Se presenta el caso de un paciente de 39 años de edad, con antecedentes de alcoholismo, con el diagnóstico de pelagra. Las lesiones cutáneas localizadas en zonas características (dorso de manos y antebrazos, flexura del codo y cuello) aumentaron sus síntomas de forma paralela a la intensidad de la insolación, hasta llegar a manifestaciones diarreicas y afectación neurológica. Se mejoraron las lesiones con un suplemento de ácido nicotínico y un complejo vitamínico, además de fotoprotección y emolientes. Es llamativo el hecho de que la pelagra, marcador de miseria y marginación en épocas pasadas, afecta en este caso a un nuevo tipo de paciente, que permite asociarla a otra enfermedad: el alcoholismo.