor. El sexo femenino fue el más afectado (77,8 %). Predominó el diagnóstico psicológico severo con 39 niños agrupados en esta categoría, lo cual representó un 75,0 %, existiendo una asociación positiva entre el diagnóstico psicológico severo y la afectación mayor del bruxismo, presente en el 79,5 % de los niños con afectación psicológica severa. (Tabla 1).
Al analizar los signos y síntomas del bruxismo antes de la intervención, los más frecuentes fueron el rechinamiento dentario y el apretamiento dentario. (Gráfico 1).
Después de la intervención, los signos y síntomas de bruxismo mostraron una evolución favorable en más del 60 % de los niños afectados. En el caso específico del dolor muscular, este mejoró su sintomatología en relación al estado inicial en el 71,4 % de los casos. (Tabla 2).
DISCUSIÓN
En nuestro estudio predominó la afectación mayor por bruxismo en niños de 6 a 11 años de edad, correspondiendo con el período de dentición mixta. La mayoría de los estudios reportan una mayor prevalencia de este y otros trastornos, entre los 7 y 10 años de edad.2,9 Sucede que en estas edades coexisten dientes temporales y permanentes; luego, a medida que brotan los molares e incisivos permanentes, se establecen patrones de oclusión más estables y armónicos, y los trastornos van disminuyendo con la edad.
En relación al predominio de la mayor afectación del bruxismo en las niñas, Díaz Gómez5 coincide con nuestro resultado y refiere que esto puede estar relacionado con los diferentes patrones de educación, algunos marcadamente sexistas, que se dan como norma y necesidad, en los cuales las mujeres responden a más indicadores de presión y supresión psicosocial. No obstante, se han señalado otros factores etiológicos para la presencia de malos hábitos bucales, los cuales pueden afectar tanto a niños como a niñas; ellos son: conflictos familiares, celos, ansiedad y presión escolar.
Al analizar la relación entre el bruxismo y los trastornos psicológicos severos, se observó interdepedencia entre ambos factores. Autores como Alcolea y Manfrendini2 coinciden con estos resultados y refieren que el componente psíquico ha estado reflejado en el desarrollo del bruxismo, como uno de los más importantes, ya que existen evidencias de aumento de la tensión muscular por tensión emocional y ansiedad.
En relación a los signos y síntomas del bruxismo, resultó más frecuente el rechinamiento dentario. Este es el que más refieren los padres cuando acuden a consulta con la preocupación por el desgaste dentario. Es fácilmente identificable por el sonido característico que provoca.
El cansancio y dolor muscular, así como al dolor muscular a la palpación, fueron los menos frecuentes. El dolor muscular es más común en adultos, no así en los niños.3,4,5,8 Se han encontrado casos de dolores musculares sin facetas de desgaste, lo que indica que estos pacientes se han adaptado a una posición intercuspal mediante contactos primarios sin deslizamiento.
Manfrendini2 señala que la depresión también desempeña una función importante en la modulación de la percepción del dolor. La alteración en el sistema emocional-afectivo modifica la sensibilidad al dolor (umbral).
El análisis realizado en relación a la presencia de síntomas característicos del bruxismo, antes y después del tratamiento estomatológico, demostró la efectividad de este respecto al mejoramiento de los signos y síntomas de esa afección.