INTRODUCCIÓN
El quiste parauretral o quiste del conducto de Skene es una anomalía congénita rara que se presenta en recién nacidos del sexo femenino. (1-4)
Es una formación quística redondeada de color amarillo nacarado, que se localiza en la cara lateral de la uretra y protruye hacia el vestíbulo de la vulva, puede causar síntomas y signos de obstrucción urinaria baja. La etiología de estos quistes no está totalmente esclarecida, pero se plantea que se forman a partir de retención de la secreción u obstrucción de estas glándulas. Hasta el año 2006 solo se recogen 47 casos en la literatura indexada, (1) es posible que su incidencia sea mayor, pero debido a su benignidad no son diagnosticados y pasan inadvertidos en la exploración de las niñas recién nacidas. Solo se reporta una incidencia de 1:2000 a 1:7000 en los nacimientos femeninos. (2)
La mayoría de estos quistes disminuyen de tamaño durante las primeras cuatro a ocho semanas, pero si provocan síntomas urinarios, está indicado tratamiento quirúrgico. (2, 5)
PRESENTACIÓN DEL CASO
Se presenta el caso de una paciente de sexo femenino, de 25 días de nacida, nacida de parto eutócico a término y de peso adecuado a la edad gestacional, sin antecedentes perinatales de interés.
La familia le detectó desde los primeros días del nacimiento, una lesión quística redondeada de color amarillo nacarado, de aproximadamente 2 cms. de diámetro, el cual presentó un rápido crecimiento y protruía hacia el vestíbulo de la vulva (hacia el lado derecho), el cual le provocaba dificultad miccional (necesidad de pujar) y chorro en regadera, aparentemente no era doloroso, ni provocaba sangramiento. Se comprobó la permeabilidad de la vagina, un desplazamiento hacia la derecha del meato uretral, que era permeable mediante sondaje. Presentó clínica de obstrucción uretral sin repercusión alta por ultrasonido renal, no presentaba problemas de tipo infeccioso comprobado por urocultivos y exudados vulvares. (Figura 1).
La paciente, fue ingresada, llevada al salón de operaciones, se le administró anestesia general con máscara, se realizó previa antisepsia y sondaje uretral, para evitar la posible lesión de la uretra. La secreción obtenida se envió al departamento de anatomía patológica para realizar citología, se informan: células epiteliales escamosas y elementos inflamatorios agudos, no hubo malignidad en la muestra examinada. (Figura 2).
A las 24 horas se egresó, con evolución satisfactoria, regresaron posteriormente todos los síntomas anteriormente descritos y se confirmó el diagnóstico de quiste parauretral o de Skene.
DISCUSIÓN
La exploración rutinaria y exhaustiva de los genitales en las recién nacidas es importante para la detección de anomalías congénitas.
El quiste parauretral o de Skene, se forma a partir de pequeñas glándulas consideradas menores, que se encuentran en el vestíbulo de la vulva a ambos lados, en número variable y desembocan lateral al meato uretral (6,7) en el introito vaginal. Existen dos de mayor tamaño que reciben el nombre de glándulas de Skene. Su función, es secretar una pequeña cantidad de material mucoide en la estimulación sexual, durante el coito. (1,8)
La etiopatogenia del quiste es desconocida, se piensa que puede estar debido a la degeneración quística de la glándula o a la obliteración de los conductos excretores. (8) Es una tumoración quística benigna adyacente al meato externo de la uretra. (1)
Si se tiene en cuenta su origen benigno y su tendencia a la reabsorción, se recomienda una actitud no agresiva, evolucionándolas de forma periódica, pero siempre que se observe algún síntoma de obstrucción de las vías urinarias o signos de infección, debe tratarse quirúrgicamente realizando marsupialización o exéresis del quiste. (9,10)
El diagnóstico diferencial de esta patología debe ser con el ureterocele ectópico prolapsado, el himen imperforado, los quistes de los conductos de Gartner, los quistes de inclusión, el prolapso de la mucosa uretral y los divertículos uretrales. (2) Las imágenes son un buen método para complementar la clínica, sin embargo, el diagnóstico de certeza se obtiene con la histología.
El conocimiento de esta patología es esencial para el urólogo pediatra y el cirujano pues le permite arribar a un diagnóstico temprano que le posibilita brindar tratamiento adecuado y oportuno.