INTRODUCCIÓN
De las disposiciones que aparecen en la cara, algunas son naturales, otras contra naturales. Las que son naturales necesitan conservación si son bellas y embellecimiento si son feas. Las que son contra naturales necesitan corrección. (1)
Esta frase de Guy de Chauliac, escrita en el siglo XIV, define muy claramente a la rama estética de la cirugía plástica. Es la cirugía del embellecimiento y de la conservación y esta especialidad se dirige a las “disposiciones naturales”, a los sujetos sanos. (2)
Las arrugas faciales en la mayoría de los casos son resultado del envejecimiento natural del ser humano. (3) De especial interés en las mujeres pero igual de importante en el hombre, son signos inequívocos de haber alcanzado cierta edad, incluso en algunas personas estos estigmas de la vejez aparecen de manera prematura, ocasionando múltiples alteraciones psicosociales, que pueden ir desde el enojo hasta la franca depresión. (3,4)
La mayoría de los procedimientos requiere de grandes dosis de anestesia, incisiones, pérdidas de sangre y dolor. (5) Sin embargo, es posible restaurar la lozanía perdida del rostro por el paso de los años mediante una técnica menos invasiva: la microinyección de grasa autóloga. Esta técnica, consistente en extraer grasa por mínima morbilidad del sitio donante (liposucción) y usarla como substituto de tejido blando, ha despertado el interés de varias especialidades quirúrgicas. De especial interés es el hecho de que los adipositos extraídos de su lecho por medio de aspiración por vacío, pueden tolerar muy bien el trauma de la recolección y trasplantación sin sufrir lisis celular. McFarland postuló que “la grasa succionada y usada como injerto se nutre osmóticamente de líquidos extracelulares circundantes antes de que ocurra vascularización por vasos del sitio receptor”. (6)
Por las ventajas que ofrece, sobre todo para el paciente, es necesario que la comunidad de cirujanos plásticos, se familiarice con esta técnica. Por ello, el presente estudio, se propone demostrar la efectividad de la microinyección de grasa autóloga en la corrección de arrugas faciales.
MÉTODOS
La serie de casos quedó constituida por 63 pacientes que acudieron a consulta de cirugía plástica del hospital provincial “Dr. Gustavo Aldereguía Lima” de Cienfuegos con arrugas faciales, en el período comprendido de mayo 2005 a mayo 2006. Los casos fueron valorados por especialistas y residentes del servicio, utilizando como criterio de exclusión a pacientes no comprendidos entre 30 y 60 años de edad, que presentaran enfermedades sistémicas no controladas, alérgicos a la lidocaína o cualquier otro fármaco necesario para realizar el procedimiento. A los pacientes incluidos, se les explicó las características del proceder y se les indicó chequeo médico preoperatorio.
Datos como el sexo, la edad, raza, zonas a infiltrar, arrugas infiltradas y sus características y cantidad de grasa inyectada, fueron recogidos en un formulario de datos. Los datos para evaluar el nivel de satisfacción de los pacientes, fueron recogidos mediante las consultas de seguimiento a los pacientes, realizadas a los 7 días, tres meses y seis meses respectivamente.
La grasa, extraída con anestesia local al 0,5 %, fue infiltrada en las arrugas faciales. La cantidad de grasa inyectada fue proporcional a la profundidad de las arrugas: 1-2 cc en las superficiales, 3-4 cc en las medianas y 5 cc o más en las profundas. No se colocaron puntos de suturas en la incisión de liposucción, ni en las zonas infiltradas, no fue necesario el uso de fajas u otros métodos de compresión locales.
Los datos obtenidos fueron procesados mediante el paquete estadístico SPSS versión 15.
RESULTADOS
El grupo etario predominante fue el de 45-50 años, con 28 pacientes (44,4 %) de los 63 estudiados, seguido del de 40-44 años con el 28,6 % de los casos, equivalente a 18 pacientes.
Sólo el 6,3 % de la serie estudiada correspondió al sexo masculino (10 pacientes), con evidente predominio del sexo femenino.
En cuanto a la raza, 60 (95,2 %) pacientes eran de la raza blanca y 3 (4,8 %) de raza no blanca.
La localización más observada fue la combinación glabelal, nasolabial y labiomentoniano, presente en 23 de los pacientes de la serie, lo que representó el 36,5 %.
En cuanto al tipo arruga, las miméticas (31) y el surco (32) fueron las que se presentaron casi en la misma proporción: 49,2 % y 50,8 % respectivamente.
El nivel de satisfacción de los pacientes fue más elevado a corto (7 días) y mediano (3 meses) plazo. (Tabla 1)
DISCUSIÓN
Las arrugas faciales son motivo de consulta en el área de cirugía estética, tanto hombres como mujeres acuden buscando la corrección de estos defectos y agradecen siempre un mejor resultado estético. (7)
Si bien las arrugas están presentes desde la 4ta década de vida, no es hasta la mitad o el final de la 5ta década que las arrugas se vuelven más marcadas. Por ello, era predecible el resultado relacionado con la edad de los pacientes de la serie, el cual concuerda con la mayoría de los artículos relacionados con el tema.
Predominó fuertemente el sexo femenino en este estudio. En su estudio, Sarwer explica este resultado mediante una teoría evolucionista. (7) Sin embargo, considerando el contexto del estudio, es más acertado pensar en razones básicamente socio-culturales, pues aún cuando en las últimas dos décadas la situación ha progresado, la cirugía con fines estéticos sigue siendo un tabú para el sexo masculino, lo que es extensivo a toda el área latinoamericana.
El predominio de los pacientes de la raza blanca en este estudio puede tener fundamentos histológicos al igual que sociológicos. La raza caucásica presenta una dermis delgada, más frágil y/o predispuesta a cambios ocasionados por el daño actínico, a diferencia de la piel no blanca, que por ser más gruesa retrasa de cierta manera la aparición de arrugas finas o delgadas. (2) Además, en Cuba predomina la raza caucásica con respecto a otras razas.
En varios de los estudios consultados, el hecho de que la grasa inyectada tiene la posibilidad de reabsorberse conforme pasa el tiempo, sirve de fundamento a la obtención de un nivel de satisfacción “excelente” a los 3-4 meses posteriores a la intervención. Se reporta también una pérdida gradual de la correcci6n lograda entre los 5 y 8 meses postquirúrgicos, obteniéndose una mayoría de resultados considerados como “regulares”. (8-13) Estos datos se acercan en alguna medida a los obtenidos en la serie.
Este tratamiento es recomendable en pacientes que no presenten gran flacidez facial y en aquellos a los cuales se haya realizado una ritidectomía, con el objetivo de eliminar arrugas que no fueron corregidas con la cirugía facial. Las ventajas principales de esta técnica son su carácter mínimamente invasivo y su eficacia, por lo que resulta un método factible para recuperar algo de la lozanía perdida por los años, sin que para ello el paciente deba sufrir grandes sacrificios.