El consumo de cigarrillos y tabacos crea una externalidad que tiene mayor relevancia en el detrimento de la calidad de vida y de la expectativa de vida que experimenta el individuo fumador con relación a los que no consumen cigarrillos o tabacos. el costo psicosocial no cuantificado de forma financiera supera con creces cualquier expectativa de beneficio económico. El presente artículo versa en torno al impacto socioeconómico del tabaquismo en Cuba. La distribución económica inducida por el tabaquismo conlleva a la persistencia de una inequidad socioeconómica tal, que se agudiza con el número de fumadores y la intensidad del consumo de cigarrillos y tabáquico. Este fenómeno contradice el principio socialista de distribución con arreglo al trabajo, donde los no fumadores no deberían cargar con las consecuencias del tabaquismo y los propios fumadores no deberían ser inducidos a persistir en el consumo tabáquico. La sutileza de los costos sociales atribuibles al tabaquismo y el impacto de los beneficios del comercio interior y exterior, no permiten valorar en su completa dimensión los principales efectos del tabaquismo desde el aspecto socioeconómico.