Sr. Editor:
Resulta muy alentadora la lectura del trabajo “La integración de la ciencia, los sistemas locales de innovación y la gestión local de calidad de vida” de los autores Castro Perdomo, Díaz-Díaz y Benet-Rodríguez.1
Los que nos dedicamos al análisis e impulso del desarrollo social, hemos visto con beneplácito la integración de las instituciones municipales alrededor de los centros universitarios municipales, específicamente en el municipio de Cumanayagua, de la provincia de Cienfuegos. Sin dudas, la universidad tiene que convertirse en un agente de cambio de la realidad donde quiera que se emplace, pues forma parte esencial de sus funciones sustantivas.
Sin embargo, quisiera señalar algunos elementos que pudieran haber hecho más llana la comprensión del alcance de este proceso de integración y que va desde un grupo de siglas que hace poco entendible a qué se dedican estas estructuras, hasta el tan manido concepto de calidad de vida que ha sido con exceso mal tratado en la literatura científica contemporánea.
La revista Medisur tiene un alcance que sobresale las fronteras de nuestro país y los documentos que allí aparecen deben ser comprensibles para todo tipo de lector, más aun cuando esta revista trabaja fundamentalmente con términos médicos.
Por ejemplo siglas como GUCID, CUM, PIAL, SEICA, PPM, CRD, UCF, CESOC dificultan la comprensión de lo que se está refiriendo, pues no son estas siglas las habituales en el trabajo del perfil medio del lector de la revista. Sin embargo, hay otras siglas cuyo significado se explica en el texto, pero cuando se combinan todas resulta muy engorrosa la lectura, lo que pone en riesgo el interés del lector por continuar hasta el final.
No se menciona el tiempo de funcionamiento de esta forma de integración, pues solo hace referencia a dos años de trabajo 2011 y 2012. Los cambios sociales no avanzan con la rapidez de los económicos, como conocemos del marxismo, por lo que podemos intuir que estos cambios que se señalan no pueden haberse producido por un periodo tan corto de tiempo. Sería bueno que los autores explicaran la génesis del proyecto de integración, para poder apreciar con mayor justeza la magnitud de los cambios operados y lo que le falta por alcanzar. Como bien se plantea, se requieren formas de pensar y actuar diferentes, pero esas formas de pensar no se establecen de un día para otro, por eso coincido con los autores en que estas formas de integración facilitan el desarrollo local.
El término calidad de vida, que los propios autores califican de muy abarcador, no queda claramente definido. Como no existe un consenso de todo lo que abarca, es necesario explicitar el alcance que los autores dan al término para poder evaluar, de forma objetiva, el aumento reportado en el periodo.
El PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) ha establecido desde hace varios años el índice de desarrollo humano. Este índice tiene su aplicación a nivel local y municipal y ha sido ensayado con éxito en la provincia de Villa Clara. Este parte de 11 indicadores, combinando los elementos económicos, de salud, educación y medio ambiente.2 Recientemente fue elaborado el índice de desarrollo humano para La Habana, cuyos resultados no están aun publicados. Sería interesante que la provincia de Cienfuegos también hiciera suya esta manera de calcular el desarrollo municipal, ya que esto se insertaría perfectamente en el trabajo tan meritorio que supone la integración de la ciencia, los sistemas locales de innovación y la gestión de la calidad de vida.
La oportunidad de protagonizar el desarrollo desde lo discursivo a lo práctico, como lo han señalado los propios autores, es una tarea ardua, pero ya el municipio Cumanayagua ha dado pasos importantes. Felicitamos, por tanto, a los autores de este trabajo por darnos a conocer tan importante experiencia.