Los abscesos renales y perirrenales forman parte de un grupo de infecciones poco frecuentes en pediatría, cuyas consecuencias pueden ser graves, desde sepsis hasta la pérdida del riñón. Estas entidades no tienen una clínica específica. De su apropiado diagnóstico dependerá la evolución y el pronóstico del paciente. En este artículo se presenta el caso clínico de un adolescente de 16 años, con diagnóstico de absceso renal unilateral, tras un episodio febril agudo y el antecedente de una infección dérmica por ántrax en región glútea. Este caso resulta de interés por la escasa frecuencia de dicho diagnóstico en la infancia, la excepcional forma de presentación como absceso único y complicación de una lesión dérmica; de igual forma, por lo que significó la ecografía en su abordaje, ya que las imágenes de la tomografía no ofrecieron nuevos aportes, y también por la conducta terapéutica conservadora impuesta.