Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Se estima que los efectos del cambio climático en la salud tendrán un impacto de unas 250 000 muertes adicionales al año, según se ha puesto de manifiesto en la Escuela de Salud Pública de Menorca. Según los expertos allí reunidos, las olas de calor, los brotes epidémicos, las enfermedades transmisibles y las alteraciones respiratorias se asocian con el cambio climático.
La Escuela de Salud Pública de Menorca ha organizado una mesa redonda acerca de las consecuencias para la salud y la vida en general del cambio climático, junto a los efectos que pueda tener sobre la economía, la agricultura o el turismo y la reacción de las instituciones y la ciudadnía para revertir esta situación. Florent Marcellesi, eurodiputado de Equo, Damià Gomis, catedrático de la Universidad de Baleares y miembro del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y Josep Maria Jansà, jefe de sección de Inteligencia Epidémica y Respuesta del ECDC (Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades), han formado parte de la ponencia con la que se ha querido llamar la atención sobre la situación de creciente descontrol climático. Se estima que, desde hace más de dos décadas, los efectos del cambio climático se verían en diferentes ámbitos de la salud pública. Las olas de calor y el incremento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos podrían desencadenar en catástrofes naturales con graves consecuencias para la salud y la supervivencia de las poblaciones afectadas. Tal y como ha explicado Jansà, esto provocaría “destrucción del entorno, desplazamientos forzosos, alteraciones del hábitat y también incremento de brotes epidémicos y de determinadas enfermedades transmisibles”. De esta manera, se han identificado enfermedades vinculadas a los efectos indirectos de este cambio climático, identificándose alteraciones respiratorias vinculadas a la polución ambiental, trastornos alérgicos relacionados con el incremento de elementos y sustancias presentes en la atmósfera, así como otras enfermedades especialmente sensibles a alteraciones del clima y del entorno como la legionelosis, brotes de enfermedades de transmisión hídrica y alimentaria. Las enfermedades emergentes y las producidas por vectores, como los mosquitos, representarían un segundo bloque de estos trastornos indirectos sobre la salud. Según Jansà, el impacto del cambio climático estaría relacionado con 250 000 muertes al año, considerando “prioritario que los programas de salud pública de organismos nacionales e internacionales sigan impulsanso acciones relacionadas con los efectos directos e indirectos del cambio climático en la salud de las poblaciones de la mayor parte del planeta”. Papel de las renovables Por su parte, Gomis, ha subrayado que el cambio climático “ya es inevitable y, por lo tanto, se tendrán que tomar medidas de adaptación, al menos los países que tengan la capacidad de hacerlo”, pero también ha dejado claro que la magnitud del cambio “dependerá de las políticas que se hagan las próximas décadas por acotar las emisiones de gases de efecto invernadero, las denominadas políticas de mitigación”. En este sentido, ha propuesto hacer un análisis del origen de las emisiones para atajar el problema, un análisis que, a pesar de que se tendría que hacer globalmente, también tendría sentido hacerlo por estados e incluso por regiones. Para él, la gran asignatura pendiente sería “el porcentaje de electricidad generada con energías renovables, en el que habría que invertir más. Mientras este aumento no sea un hecho, otra medida como la de fomentar los coches eléctricos tendría poco sentido”. En esta misma línea se ha pronunciado Marcellesi, para quien “los que más sufren los impactos del cambio climático son aquellos que menos responsabilidad tienen en él”. Para el europarlamentario, ésta “es la gran lucha del siglo XXI”, ya que se pone en riesgo “la vida y la dignidad de millones de personas en el mundo”. El Acuerdo de París, insuficiente Sobre el Acuerdo de París, lo ha calificado de “milagro” por haber llegado a su firma entre 195 países “con intereses y visiones totalmente antagonistas”. Sin embargo, ha sido crítico con él porque es un acuerdo “de mínimos, lleno de ganchos variopintos y contradictorios para que todos los países puedan volver a sus casas con la cabeza alta”, al tiempo que afirma que es “un desastre”, ya que desde el punto de vista científico queda poca duda de que es totalmente insuficiente”. A pesar de todo, el acuerdo habría sido fundamental para empezar una dinámica política y social porque “a las buenas o las malas, la transición ecológica y energética es imparable”, ha aseverado Marcellesi. Con el reto de alcanzar el 100 por cien de renovables en el año 2050, el Parlamento Europeo está ahora mismo negociando la reforma energética para 2030 que se situará en torno al 30 o 40 por ciento. “Pero si de verdad queremos ganar batallas en el Parlamento Europeo, necesitamos el apoyo de la ciudadanía, pero si los ciudadanos no cambian su mentalidad, su cultura, su forma de vivir, es muy complicado que se pueda conseguir algo desde la política”. |