Los testículos no descendidos constituyen una de las anomalías congénitas más comunes al nacimiento, afecta más del 3 % de los niños que nacen al término de la gestación y hasta un 33 % de los recién nacidos pretérmino. El tratamiento quirúrgico reduce el riesgo de torsión, facilita la exploración del testículo, mejora su función endocrina, crea un escroto con apariencia normal y está basado en la teoría de que la intervención temprana previene la degeneración secundaria de los testículos causadas por las altas temperaturas a las que se encuentra sometido fuera de la bolsa escrotal. Se presenta la Guía de Buenas Prácticas Clínicas para testículos no descendidos, aprobada por consenso en el 4º Taller Nacional de Buenas Prácticas Clínicas en Cirugía Pediátrica (Las Tunas, 2005).