Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Científicos australianos han anunciado haber tenido éxito al ensayar una técnica anticonceptiva masculina que emplea dos hormonas para suprimir la producción de espermatozoides. Explican que su técnica, que podría dar lugar al primer anticonceptivo masculino inyectable, se ha ensayado en varones de 55 parejas, que recibieron el tratamiento con testosterona y progestina durante un año.



Los autores, del Instituto de Investigación Anzac de Sydney y del Instituto Príncipe Henry de Investigación Médica de Melbourne, señalan que el objetivo del estudio era suprimir la producción de espermatozoides. Al cabo de un año ninguna de sus parejas había quedado embarazada y ningún participante experimentó efectos adversos.



Según los investigadores australianos, "es la primera vez que un anticonceptivo masculino reversible que suprime efectivamente la producción de esperma ha sido ensayado completamente en parejas".



El implante de testosterona se inyectó cada cuatro meses y la progestina cada tres. Los autores creen que el producto final contendrá una sola inyección de ambas hormonas que podrá ser administrada con facilidad cada 3 o 4 meses.



Aunque la testosterona está asociada con al virilidad, el tratamiento suprime la producción de esperma al reducir los niveles de gonadotropinas. Un exceso de testosterona puede tener efectos adversos, por ejemplo disminuyendo los niveles de colesterol HDL, pero su uso combinado con progestina bloquea tales efectos.