INTRODUCCIÓN
Los retos de la Educación Superior para el presente siglo XXI, plantean la necesidad de un nuevo proceso educativo, fundamentado en los principios de excelencia, calidad y pertinencia. Las escuelas y facultades de Medicina en todo el mundo, en mayor o menor escala han iniciado ese trabajo, con una característica especial: la de integrar la educación a los procesos productivos y de los servicios.Uno de los retos que se ha planteado en muchos países en los últimos años, representa la calidad en la formación y superación de los recursos humanos. Este proceso ha estado vinculado directamente a los cambios políticos, económicos y sociales que se han generado en los diferentes países, en los que el desarrollo social de la ciencia, la técnica, la práctica y la investigación han obligado a aplicar no en el discurso, sino en la práctica efectiva los conceptos de eficiencia, calidad y exigencia en los procesos educativos que realizan las universidades, cada vez más comprometidas y en interacción con la sociedad.
A partir de la Cumbre Mundial de Educación Médica celebrada en Edimburgo en 1993, se desarrolla un movimiento internacional para la búsqueda de un cambio articulado entre la educación médica, la práctica médica y la organización de salud, que posibilite la formación de un profesional que responda a las necesidades económico sociales de sus respectivos países, pero a la vez sea capaz de enfrentar los retos científicos y tecnológicos que exige la presente centuria, sobre la base de una cooperación e interrelación tanto en los ámbitos nacionales como internacionales. (1)
La nueva perspectiva ha servido también para reeditar viejos anhelos como el de un mayor acercamiento entre la docencia y la asistencia o dicho de otro modo, entre la educación y el trabajo, tender caminos que comuniquen la vía de la educación académica con la vía de la educación profesional y conduzcan a la configuración práctica del concepto de formación a lo largo de la vida.
No obstante a todos los cambios que se han producido y los que están por venir, se considera que la educación y formación profesional, independientemente de su duración, no garantiza un ejercicio profesional idóneo indefinidamente. Prepara solo para comenzar una vida profesional y aporta los cimientos para poder continuar la educación permanente durante el resto de su vida. Sin superación profesional permanente la competencia profesional decrece progresiva e inexorablemente.
Hablar de competencias, hoy en día, es remitirnos a una visión educativa innovadora de reciente aplicación en las aulas. La educación basada en competencias nace como respuesta a las exigencias de lograr una educación de calidad.
El objetivo de este trabajo es reflexionar acerca de la necesidad de concebir la educación centrada en competencias, para la búsqueda de la integración de los saberes, que posibilite la formación integral de los educandos.
DESARROLLO
El concepto de competencia, es el nuevo paradigma de la educación y de la gestión de recursos humanos, de tal forma que se convierte en punto de articulación entre el sector laboral y el formativo. Este concepto surge de la necesidad de lograr una mayor articulación entre la docencia y los servicios; podría plantearse que esta articulación intenta establecer un balance entre las necesidades de la sociedad, los profesionales y los centros formadores, por lo que se considera necesario realizar cambios en los enfoques curriculares, en las estrategias pedagógicas y en el rol tradicional asignado al docente y al estudiante.
Hasta la fecha se han dado múltiples definiciones de competencia tanto de especialistas en la materia como de instituciones de formación laboral. Unas acentúan los atributos o características personales de quienes las poseen, otras el desempeño en función de resultados exitosos. Otros señalan la capacidad de lograr resultados en situaciones diferentes y adversas. Conviene citar aquí algunas de estas definiciones:
Gonzci (2) define la competencia como: ¨la capacidad real para lograr un objetivo o resultado en un contexto dado. Mertens (3) la sitúa como: ¨una construcción a partir de una combinación de recursos (conocimientos, saber hacer, cualidades o aptitudes) y recursos del ambiente (relaciones, documentos, informaciones) que son movilizados para lograr un desempeño¨. Por su parte Vargas (4) la conceptualiza como: ¨la capacidad de articular, movilizar y colocar en acción, valores, conocimientos, y habilidades necesarias para el desempeño eficiente y eficaz de actividades requeridas por la naturaleza del trabajo¨.
Perrenoud (5) declara que se trata de: ¨una capacidad de actuar de manera eficaz en un tipo definido de situación, capacidad que se apoya en conocimientos, pero no se reduce a ello y señala que posibilita la facultad de movilizar un conjunto de recursos cognitivos, como saberes, habilidades e informaciones para solucionar con pertinencia y eficacia una serie de situaciones¨.
Miguel Bazdresch (6) ha señalado que: ¨las competencias combinan los conocimientos con el comportamiento social, es algo más que habilidades, implican el dominio de procesos y métodos para aprender de la práctica, de la experiencia y de la intersubjetividad¨.
Llanio (7) considera que al término competencia se le atribuyen tres interpretaciones fundamentales: el de capacidades, de competitividad y de incumbencia, donde la significación de las capacidades es la vía más empleada para la inclusión de este concepto en la educación y se relaciona directamente con el saber hacer por el estudiante o el egresado de una profesión. Zabalza (8) señala que al hablar de competencia se hace referencia a un tipo de trabajo de cierto nivel de complejidad que lo distingue de las actividades que se desarrollan como mera ejecución de las órdenes de otros. En esta consideración se pone de manifiesto que la competencia no está asociada solo a desempeños de tipo técnico o a ejecuciones físicas fácilmente automatizables, como en algunos casos se asume al mencionarlas.
Se entiende por competencia a los conocimientos, capacidades y valores asociados con un determinado ámbito del quehacer humano. Las competencias son valoradas como una herramienta capaz de proveer una conceptualización, un modo de hacer y un lenguaje común para el desarrollo de los recursos humanos, constituyen una visión y organización sistemática, se han expresado como un sistema de certificación legalmente establecido en varias regiones del mundo, incluida América Latina, se trata de un vínculo entre trabajo, educación y capacitación. (9)
Nogueira (10) define la competencia como: ¨la posibilidad real que tiene el ser humano de integrar y movilizar sistemas de conocimientos, habilidades, hábitos, actitudes, afectividad y valores para la solución exitosa de aquellas actividades vinculadas a las satisfacción de sus necesidades cognitivas y profesionales, demostradas en su desempeño, al tomar decisiones y solucionar las situaciones que se presenten en su esfera de trabajo¨.
Del análisis de las definiciones anteriores se pueden deducir los atributos que caracterizan la competencia: (1) Son características o atributos personales: conocimientos, habilidades, aptitudes, rasgos de carácter, conceptos de uno mismo; (2) Están causalmente relacionados con ejecuciones que producen resultados exitosos. Se manifiestan en la acción; (3) Son características subyacentes a la persona que funcionan como un sistema interactivo y globalizador, como un todo inseparable que es superior y diferente a la suma de atributos individuales; (4) Logran resultados en diferentes contextos.
Los cuatro elementos que se declaran son esenciales al concepto de competencia y ella no se puede otorgar si faltara uno de estos elementos. Se pone de manifiesto que los principales atributos que caracterizan las competencias se sustentan en la actividad donde se logran los objetivos del aprendizaje, este se concibe no solo como un proceso de realización individual, sino también como una actividad social, con la construcción y reconstrucción por parte del sujeto, que se apropia de los conocimientos, habilidades, actitudes, valores y formas de expresión a partir de la solución de tareas en las que finalmente logra la independencia cognoscitiva y la creatividad.
De los referentes anteriores surge la siguiente interrogante: ¿Por qué la necesidad de una educación centrada en las competencias?
La respuesta se sitúa en la pertinencia para permitir mayor transparencia a los perfiles profesionales de los programas de estudio y enfatizar los resultados del aprendizaje.
Ofrecer mayor acercamiento del estudiante al proceso educativo. Posibilitar el crecimiento de una sociedad que aprende para toda la vida y donde la necesidad de niveles más altos de formación ciudadana y de un lenguaje compartido para todos los participantes es un imperativo de estos tiempos.
Es importante destacar la relación explícita que se establece entre los atributos de la competencia y el resultado o desempeño requerido, en este sentido, la clave debe estar en que los docentes asuman una visión pedagógica prospectiva en la que los procesos de enseñanza y aprendizaje estén basados en el saber, saber hacer reflexivo, saber ser, saber estar, aprender a emprender para lograr, aprender a indagar, aprender a aprender, aprender a estudiar y aprender a investigar. Actualmente una educación que no considere el ambiente laboral es empobrecedora desde la perspectiva del desarrollo integral de la personalidad individual.
La educación centrada en competencia se presenta como una opción que busca generar procesos formativos de mayor calidad, pero sin perder de vista las necesidades de la sociedad, de la profesión, del desarrollo de la disciplina y del trabajo académico.
Asumir esta responsabilidad implica que la institución educativa promueva de manera congruente acciones en los ámbitos pedagógico y didáctico que se traduzcan en reales modificaciones de las prácticas docentes. De ahí la importancia de que el profesor también participe de manera continua en las acciones de formación y capacitación que le permitan desarrollar competencias similares a aquellas que se busca formar en los estudiantes.
CONCLUSIONES
Las definiciones de competencias presentan cuatro características en común que posibilitan una sustentación en cualquier paradigma. Es claro que uno de los propósitos de la institución, al adoptar un modelo educativo por competencias es elevar la calidad de la educación impartida, así como mejorar de manera continua la calidad del aprendizaje de los estudiantes, para ayudarles a conseguir sus propósitos en la vida y en el trabajo. Se pone de manifiesto que los nexos entre la Educación Superior y el trabajo requieren de una formación profesional basada en competencias para lograr la excelencia en el desempeño profesional.