INTRODUCCIÓN
La sociedad demanda cada vez con más fuerza la formación de profesionales capaces no solo de resolver con eficiencia los problemas de la práctica profesional, sino también de lograr un desempeño profesional ético y responsable. La asistencia médica, la educación médica y las políticas de salud, se han ido modificando como consecuencia de los adelantos científicos y tecnológicos, catalizados por el aumento de las demandas sociales.
Las intervenciones por mínimo acceso, y dentro de ellas la cirugía endoscópica, son un ejemplo elocuente de tales adelantos. Estas han posibilitado salvar vidas y reducir el tiempo de permanencia en el salón y en la convalecencia, así como los riesgos para la vida de los pacientes, los dolores y las molestias característicos de muchos postoperatorios, todo lo cual ha contribuido al manejo ambulatorio de los pacientes y su más rápida reincorporación a las actividades habituales. Para la realización de este tipo de cirugía se requiere de profesionales plenamente identificados con las nuevas tecnologías y con un entrenamiento profundo acerca de su utilización.
En Cuba, fue fundado desde 1993 el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso, institución que tiene entre sus misiones la formación posgraduada y el perfeccionamiento profesional. En 2002 se inauguró el Centro de Entrenamiento, el cual se utiliza como escenario docente de los programas de superación profesional que son parte de la formación quirúrgica continuada en especialistas del área quirúrgica, tanto cubanos como extranjeros.1
Pese al desarrollo alcanzado en el país en el sector de la salud y en la educación médica, el currículo del residente de cirugía se ha mantenido estático por casi tres décadas. El currículo actual en la especialidad Cirugía General se mantiene en vigor desde el año 1986, por lo que es necesario revisar los planes de formación de residentes y la superación de los especialistas, teniendo en cuenta el auge de la tecnología de avanzada y las nuevas concepciones pedagógicas en el campo de la Educación Superior.
Consideramos que el residente de cirugía debe adquirir habilidades en cirugía endoscópica durante su formación especializada, en correspondencia con el principio establecido por el Ministerio de Salud Pública de formar especialistas integrales. En este artículo, se defiende la idea de que para llegar a sistematizar este avance tecnológico de forma que el residente en cirugía pueda tener la oportunidad de adiestrarse y adquirir conocimientos, habilidades y valores que le permitan su desempeño, se hace necesario remodelar el currículo, a tenor de las concepciones más actuales en este campo.
DESARROLLO
El desarrollo científico y técnico acelerado y su repercusión en el campo de la salud pública, unido a la necesidad de un constante perfeccionamiento del grado de competencia profesional, requiere por parte de las universidades médicas garantizar y consolidar un desarrollo profesional que permita la asimilación de nuevas tecnologías, enfoques y modos de actuación a fin de dar respuesta a las demandas y necesidades de salud de la población. En este contexto, la formación de profesionales competentes y comprometidos con el desarrollo social, constituye una misión esencial de la Educación Superior contemporánea.
El enfoque de formación basado en competencias se erige como uno de los caminos para acercarse al logro de la calidad deseada en los egresados universitarios. Este enfoque se sustenta en la sistematización relacionada con los razonamientos y deducciones emanadas de los estudiosos a nivel nacional e internacional.
Para el logro de esta tarea, se requiere comprender a la formación como un proceso totalizador, que agrupa en una unidad dialéctica los procesos instructivo, educativo y desarrollador, con acciones que tienen por finalidad desarrollar en los individuos la capacidad para actuar de manera consciente de su papel como agentes favorecedores del desarrollo de la sociedad a través del trabajo, a partir del cual se prepara al hombre como ser social.2
Cejas, citado por Rodríguez, señala que en el ámbito de la formación esta actividad tiene como fin el desarrollo de las competencias de los trabajadores y ayudar al logro de los objetivos,2 refiriéndose así a una formación centrada en las competencias a desarrollar por las personas, para que esa organización alcance sus metas.
Diversos son los conceptos y consideraciones emitidas por varios autores con respecto al tema. A continuación se citan algunos:
- Una competencia involucra simultáneamente conocimientos, desempeños y actitudes. Los conocimientos se relacionan con la dimensión del saber; los desempeños con el hacer, involucran procedimientos, desarrollo de productos y estrategias; y las actitudes están ubicadas en la dimensión del ser junto a la motivación, la iniciativa, la disposición y otras características que pueden identificarse en la personalidad de quien tiene la competencia.3
- Las competencias profesionales son un estado fisiológico con componentes mentales (cognitivos, afectivos, volitivos e intensivos) y motosensoriales (fuerza, resistencia, destreza, discriminación y agudeza); se establecen por los límites de la responsabilidad, incorporándose a través de componentes (información, manejo, habilidades sensoperceptuales y motoras y reguladores de conducta) cuya naturaleza constituye la guía para la planificación del proceso.4
- En la competencia profesional se consideran tres niveles de competencia: competencias observables y medibles, competencias contrastables y certificables, y competencias percibidas y atribuidas.5
- Las competencias pueden ofrecer una vía de formación de profesionales, con conocimientos, habilidades, destrezas y valores, capaces de tomar decisiones y resolver problemas de la práctica concreta.6
- Se debe recordar que el interés por las competencias laborales en salud, surge como consecuencia de la complejidad del mundo del trabajo, el contexto de las reformas y los cambios rápidos de las tecnologías y los mercados.7
- Una práctica laboral efectiva requiere de un enfoque de competencia. Es una nueva visión de las relaciones entre aprendizaje y trabajo.8
- La calificación profesional ya no es concebida solo como la acumulación de saberes o habilidades, sino como la capacidad de actuar, intervenir y decidir en situaciones no siempre previstas, así, el foco de atención se ha desplazado de las calificaciones a las competencias laborales.8
- Las competencias son adquiridas a lo largo de toda la vida laboral activa y no pueden entenderse al margen de las condiciones específicas del escenario laboral donde se evidencian. Las competencias van más allá de la mera especialización técnica, para incluir dimensiones relacionales y sociopolíticas. Tal como se sabe que el conocimiento científico es perecedero, así también toda competencia y calificación son perecederas en el tiempo y el espacio.8
Al analizar el concepto de competencias profesionales, consideramos que constituyen un enfoque válido para valorar la calidad de la formación de los profesionales desde su desempeño en el mundo del trabajo, y favorecer el perfeccionamiento de la educación superior en su conjunto. Las competencias profesionales resultan un caso particular de las competencias laborales, y son aquellas en las que se sintetiza el quehacer del profesional universitario al desenvolverse frente al objeto de trabajo de su profesión.
En este sentido, ha sido una preocupación constante de las universidades médicas la valoración de la calidad de sus egresados desde su desempeño, lo que es palpable en las misiones de colaboración en los diferentes países, donde el médico cubano demuestra sus conocimientos con eficientes competencias laborales, además de las mostradas en el quehacer diario de la medicina en nuestro país.
Nogueira9 plantea que el objetivo de formar médicos mejor capacitados, se hizo explícito en el proyecto Salud para todos en el año 2000, de Alma Ata en 1978. Muchas han sido las declaraciones en respuesta a esta estrategia, entre ellas, la Carta de Ottawa (1986), así como las declaraciones realizadas en las Cumbres Mundiales de Educación Médica en la década del 90 y la Declaración de Edimburgo.
Aunque ha existido una constante preocupación por parte del gobierno cubano, el Ministerio de Educación Superior y el Ministerio de Salud Pública en formar un médico cada vez más integral y competente, lo que alcanza su expresión más alta con la formación del especialista en Medicina General Integral para el nivel primario de atención de salud, se debe reconocer que en el nivel secundario, específicamente en el currículo del residente de Cirugía General, no se ha proyectado un cambio renovador en el manejo de la cirugía endoscópica, que lo lleve a la preparación en esta técnica como futuro especialista. Esto sucede a pesar de ser una técnica de vital importancia para resolver los problemas quirúrgicos, que implica el conocimiento y puesta en práctica de competencias profesionales específicas.
Compartimos el criterio de Ilizástiqui10 al asumir un concepto operacional de competencia que sirve de instrumento para su identificación, formación y desarrollo. Por ello, se considera que las competencias constituyen la posibilidad real que tiene el ser humano de integrar y movilizar sistemas de conocimientos, habilidades, hábitos, actitudes y valores para la solución exitosa de aquellas actividades vinculadas a la satisfacción de sus necesidades cognitivas y profesionales, demostradas en su desempeño, al tomar soluciones y corregir las situaciones que se presenten en su esfera de trabajo, su contexto.
CONCLUSIONES
Consideramos que es necesario el enfoque por competencias en la formación profesional en cirugía endoscópica, ya que en la estructura de estas se encuentran componentes diversos, tales como, conocimientos, destrezas, habilidades, capacidades y otros aspectos intelectuales prácticos, éticos, actitudinales, afectivos, volitivos, estéticos y sociales, así como la capacidad interactiva. Asimismo, comprenden la participación en equipo, el ejercicio del liderazgo, las relaciones interpersonales, la persistencia ante las dificultades, la disposición, la capacidad para fomentar criterios personales o del grupo, la utilización del vocabulario técnico, la actitud positiva ante los logros y fracasos, entre otros aspectos propios del ser competente.