INTRODUCCIÓN
La presencia de meconio en el líquido amniótico siempre ha sido motivo de preocupación para obstetras, perinatólogos y pediatras. El término meconio proviene del griego mekonion- arión, que significa “similar al apio”.1 Ya en la antigüedad, Aristóteles observó que los recién nacidos que tenían líquido amniótico meconial, estaban “adormecidos al nacer”,2 lo que le hizo inferir la anormalidad de este evento.
Son numerosas las funciones que se le atribuyen al líquido amniótico; la mayoría de ellas se basan en su función protectora, pues favorece el mantenimiento de la temperatura, garantiza el ambiente óptimo para el crecimiento y desarrollo fetal, además de ser el medio más útil para valorar la salud y la madurez fetal, así como para administrar medicación al feto; también influye positivamente en la dilatación cervical. Sin embargo, no son estas sus únicas funciones.
Todo esto es posible, dadas su composición -agua, solutos orgánicos (proteínas, aminoácidos, componentes nitrogenados no proteicos, lípidos, carbohidratos, vitaminas, enzimas y hormonas) e inorgánicos (Zn, Cu, St, Mn, Fe) y características físicas.
El líquido amniótico mantiene constante intercambio con las circulaciones materna y fetal, por lo que cualquier alteración, aumento, disminución, o cambio de color, supone exhibición de daño.3 Puede verse mezclado en menor o mayor cantidad, con meconio, que es una mezcla estéril de numerosos compuestos químicos, que incluyen glicoproteínas, vernix deglutido, secreciones gastrointestinales, bilis, enzimas, proteínas, minerales y lípidos.
La expulsión fetal de meconio está dada por los siguientes factores predisponentes: intercambios placentarios inadecuados, flujo materno o placenta alterada, insuficiente saturación arterial de oxígeno materno, hipoxia materna, posmadurez y retardo del crecimiento intrauterino.2-5
La tinción de meconio se observa con mayor frecuencia en madres con hipertensión arterial, toxemia, anemia, enfermedad pulmonar crónica y con embarazo prolongado.6
La presencia de meconio en el líquido amniótico, se observa en algún momento del embarazo en, aproximadamente, el 10-15 % de ellos, aunque en algunos centros alcanzan el 22 % de todos los nacimientos y el 40 % de los embarazos a término.2
Otro estudios reportan que está presente en el 10 % de todos los nacimientos y que en muchos casos se asocia con depresión neonatal. Alrededor de un tercio de estos niños tienen por lo menos 41 semanas de edad gestacional. Aproximadamente el 20 % desarrolla un cuadro de dificultad respiratoria. El pronóstico de la hipertensión pulmonar persistente es variable, pero si además el niño es postérmino, tiene asfixia perinatal y aspiración de meconio, el pronóstico es fatal en más del 50 % de los casos.7
En algunas ocasiones, la presencia de meconio en el líquido amniótico obedece a madurez fetal, mientras que en otras se relaciona con alteraciones del bienestar fetal, con la consiguiente redistribución del flujo sanguíneo fetal, para garantizar la oxigenación de órganos vitales.
El presente estudio tiene como objetivo determinar si la presencia de meconio considerado patológico, se relaciona de manera significativa con la morbimortalidad de los pacientes.
MÉTODOS
Se realizó un estudio analítico prospectivo, de casos y controles, en recién nacidos con líquido amniótico meconial (LAM), en el Hospital “Dr. Gustavo Aldereguía Lima”, en el período comprendido del 1ro de marzo de 2002, hasta el 28 de febrero de 2003. El grupo control estuvo constituido por igual número de casos, con líquido amniótico claro. Se excluyeron aquellos pacientes nacidos con edad gestacional inferior a 37 semanas y anomalías en el desarrollo.
La muestra se tomó del libro de partos de la Vicedirección Materno Infantil. Se estudiaron los 42 primeros casos con LAM, de cada mes y 42 con líquido amniótico claro, hasta un total de 504 pacientes en cada grupo. Se revisaron las historias clínicas maternas y del recién nacido, para obtener toda la información necesaria, la cual fue reflejada en un formulario confeccionado con esta finalidad.
Las variables utilizadas en la encuesta, diseñada según los objetivos del estudio, fueron: peso, estado nutricional (teniendo en cuenta tablas de Usher,8 el puntaje de Apgar, la prueba del bienestar fetal, patologías maternas, tipo de parto, necesidad de reanimación, morbilidad hipóxica, utilización de cuidados intensivos y mortalidad.
Se consideró meconio fisiológico, aquel que no estuvo relacionado con patologías maternas, ni hipoxia y que no se acompañó de alteraciones del bienestar fetal, antes, ni durante el parto.
Los datos obtenidos se procesaron mediante el sistema SPSS (9.0) para Windows.
Se aplicó la prueba estadística x2, tomando como nivel de significación p< 0,05.
RESULTADOS
La distribución porcentual del LAM por grupos de peso, se incrementó a partir del grupo de 2500-2999 gramos, de un 36,4 % a un 77 % en el de 4000 gramos y más. La presencia de líquido amniótico claro, se comportó de forma inversa. (Tabla 1)
El LAM se observó asociado a la enfermedad hipertensiva del embarazo (EHE), en el 11,7 % de las pacientes que la presentaron, mientras que solo se asoció a la diabetes, en el 1,4 % de ellas. (Tabla 2)
El tipo de parto se manifestó de forma diferente, según la coloración del líquido amniótico. El riesgo de que se presente un parto por cesárea primitiva en lugar de un parto eutócico, fue de 5,3 y de que se presente un parto instrumentado en lugar de eutócico fue de 7,86. (Tabla 3)
El LAM se asoció a cardiotocografía (CTG) alterada anteparto, en el 14,3 % de los casos, mientras que cuando el líquido fue claro sólo se presentó la CTG alterada anteparto, en el 1,27 %. (Tabla 4)
El LAM se asoció a CTG intraparto alterada en el 50,3 % de los casos, mientras que solo se mostró alterada en el 1,67 % de los controles. (Tabla 5)
El líquido amniótico meconial se observó durante el período comprendido por el estudio, en el 23 % de todos los nacimientos y según los parámetros empleados, el 45 % se definió como patológico y el 55 %, fue normal. Para cada uno de los factores asociados a morbimortalidad neonatal, los valores siempre ascendieron en los casos del LAM identificado como patológico. (Tabla 6)
DISCUSIÓN
Como se describe en la literatura, la presencia de LAM se puede relacionar a la madurez fetal,8-11 lo que se corresponde con los resultados de este estudio.
El incremento en los de menos de 1500g, puede explicarse tomando en consideración, que todos los recién nacidos incluidos en este estudio, fueron a término; por ello, los que presentaron estos pesos, se asociaron con frecuencia a malnutrición intrauterina, y en ellos también hay presencia de meconio en el líquido amniótico, debido a una aceleración de la madurez y a la frecuencia con que se asocia a la insuficiencia placentaria y a la isquemia intestinal. Estos resultados coinciden con el criterio de diferentes autores, de que a medida que se incrementa el peso y la edad gestacional, es más probable la presencia de meconio.9,12
De las dos afecciones asociadas al embarazo, que fueron evaluadas, la enfermedad hipertensiva del embarazo, se asoció a un mayor por ciento de presencia de meconio en el líquido amniótico. Existen reportes similares de otros investigadores, pues esta enfermedad influye en el deterioro de la circulación feto placentaria, con redistribución de la circulación fetal y la aparición de isquemia intestinal, lo que provoca la expulsión de meconio.11-13
La asociación de meconio, con la presencia de parto distócico, se presentó de manera significativa; Rogido1 obtuvieron resultados similares y plantean que la cesárea primitiva se observó aproximadamente, en el 36 % de los partos con LAM, a lo que otras investigaciones17-20 añaden la presencia de alteraciones en el bienestar fetal, tanto anteparto, como intraparto.
La presencia de meconio fue de un 23 %, mientras que algunos autores reportan una incidencia del 15 % y Rogido1 informa sobre un 40 %. Además, el 5,2 % presentó Apgar bajo al minuto de nacido, lo que coincide con Rogido1 y Usher.8
La morbilidad relacionada a LAM, ascendió de 0,4 % cuando fue fisiológico, a 4,85 %, cuando fue patológico, lo que coincide con el criterio de diferentes autores, que aunque no lo conceptualizan como fisiológico o patológico, describen la asociación de mayor riesgo de patologías, a la necesidad de ventilación y de cuidados intensivos, cuando existió intensificación del meconio, alteraciones del bienestar fetal y patologías maternas asociadas.14, 19-22
CONCLUSIONES
El líquido amniótico meconial se presentó en el 23% de los pacientes en nuestro estudio, incrementándose su incidencia a medida que la edad gestacional y el peso de los pacientes fueron mayores. La enfermedad hipertensiva del embarazo se asoció de manera significativa a la presencia de meconio considerado patológico. La morbilidad en los pacientes con líquido amniótico meconial conceptualizado como fisiológico, ascendió de 0,4 % a 4,85 % cuando este fue considerado como patológico, y en estos últimos hubo mayor necesidad de cuidados intensivos y soporte respiratorio con respecto al otro grupo.