La ingestión intencional de cuerpos extraños es frecuente entre prisioneros. Es un fenómeno asociado a un aumento de la morbimortalidad y los costos. Generalmente no requiere de intervención específica, aunque pueden aparecer complicaciones severas, que requieren, en ocasiones, tratamiento quirúrgico urgente. Se presenta un paciente masculino, de 24 años de edad, sin antecedentes relevantes, recluido en la prisión de máxima seguridad de la provincia Camagüey. Se introdujo por la boca un alambre de 40 cm de longitud, con un gancho en su punta. Presentó sialorrea y molestias retroesternales. Al examen físico se encontró normalidad de sus parámetros vitales, sin alteraciones en el examen del tórax, con abdomen doloroso a la palpación profunda del cuadrante inferior derecho. Se realizaron radiografías simples de tórax posteroanterior, lateral, y de abdomen simple, se encontraron un cuerpo extraño desde la boca hasta el tercio inferior del esófago torácico y otro cuerpo extraño ubicado en la pelvis, que refirió haber ingerido intencionalmente hace un año. Se realizó laparotomía urgente y extracción de ambos cuerpos extraños. El paciente evolucionó satisfactoriamente sin desarrollar complicaciones. La ingestión intencional de cuerpos extraños en la población penal es un problema de salud complejo. La prevención es uno de los pilares fundamentales de su tratamiento. Es importante un alto índice de sospecha sobre la ingestión de múltiples objetos, en este grupo de pacientes la cirugía es frecuentemente requerida.