Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una nueva investigación sugiere que cambios en la actividad cerebral que influyen en la marcha podrían estar presentes mucho antes de que las personas ancianas muestren cualquier señal de dificultad para caminar.

La investigación constaba de una muestra de 166 personas (51 % mujeres), con una edad media de 75 años, sin discapacidad, demencia o dificultad alguna para caminar al inicio del estudio. Todas se sometieron a escáneres cerebrales a fin de evaluar la actividad de la corteza prefrontal del cerebro mientras hacían pruebas específicas: caminar, recitar las letras del alfabeto de manera alterna, y luego, ambas tareas a la vez.

Tras un seguimiento medio de 33,9 ± 11,9 meses, 71 participantes (43 %) comunicaron un total de 116 caídas, y 34 de ellos sufrieron más de una caída. Unos niveles más altos de actividad cortical prefrontal en la prueba combinada de ‘caminar y hablar’ se asociaron con un riesgo más elevado de sufrir caídas (hazard ratio-tasas instantáneas-, ajustado por edad, sexo, educación, enfermedades y estado mental general: 1,32; IC 95 %: 1,03-1,70). Esta asociación se mantuvo incluso después de que los investigadores tuvieran en cuenta otros factores de riesgo de caída, como una velocidad lenta al caminar, la fragilidad y haber sufrido caídas previamente. Sin embargo, no se encontró vínculo alguno entre el riesgo de caída y los niveles de actividad cerebral mientras los participantes caminaban o hablaban (no a la vez).

El nuevo estudio muestra que aquellas personas en las que se activaron más áreas del cerebro mientras caminaban –es decir, que emplearon un mayor esfuerzo cerebral– eran más propensas a sufrir caídas en los cuatro años siguientes.
enero 16/2017 (neurologia.com)

El artículo fue publicado en Neurology 2016.