Sr. Editor:
La Biblioteca Universitaria especializada en salud está destinada a ser el espacio donde profesores y alumnos gestionan la información y el conocimiento, donde se fusiona de manera interactiva el conocimiento que el profesor transmite y que el alumno de manera independiente debe profundizar para apropiarse del saber. Constituyen el soporte para que los profesores perfeccionen sus conocimientos, organicen el proceso docente y orienten a los alumnos. Apoyan la investigación y la docencia, los dos procesos más importantes dentro de los entornos académicos.1
Un nuevo tipo de biblioteca debe surgir. Una biblioteca que le abra sus puertas al mundo; que innove en conjunto con todos, sobre todo con los usuarios; que comparta recursos que antes eran guardados con siete llaves; y que utilice el poder de la colaboración en masa y se comporte como una biblioteca verdaderamente global.2
Considera la autora que los gestores de la información en cada biblioteca deben empoderarse de fortalezas en el trabajo, adquirir habilidades para el logro de competencias que enriquezcan sus servicios, de manera tal que estas tributen a satisfacer necesidades informativas, incentivar la utilidad de entornos colaborativos, la participación de cursos a distancia entre los usuarios, como espacios donde se intercambia conocimiento. Tener en cuenta además el medio comunitario dentro de la gestión para la propuesta de proyectos, donde se entrelacen acciones que estén ligadas a la promoción de salud, teniendo en cuenta que esta da respuesta a problemas identificados en la institución, a través del Análisis de la Situación de Salud del Área.
La Biblioteca Universitaria se enfrenta a nuevos retos, entre ellos remodelar todas sus funciones desde el procesamiento analítico-sintético de la información, los servicios de referencia, diseminación y gestión de la información, apoyar la investigación, la innovación tecnológica, impartir programas de alfabetización informacional a docentes y estudiantes universitarios, capacitarse, actualizarse constantemente en los últimos avances tecnológicos para el uso y manejo de la información, mantener una posición ética, propiciar el uso de las bibliotecas virtuales, realizar investigaciones en el campo de la información, así como convertirse en gestor de la cultura y la identidad nacional.3
Jalil Milad en su artículo “La biblioteca actual en la Educación Médica: un rol en evolución”, refiere:” …en la actualidad, desde un punto de vista informático, las bibliotecas han modificado definitivamente la relación docente-alumno clásica hacia una nueva dimensión en que cada uno de ellos se posiciona frente al otro rodeado de su propia “nube de información circundante” permanente, permitiendo probablemente cambiar algunos ejes del proceso enseñanza aprendizaje, la implementación de las estrategias y el uso de los tiempos. Es posible que ello haga plantear la revisión de algunos paradigmas en cuanto a la forma moderna de interacción con las fuentes de conocimiento en los proceso de educación médica.4
El modelo de biblioteca del siglo XXI ha de alcanzar también nuevos liderazgos, donde cada proceso que sea reingeniado requerirá de un coordinador y, la biblioteca en su conjunto de un líder muy especial, que entienda el pasado, pero no se limite por él.5
La continuidad e importancia de la las Bibliotecas Medicas en la APS dependerá de la forma de gestión que desde ella realicen sus gestores, de su preparación personal, del comprometimiento con su profesión, con sus usuarios y el cumplimiento que exige esta era moderna.
Es primordial pensar en el desarrollo de investigaciones basadas en las mejores prácticas, que satisfagan demandas colectivas, que impliquen sostenibilidad, y permitan alcanzar mayor calidad en los servicios que desde las Bibliotecas Médicas se despliegan, en aras de lograr la transformación que tanto se necesita desde la Atención Primaria de Salud.