INTRODUCCIÓN
Cuando el niño llega a la edad escolar, son comunes los accidentes en los juegos, casi siempre por caídas y lo más común es que ocurran fracturas de la corona del diente. En la segunda década de la vida, se incrementa la práctica de deportes y por lo tanto, las lesiones, generalmente luxaciones y traumatismos alveolares, las cuales se ha demostrado que se producen por el choque con el puño o con el codo. Estas lesiones también pueden aparecer con cierta frecuencia en personas con retraso mental y epilepsia, por falta de coordinación motora y los ataques característicos en esas enfermedades.1,2
Se desconoce el número exacto de pacientes que sufren traumas en los dientes; sin embargo, la frecuencia, a juzgar por el número de lesiones que se observan, debe ser elevada.
Se ha demostrado por la mayoría de los investigadores que los varones sufren al menos dos veces más lesiones en la dentición permanente que las hembras. En la mayoría de los pacientes solo se afectan uno o dos dientes. En cuanto a la edad, se sabe que las lesiones dentales son poco frecuente en el primer año de vida. Esta frecuencia aumenta cuando el niño empieza a caminar y correr.3,4
Se presenta un caso de trauma dentario en un niño de 11 años de edad, con el objetivo de exponer el tratamiento y seguimiento, así como los resultados obtenidos.
PRESENTACIÓN DEL CASO
Paciente de sexo masculino, de 11 años de edad, color de la piel mestiza, de procedencia urbana, que cursaba sexto grado en la escuela primaria José Antonio Saco, con antecedentes personales de epilepsia y alergia. Este paciente estaba recibiendo tratamiento de ortodoncia, por presentar hábito de respiración bucal con vestibuloversión de incisivos superiores y resalte de 12mm. (Figura 1). Fue traído por su madre a la consulta porque sufrió un trauma dentario 72 horas antes, por caída durante un juego.
Al examen físico se observó facies característica de respirador bucal, perfil convexo, mucosas húmedas y normocoloreadas, articulación temporomandibular (ATM) sin alteraciones, cierre bilabial incompetente, labio superior corto.
Al examen bucal se detectó movilidad en diente 11, pérdida de una porción del borde incisal, encía sangrante, aumentada de volumen. Al realizar radiografía periapical del diente 11, se observó aumento del ligamento periodontal. (Figura 2). Se diagnosticó fractura no complicada de la corona y luxación en el diente 11.
Tratamiento:
- Férula por 10 días.
- Laserterapia.
- Terapia con antibióticos: azitromicina 250mg diarios por siete días vía oral.
- Analgésico: ibuprofeno 400mg, una tableta cada ocho horas por siete días.
- Buchadas de manzanilla cuatro veces al día a temperatura ambiente.
Evolución
En la primera visita se colocó férula para inmovilizar el diente, se utilizó resina fotopolimerizable y alambre de ortodoncia para ligadura No. 12 y se dieron indicaciones señaladas en el plan de tratamiento. (Figura 3).
En la segunda visita, se retiró la férula (a los diez días). No se observó movilidad. Se realizó una nueva radiografía para ver la evolución; esta mostró los tejidos de sostén y protección sin alteración y con formación apical completa.
En una tercera visita, a los 30 días, se realizó prueba de vitalidad, con respuesta negativa al pulpovitalómetro, por lo que se decidió realizar TPR en una sesión. Se realizó acceso cameral, radiografía de conductometría, se instrumentó el conducto con limas Hedström Serie I completa, se irrigó con hipoclorito de sodio al 0,5 % y se secó el conducto con conos de papel estéril, radiografía de cono principal, obturación del conducto con cemento para obturar conductos radiculares (GROSSFAR) y conos de gutapercha mediante técnica de condensación lateral. (Figura 4). Se realizó radiografía de obturación del conducto (Figura 5) y restauración con resina fotopolimerizable.
En la cuarta visita, a los tres meses, se realizó chequeo clínico y radiográfico para evaluar la evolución. Tanto los resultados radiográficos como del examen clínico, constataron la ausencia de complicaciones postraumáticas. (Figura 6).
DISCUSIÓN
Algunas investigaciones realizadas en Cuba muestran que aproximadamente el 24 % de los niños menores de 14 años sufren algún tipo de traumatismo en los dientes anteriores y que los varones son más propensos que las niñas a sufrir lesiones, ya que participan de manera más brusca en juegos y deportes. Dentro de los grupos dentarios afectados por los traumatismos, los antero superiores son los que más sufren cuando se produce el impacto, dada la posición que ocupan en la arcada dentaria; si presentan un resalte aumentado, tienen tres o cuatro veces más posibilidades de traumarse que otros con una oclusión normal.5,6 Tal es el caso de este paciente, el cual presenta hábito de respiración bucal y un resalte aumentado de 12 mm.
Independientemente de otros motivos que pudieran aconsejar el tratamiento ortodóncico de estas mal posiciones, como prevención de las fracturas dentarias también es una necesidad de primer orden. Las lesiones dentales traumáticas deben tratarse siempre con carácter de urgencia, una vez producido el golpe conviene acudir de inmediato a la consulta estomatológica, porque un diagnóstico correcto y una adecuada actitud terapéutica son fundamentales, no sólo desde el punto de vista de la viabilidad del diente, sino también por la importante repercusión biológica, funcional, estética y psicológica que produce la pérdida de un diente o parte de él.7
Las fracturas del esmalte afectan solo a este tejido. Se producen principalmente en la región anterior, en el borde incisal o en un ángulo interproximal. No suelen mostrar sensibilidad a las variaciones de temperatura, deshidratación o presión. Las pruebas pulpares pueden ser negativas temporalmente.8 No ocurrió así en este paciente, el cual presentó una prueba eléctrica negativa a las cuatro semanas de haber sufrido el trauma.
La luxación es la dislocación del diente de su posición fisiológica normal en el alveolo. Representa del 22 al 61 % de las lesiones dentarias, y es el incisivo central superior el más afectado. Las concusiones y las subluxaciones representan el 30 % y 77 % de todas las luxaciones,9 lo que coincide con la lesión que presentó nuestro paciente.
Algunos autores plantean que los traumatismos dentales requieren controles a corto, mediano y largo plazo, ya que pueden aparecer complicaciones pasado un tiempo de haberlos recibido. La respuesta biológica es única para cada paciente aún en situaciones semejantes, ya que las reacciones orgánicas están ligadas a múltiples factores, pero debe destacarse que un aspecto importante para el éxito de los tratamientos en esta entidad, como en otras, es la cooperación del paciente.10 En este aspecto en nuestro paciente obtuvimos buenos resultados.
Aunque estos traumas son comunes, el hecho de compartir experiencias siempre puede enriquecer el conocimiento y garantizar resultados cada vez mejores, tanto estética como funcionalmente. Se considera de importancia la presentación de este caso, pues puede ser de utilidad en el contexto docente.