Estimado director:
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró en junio de 2009 la primera pandemia de influenza en más de cuarenta años por el virus A (H1N1), y elevó el nivel de alerta al máximo en una escala del uno al seis. El "nuevo" virus, que emergió en América del Norte en marzo del pasado año, se propagó a una velocidad sin precedentes, infectando a millones de personas. La enfermedad causó la muerte de 16 000 seres humanos, aunque llevará uno o dos años saber la verdadera cifra de muertos, según la OMS.
Las pandemias anteriores se caracterizaron por oleadas de actividad repartidas durante varios meses, lo que significa que el periodo posterior al de máxima actividad puede todavía durar un tiempo. La etapa final, llamada periodo pospandémico, ocurre cuando esta actividad vuelve a los niveles habituales de la gripe estacional. Pero los límites entre estos periodos no son fáciles de establecer en la práctica.
En nuestro país se reportaron los primeros casos a partir de viajeros extranjeros entre los meses de mayo y agosto de 2009. Y casi de manera súbita, a pesar de los esfuerzos realizados en su vigilancia, se incrementó el número de casos confirmados desde el mes de septiembre, cuando se informó que el virus ya circulaba en la comunidad.
Enseguida que se supo de los primeros casos en México, nuestro país puso en marcha los planes con que cuenta la Defensa Civil y el Ministerio de Salud Pública para el enfrentamiento de este tipo de desastre, adecuándolos a la nueva situación epidemiológica. Cienfuegos ajustó a su contexto el plan nacional, según fue indicado oportunamente.
Los profesionales de la salud, junto al gobierno y la propia comunidad, se unieron nuevamente para educar, prevenir, tratar y rehabilitar, a todos nuestros ciudadanos con las mejores prácticas disponibles.
Ante una epidemia con características tan propias y novedosas para los médicos, especialmente las de los pacientes con formas clínicas graves que atendimos al inicio, nuestro Grupo Operativo Provincial para el enfrentamiento de la epidemia, publicó en la revista MediSur, nuestro órgano científico, un trabajo que recogió las primeras lecciones aprendidas en el diagnóstico y tratamiento de esos enfermos. Esto sucedió en el mes de octubre, lo que influyó en la sorprendente acogida que tuvo, pues en pocos días se realizaron cientos de visitas electrónicas al artículo.
El número que presentamos recoge ideas y experiencias que resultaron de semejante enfrentamiento, pero que se distinguen ante todo por el valor de haber surgido de la práctica clínica de los propios autores, en la asistencia médica de los enfermos, y que consideramos importante ofrecer al resto de la comunidad profesional. Adicionalmente, se incluyen dos trabajos de corte histórico que resaltan la labor desplegada en la pandemia de Influenza A H1N1 que afectó a Cienfuegos en 1918 y que reflejan la calidad técnica y humana de aquellos que nos precedieron.
Editor Invitado: Dr C Alfredo Darío Espinosa Brito