INTRODUCCIÓN
La elaboración de perfiles epidemiológicos confiables en las poblaciones, es una práctica positiva que permite tener una visión general de la forma en la cual la salud de una comunidad se ve afectada, evalúa la intervención de los sistemas de salud existentes y genera información para orientar las políticas de la planificación de los servicios de la Atención Primaria de Salud (APS). (1,2) En este sentido, la edad 12 años es considerada mundialmente de referencia para comparar el estado de salud bucal entre los distintos países, usando indicadores que miden la presencia o no de las tres enfermedades que más afectan la cavidad bucal, ellas son, la caries dentales, las periodontopatias y las maloclusiones.
Diferentes autores han descrito, que debido a las condiciones biológicas, psicológicas y sociales que presenta este grupo poblacional se les asocia un notable incremento de la susceptibilidad para desarrollar determinadas enfermedades o desviaciones de la salud. (2-4) Por lo que conocer la situación de salud bucal de la población de niños de 12 años del Área VIII del municipio de Cienfuegos fue el propósito de este estudio. La información que se deriva de este estudio pudiera aportar una aproximación de la situación de salud bucal que presenta esa población de niños y de esa manera ejercer acciones de salud preventivas y curativas sobre este grupo por parte de los servicios de salud estomatológicos del área.
MÉTODOS
Tipo de estudio y muestra: Se realizó un estudio, con diseño descriptivo correlacional de corte transversal en el período comprendido de septiembre de 2005 a mayo de 2006. El universo estuvo conformado por los 269 adolescentes que constituyen el total de población de 12 años del Área VIII de Salud del Municipio de Cienfuegos. Se seleccionó una muestra de 90 niños, utilizando el método de muestreo aleatorio simple. Al final la muestra representó el 33,5% de la población.
Los niños seleccionados fueron citados a consulta con uno de los padres, allí se les realizó interrogatorio y examen oral y extraoral utilizando set de clasificación, sonda periodontal de la OMS, guantes y con buena iluminación artificial.
Los datos recogidos fueron plasmados en un instrumento confeccionado al efecto: Encuesta de diagnóstico y estado de salud bucal de los niños(as). Con la información primaria se creó una base de datos en el paquete estadístico SPSS versión 11.0 para posterior procesamiento estadístico. A todos los padres se les preguntó sobre su interés en que su hijo participara en el estudio y se recogió el consentimiento de participación.
Las variables utilizadas en el estudio fueron: sexo (masculino o femenino), estado de salud bucal, número de dientes cariados, número de dientes obturados, número de dientes perdidos, índice COP-D.
Esta última se determinó utilizando la siguiente fórmula:
Índice COP-D = Dientes Cariados + Obturados + Perdidos_
Total de individuos examinados
En relación a los factores de riesgo tenidos en cuenta, se agruparon en: Biológicos (Maloclusiones, antecedentes de caries, hipotonía muscular, enfermedades sistémicas endocrinas, respiratorias, alergias y epilepsia), hábitos (alimentación cariogénica, higiene bucal, respiración bucal, deglución atípica, onicofagia, succión digital, bruxismo), ambientales (abasto de agua, calidad del agua, entorno, radiaciones.) y otros factores de riesgo (obturaciones deficientes).
Para la variable enfermedad periodontal se determinó: Si al menos un segmento está afectado o si no presenta la enfermedad y en relación a la condición periodontal se utilizó el Índice de Necesidad de Tratamiento Periodontal en la Comunidad: con la variante para los menores de 20 años donde se examinan los dientes 16, 11, 26, 36, 31 y 46 y que establece para la condición periodontal los siguientes códigos:
PUNTAJE CRITERIO
0 Sano.
1 Sangramiento observado, ya sea directamente o con un espejo bucal, tras el sondaje.
2 Cálculo detectado durante el sondaje, pero toda la banda negra de la sonda es visible.
Los criterios que se tienen en cuenta para la variable necesidades de tratamiento periodontal son: no requiere tratamiento, (los examinados con periodonto sano), requiere profilaxis dental y adiestramiento en cepillado (Tto 1), y necesita tartrectomía y/o raspado y alisado radicular.(Tto 2)
La variable maloclusión según nivel de atención se evaluó teniendo en cuenta los siguientes aspectos:
- Existe maloclusión en el nivel primario cuando: cuando los primeros molares permanentes están en neutroclusión con anomalías en el sector anterior.
- Existe maloclusión en el nivel secundario cuando: los primeros molares están en mesio ó distoclusión con anomalías en el sector anterior o falta algún primer molar y tiene alguna anomalía en la oclusión.
- No existe maloclusión
En relación a la clasificación epidemiológica se tuvo en cuenta si el individuo era sano, sano con Riesgo, enfermo, deficiente/ discapacitado.
Los datos se presentan en tablas y figuras mediante números y porcentajes. Se utilizó la prueba de chi cuadrado de Pearson, así como el test de tendencia lineal de Mantel-Haenszel con la determinación del riesgo relativo y los intervalos de confianza del 95 %.
RESULTADOS
Predominó el sexo masculino con 51 niños, 56,7 % del total. La prevalencia de caries dentales alcanzó el 54,4%, observándose diferencias significativas en relación al sexo. Los niños, tuvieron un riesgo de caries 1,11 veces mayor que las niñas (figura 1).
El índice COP-D alcanzó la cifra de 2,45 en el total de examinados, se determinó que para el sexo masculino este valor fue superior con un 2,7 frente a un 2,1 para las del sexo femenino. En un análisis de los componentes de este índice, se observó que el componente cariado fue el que contribuyó con el mayor porcentaje en un 4,6% (tabla 1).
La tabla 2 muestra los factores de riesgo que más se asociaron con la aparición de la caries dentales. En este sentido, se determinó que en orden de importancia, los factores que más afectaron fueron las obturaciones deficientes, la herencia, la deficiente higiene bucal y la respiración bucal. Representando para los niños con algunos de estos factores, un riesgo (entre 1,5 y 2 veces) superior de enfermar con respecto a los niños sin factores de riesgo.
El antecedente de caries fue estadísticamente significativo para la presencia de la caries dentales. A su vez, el factor de riesgo ambiental calidad del agua se comportó como una variable constante por lo que no se tuvo en cuenta para la aplicación de cálculos estadísticos de asociación.
En relación a la enfermedad periodontal, esta fue más frecuente en los niños que en las niñas con un 54,9% y 30,8% respectivamente. El cálculo del riesgo relativo para la asociación del sexo con la enfermedad periodontal indica que los individuos con la condición masculino tienen 1,78 veces más probabilidades de afectación en sus tejidos periodontales que las féminas (Figura 2).
El estado periodontal de los segmentos se observa en la Tabla 3, donde se refleja que el 80,9% de todos los segmentos se encuentran sanos y en los afectados, la entidad cálculo predominó con un 11,7% sobre los que tuvieron sangramiento. El segmento más afectado periodontalmente por el sangramiento fue el anterosuperior (13 veces) mientras que por el cálculo fue el anteroinferior (26 veces).
Por otro lado, la mayoría de los niños no requerían de tratamiento periodontal. De los necesitados, un 28,9% demandaban profilaxis dental y adiestramiento en cepillado, más raspado profesional (Tabla 4).
Numerosos factores de riesgo estuvieron en asociación con la aparición de la enfermedad periodontal, los resultados más relevantes en este sentido se pueden observar en la Tabla 5, donde el riesgo de que aparezcan afectaciones en los tejidos periodontales es de: 48,7 veces superior en los niños con deficiente higiene bucal; 2,83 veces superior en los que tienen antecedentes de caries; 2,07 veces superior en los que tienen herencia; 1.86 veces superior en los que tienen una alimentación azucarada y 1.81 veces superior en los que presentan obturaciones deficientes.
Las maloclusiones presentaron una prevalencia de un 40% del total de los examinados, no existiendo para esta enfermedad, diferencias significativas en cuanto al sexo (Figura 3).
La distribución de las maloclusiones según el nivel de atención muestra que los portadores de alteraciones en la oclusión requieren de mayor demanda de atención en el nivel secundario, 20 casos para un 55,6% (Tabla 6).
Analizando más detalladamente las necesidades de tratamiento de Ortodoncia en la Atención Primaria de Salud se observa que la Clase I con Vestibuloversión y Diastemas fue la entidad predominante con 6 casos para un 6,67% del total, seguida de la Mordida Abierta Anterior. (Figura 4).
En la tabla 7 se observa la asociación de la maloclusión con numerosos factores de riesgos que inciden en su aparición. Es significativo el riesgo que poseen los individuos con hábitos deformantes para desarrollar esta enfermedad, que en el caso de la deglución atípica y la respiración bucal alcanzan posibilidades superiores a las 2 veces de enfermar, si se tienen dichos hábitos.
Finalmente se muestra como quedó clasificada desde el punto de vista epidemiológico la población examinada, donde prevaleció ampliamente la categoría enfermos con un 77,8% del total. No es notable la significación del sexo con respecto a la clasificación epidemiológica (Figura 5).
DISCUSIÓN
La caries dental es considerada un problema de salud pública debido a su alta incidencia y prevalencia, siendo esta última del 54,4% en la muestra estudiada. Algunos datos epidemiológicos recientes sobre esta enfermedad muestran valores entre el 57% y el 64 % en niños de 12 años de países latinoamericanos y caribeños como Nicaragua y Colombia. En países industrializados como España, Portugal y Francia los valores de prevalencia son inferiores, oscilando entre el 45% y el 50%.(2-7)
Para la evaluación del estado de la dentición utilizamos el índice COP-D que se ha convertido en el índice fundamental de los estudios odontológicos que se realizan para cuantificar la prevalencia de la caries dental. Señala la experiencia tanto presente como pasada, pues toma en cuenta los dientes con lesiones de caries y con tratamiento previamente realizado. El índice COP-D a los 12 años es considerado por la Federación Dental Internacional y la OMS como un indicador de salud bucal considerándose como parámetro aceptable para el 2010 un índice de 1,2. (6-8)
En este estudio se alcanzó un índice de 2,45 para el total de la muestra, siendo superior para el sexo masculino (2,7). Reportes de países europeos exponen índices COP-D con valores que oscilan entre 1 y el 2,07 existiendo una mayor afectación para el sexo femenino. (3,9) En cambio, la comparación con países latinoamericanos revela cifras superiores a las halladas en este trabajo, ejemplo de ello es que en Perú en el año 2000 el índice de caries en la población adolescente fue de 5,6; en Colombia un 3,57, y en Chile de un 3,42. Sin embargo, otros estudios nacionales señalan bajos índices que cumplen con las metas establecidas por la OMS para el 2010. (2,4-6)
Al relacionar los factores de riesgo que se asocian a la caries dental, las obturaciones deficientes constituyeron uno de los factores más importantes al ser zonas propensas para la retención de alimentos y placa dentobacteriana, sustratos que favorecen la colonización microbiana y la desmineralización del diente. La determinación estadística de asociación de factores de riesgo con la aparición de caries dental demostró que en nuestro estudio el mayor riesgo para desarrollar la enfermedad (dos veces superior) lo poseían los individuos portadores de este factor, seguidos de los de deficiente higiene bucal a la cual numerosas investigaciones asignan una correlación altamente significativa. (7) La higiene bucal es la clave de la prevención de la caries y tiene un gran impacto en la futura salud dental por lo que siendo elevada la cifra de adolescentes con mala higiene se debe trabajar en esta población en función de mejorar los hábitos de higiene y la corrección del cepillado.
Aunque para el antecedente de caries el cálculo RR fue nulo, el valor p= 0,00000 indica una correlación muy significativa. En la literatura revisada se encontraron extensos reportes acerca de la relación entre la experiencia previa de la misma con la actividad posterior de caries, por lo que los niños que la poseen requieren de una terapia preventiva mayor para evitar el desarrollo de futuras lesiones que en este trabajo alcanza el número de 60 para un 66,7% con este factor de riesgo, valor por debajo de lo encontrado en Colombia y Chile donde el porcentaje para niños de 12 años fue de 71,9% y 84,7% respectivamente. (2,4,5,10)
En lo concerniente a la enfermedad periodontal, la mayoría de la bibliografía revisada señala un bajo porcentaje de adolescentes con periodonto sano, siendo por el contrario, el número de afectados considerable. En este trabajo la enfermedad periodontal alcanzó un 44,4 % de prevalencia con diferencias significativas en cuanto al sexo, teniendo nuevamente los niños un riesgo superior (de 1,78 veces) de adquirirla. Esto difiere ligeramente con lo obtenido por Cutress en Portugal que describe un 33% de enfermos, uno de los mejores valores encontrados, mientras que otros estudios en adolescentes brasileños y canarios se describen altísimas prevalencias, oscilando las mismas entre un 82,9% y un 95%.(10-14) Nacionalmente se reporta en la encuesta de salud oral, realizada en 1998, un 42% de afectados para esta edad, valor muy similar a lo encontrado en este estudio. (6)
Recientemente ha sido enunciado por la FDI/OMS el indicador internacional de salud periodontal aceptable para el 2010.Este estima que al menos el 51,3% de la población permanezca libre de enfermedad periodontal, lo cual, felizmente ya se cumple para esta edad en específico, en nuestro estudio.
La presencia del marcador periodontal cálculo fue predominante dentro de los niños que requerían tratamiento coincidiendo con la literatura en que es la entidad que se presenta con mayor frecuencia (14). Mientras que la mayoría, el 55,6% de los examinados, no necesitaban tratamiento, no concordando afortunadamente, con lo descrito por otros autores que reportan bajísimos porcentajes de individuos que no necesitan tratamiento periodontal en estas edades. (11,14,15)
Es significativo mencionar como el riesgo para los que tienen deficiente higiene bucal supera ampliamente a todos los demás factores de riesgo (48,7 veces superior). La literatura reporta en adolescentes, altas prevalencias de enfermedad periodontal asociadas fundamentalmente al déficit de higiene bucal y a los cambios hormonales de la pubertad; aunque cuando se establecen métodos efectivos de control de placa dentobacteriana, la gingivitis crónica remite con rapidez. (16)
Lo hasta aquí descrito confirma que a pesar de existir en el mundo tecnología preventiva capaz de controlar la enfermedad periodontal no es utilizada correctamente. Por el contrario, el incremento de servicios curativos no ha podido disminuir su alta prevalencia, generando necesidades ilimitadas de tratamiento. Por tanto, los esfuerzos dirigidos a controlarla deben concentrarse más en la promoción y prevención como única forma de motivar a las personas e inducir cambios en las actitudes para con su salud bucal.
En relación a las maloclusiones, la OMS la define como una entidad patológica que ocupa el tercer lugar entre las enfermedades que constituyen riesgo para la salud bucal. Se considera que muy pocas maloclusiones son prevenibles, pero el 25% de estas pueden ser interceptadas y a temprana edad se puede eliminar factores etiológicos y mejorar a los pacientes. (17,18) Variados estudios se han realizado para investigar la prevalencia de anomalías dentomaxilares en la población infantil y adolescentes, todos ellos, con edades, extensiones geográficas y metodologías distintas, eso explica los resultados tan disímiles. Las prevalencias reportadas oscilan entre 32,4% y 70%, siendo en este estudio de un 40%, sin diferencias significativas en cuanto al sexo. (17-19)
La FDI/OMS ha establecido como meta para el 2010, que más del 70,1% de la población comprendida en esta edad debe estar libre de maloclusión. En este sentido, la población adolescente examinada quedó muy por debajo del cumplimiento de esta meta cuando solo restan cuatro años para su cumplimiento.
Los adolescentes de la muestra portadores de maloclusiones clasificaron mayormente para el nivel secundario, con un 55,6%. Esto difiere con lo obtenido por estudios nacionales donde la mayoría de los niños con maloclusiones eran de la competencia del nivel primario. (20)
Al tener en cuenta la relación estadística de los factores de riesgo con las maloclusiones, se otorga a los hábitos una fuerza de asociación muy superior a la de los demás factores, resultado esperado ya que indudablemente ellos constituyen causa primaria o secundaria de anomalías dentomaxilofaciales. La deformación provocada por el hábito depende fundamentalmente de tres factores: la edad, el tiempo, la frecuencia. Por lo que, la prevención de estos hábitos deformantes ayuda a promover un ambiente neuromuscular normal que contribuye a la función y el crecimiento, y no distorsiona el patrón esquelético en desarrollo. Numéricamente predominaron factores de riesgo como el antecedente de caries, la herencia y la onicofagia, sin embargo, no fueron estadísticamente significativos en el desarrollo de desviaciones de la oclusión.
Sin lugar a dudas, esta es una población que exhibe altas cifras de enfermos por caries, periodontopatias y maloclusiones dando lugar a que el 77,8% de los examinados se encuentren clasificados epidemiológicamente como enfermos, con un predominio de los niños aunque no estadísticamente significativo.
Lo que hasta aquí se ha abordado, recalca el énfasis que se debe hacer en la prevención como piedra angular de la atención médica primaria del mundo actual, siendo el Estomatólogo General Integral un agente de cambio que acorde a su formación sea capaz de asumir con un enfoque epidemiológico y un accionar salubrista consecuente, la problemática de salud existente, actuando desde las edades más tempranas, con el objetivo de mejorar las condiciones de salud, introduciendo cambios positivos en su modo y estilo de vida, pues es más fácil formar actitudes positivas hacia la salud en un niño o un adolescente (edades aún susceptibles al cambio) que modificarlos en un adulto.