Sr. Director:
El dolor conduce a cambios en los sistemas metabólico y neuroendocrino, lo que determina aumento de la secreción de hormonas catabólicas, disminución de la secreción de hormonas anabólicas, y activación del sistema autonómico simpático. Los mecanismos que inician estas reacciones se originan a partir del estímulo neural aferente procedente del área quirúrgica, que induce alteraciones locales así como respuestas humorales generalizadas (liberación de citoquinas, complemento, metabolitos del ácido araquidónico, oxido nítrico y radicales de oxígeno libre, endotoxinas, etc.) que afectan a la mayor parte de los sistemas del organismo.1-4
La prevalencia elevada del dolor hospitalario es una situación frecuente, como demuestran diversos estudios, que se atribuye a la gravedad de los cuadros clínicos atendidos, a los procedimientos diagnósticos y terapéuticos a que son sometidos los pacientes y, sobre todo, al tratamiento analgésico inadecuado. El dolor es una experiencia esencialmente subjetiva y su comprobación se fundamenta en la información que refiere el paciente, porque los signos físicos que lo acompañan son inespecíficos y no siempre asociados a la presencia ni a la intensidad del dolor.5,6
Por ello, el método más utilizado para evaluarlo en el ámbito clínico es la propia declaración del paciente mediante el empleo de métodos de autovaloración.6,7 La implementación de la medición del dolor como un quinto signo vital y el establecimiento de medidas para el control de este, ya sean farmacológicas y no farmacológicas, en las que están implicados el personal de enfermería y médico, son estrategias esenciales para incursionar en el movimiento hospitalario denominado hospital sin dolor.