INTRODUCCIÓN
La muerte violenta es aquella que ocurre como consecuencia de la acción de un agente externo y que responde a una etiología medicolegal (homicida, suicida o accidental).1,2
Según informes de la OMS, cada año se suicidan casi un millón de personas, lo que supone una tasa de mortalidad "global" de 16 por 100 000, o una muerte cada 40 segundos;3 y más de 1,3 millones de personas mueren como consecuencia de accidentes en las vías de tránsito.4 En Cuba los accidentes ocupan el quinto lugar entre las diez primeras causas de muerte, seguidas por otras dos causas de violencia: los suicidios (en el séptimo lugar) y los homicidios (en el décimo), aunque debe señalarse que con una carga porcentual pequeña en comparación con otros países del área.5
En Cienfuegos, en el último quinquenio ha existido un incremento de las defunciones por estas causas, lo cual, para las autoridades sanitarias y el personal de las ciencias médicas, no debe pasar desapercibido, al ser las entidades encargadas de trazar estrategias preventivas oportunas.
Es importante conocer a fondo todos los elementos que intervienen, favorecen, predisponen y desencadenan la ocurrencia de hechos violentos que conllevan a la muerte. En este sentido, la caracterización epidemiológica permite saber cuáles son las posibilidades de actuación, así como su rentabilidad, eficacia, costo y aceptación social. Es por eso que el objetivo de este estudio es caracterizar la ocurrencia de muertes violentas en la provincia de Cienfuegos.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo retrospectivo, en el Servicio de Medicina Legal del Hospital Dr. Gustavo Aldereguía Lima, de Cienfuegos, de las muertes violentas ocurridas en la provincia, desde el enero hasta diciembre de 2012.
De los 197 fallecidos que fueron recibidos en el Departamento Provincial de Medicina Legal en el periodo antes mencionado, se incluyeron los 144 fallecidos debido a una muerte violenta, de etiología medicolegal suicida, accidental u homicida. Se excluyeron los fallecidos cuya etiología medicolegal quedó por investigar y los extranjeros.
Para la recolección de la información se elaboró un instrumento a los efectos de la investigación, tomando como fuente el registro de tanatología del año 2012 existente en el Servicio de Medicina Legal. La búsqueda de información se orientó a las variables: edad, sexo, procedencia, lugar de ocurrencia los hechos, causa básica de la defunción y etiología medicolegal de la muerte.
La información obtenida se introdujo en una base de datos utilizando el sistema estadístico SPSS 11.5. Los resultados se expresan en números absolutos y porcientos, y se presentan en tablas y gráficos para su mejor comprensión.
RESULTADOS
Las víctimas de muerte violenta fueron mayoritariamente del sexo masculino, con 110 defunciones por esta causa para un 76,3 % y la etiología medicolegal más frecuente en ambos sexos fue la accidental. (Tabla 1)
El grupo etario de más de 60 años fue en el que mayor número de victimas de muerte violenta se observó, con 52 fallecidos para un 36,1 %. (Tabla 2)
El ahorcamiento y los hechos del tránsito es sus diferentes modalidades (atropello, colisión, despiste y vuelco) fueron las causas básicas de las muertes violentas más frecuentes, el ahorcamiento con 35 casos para un 24,3 % todos de etiología medicolegal suicida y los hechos del transito con 30 casos para un 20,8 % pero casi en su totalidad de etiología accidental, mientras que las heridas con arma blanca fueron la causa básica más frecuente en los homicidios donde de 15 casos 13 de ellos para un 50 % corresponden a esta etiología.
Otras causas básicas de relativa frecuencia fueron la sumersión y las caídas con 8 casos para un 5,5 %, siempre de etiología accidental. (Tabla 3)
Los hechos que provocaron la muerte violenta, ocurrieron generalmente en lugares públicos, en su mayoría de etiología medicolegal accidental. (Tabla 4)
DISCUSIÓN
En la investigación existe un claro predominio de las víctimas del sexo masculino, así, siete de cada 10 fallecidos por muerte violenta son hombres, mientras que la etiología medicolegal fue accidental en una mayor cantidad de casos, seguida de la suicida, y por último, de la homicida. Similares resultados se observan en otras investigaciones y datos estadísticos del país.3-5 A juicio de los autores, el hombre es más vulnerable a la muerte violenta, ya que a pesar de que la mujer cada día aumenta su protagonismo en su rol social, aún el hombre sigue siendo la figura que con más dinamismo se desenvuelve en el plano social, al ocupar profesiones de mayor complejidad y participar en actividades sociales que pueden aumentar el riesgo de accidentes, suicidio y homicidio.
La etiología medicolegal más frecuente fue la accidental y el grupo de edad más afectado el de mayores de 60 años, con una característica que llama poderosamente la atención: más de la mitad de los fallecidos corresponden a la etiología suicida, lo cual no coincide con los resultados de Hernández Sánchez y colaboradores, donde las muertes violentas ocurrieron sobre todo a causa de accidentes de tránsito y caídas accidentales.5 Con respecto a lo obtenido en relación a la edad, puede comentarse que en Cuba la esperanza de vida es cada vez más alta, sin embargo, las personas de edades avanzadas no escapan del estado de fragilidad, síndrome clínico-biológico caracterizado por una disminución de la resistencia y de las reservas fisiológicas ante situaciones estresantes, con un mayor riesgo de sufrir efectos adversos para la salud, como: enfermedades, accidentes del transito, caídas, discapacidad, demencias y depresión, factores condicionantes de la muerte violenta en este grupo.
El homicidio ocupó el último lugar en relación a las demás etiologías, con un porcentaje bien distante de estas, lo cual no ocurre con la relación accidente suicidio, pues esta última etiología cada día acorta más la diferencia en relación a los accidentes. El ahorcamiento resultó ser la causa básica más frecuente de muerte violenta, siempre de etiología suicida, tal es así que más de la mitad de los suicidios fue por esta causa.
El ahorcamiento es un método de los llamados duros, es decir, que tiene una alta letalidad para quienes lo consuman debido a la sensibilidad de las neuronas y al déficit de oxígeno que provoca la constricción del cuello con un lazo, lo que, unido a la disponibilidad de medios (sogas, cintos, cables, pedazos de telas, etc.), hace que este método desde la antigüedad sea de uso común para auto infringir la muerte.1,2,5
Los hechos del tránsito en sus diferentes modalidades (atropello, colisión, despiste y vuelco) fueron las causas básicas que se presentaron en segundo lugar en relación a la muerte violenta, casi en su totalidad de etiología accidental. De estas modalidades, la colisión entre vehículos es la más común, coincidiendo con lo descrito en la literatura.1,2,4-7
Cada año las muertes por accidentes representan el mayor porciento de todas las muertes por accidentes. En el año 2012, por ejemplo, murieron por esta causa 951 personas (sumando “accidentes de vehículo motor” y “otros accidentes del transporte”).8
En relación al homicidio, las heridas por arma blanca resultan la causa básica más frecuente. La mitad de las defunciones que obedecen a esta etiología, son por este medio, lo cual coincide con todas las estadísticas y estudios nacionales, aunque difiere de otros países, donde el uso del arma de fuego constituye la primera causa de homicidios.1,2,7-10
En nuestra investigación las muertes violentas, y en especial los accidentes, tuvieron lugar mayoritariamente en lugares públicos, lo cual se explica porque es precisamente en la vía pública donde se encuentra el agente lesivo, es decir, los vehículos, responsables de los accidentes del tránsito, independientemente de la modalidad de este evento.
En cuanto a suicidio, debemos tener en cuenta que fue la única etiología que superó a la accidental, pero en el grupo de edad de más de 60 años, lo cual explica por sí solo que este hecho ocurra con más frecuencia en el propio domicilio, lo que además demuestra que las acciones preventivas en este sentido deben comenzar en la vivienda y ser llevadas a cabo por la propia familia de las víctimas.
Los homicidios, como violencia social menos frecuente pero más rechazada por la sociedad, tuvieron un comportamiento similar en cuanto a lugar de ocurrencia del hecho, distribuidos entre el domicilio y los lugares públicos, lo que hace más complejo el escenario de intervención preventiva.
Se concluye que en el año 2012 la mayor parte de las muertes violentas ocurridas en Cienfuegos tuvieron lugar en sitios públicos, por causas accidentales, aunque el suicidio por ahorcamiento también representó una considerable proporción. Además, el grupo más afectado fue el de los hombres mayores de 60 años. Estas y otras características de las muertes violentas deben ser tomadas en cuenta por los legistas para el abordaje adecuado de los diferentes problemas medicolegales en relación a la muerte violenta. De forma aislada, no aportan elementos de utilidad práctica en la labor preventiva de familiares, autoridades sanitarias y policiales, pero en su conjunto, como se han descrito en nuestros resultados, constituyen un gran aporte a dicha labor.