Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Caminar, montar en bici, nadar..., todo vale con tal de que las mujeres realicen un ejercicio físico regularmente. La recompensa a este esfuerzo se traduce en una disminución del riesgo de padecer cáncer de mama, incluso en las personas más propensas a sufrirlo.



Un nuevo estudio publicado en 'Journal of the American Medical Association' encuestó a un total de 74.000 mujeres, con edades comprendidas entre los 50 y los 79, para conocer sobre sus costumbres deportivas (si hacían ejercicio, si lo hicieron cuando eran más jóvenes...). Los resultados evidenciaron que la probabilidad de padecer esta enfermedad disminuyó en un 20%, en las personas que llevaban a cabo una actividad física con cierta regularidad.



Ejercitarse cinco veces a la semana y durante 30 minutos, resultó ser la frecuencia que obtuvo este resultado. Los efectos positivos de este esfuerzo se notaron incluso en las personas más propensas a padecer el tratorno, como son aquellas con antecedentes familiares de cáncer de mama o las que estaban recibiendo terapia hormonal sustitutiva.



"La buena noticia es que, a pesar de que la terapia hormonal sustitutiva aumenta la probabilidad de padecer cáncer de mama, las mujeres pueden recurrir a esta actividad para disminuir los riesgos" afirma la doctora Anne McTiernan, directora de la investigación.



La realización de algún tipo de ejercicio de forma regular resultó beneficiosa en las personas con un peso dentro de la media e incluso en las que poseían un cierto sobrepeso. No obstante, en el caso de las mujeres más robustas o incluso obesas el beneficio se obtiene perdiendo peso.



La clave del ejercicio se basa en la reducción de los niveles de grasa. Según afirman los autores del centro de investigación sobre cáncer 'Fred Hutchinson' (Seattle, EE UU) "el ejercicio funciona a la hora de disminuir los casos de cáncer debido a que rebaja la cantidad de grasa". Y añaden que el tejido graso produce hormonas y factores de crecimiento, como estrógenos o insulina, que pueden promover el desarrollo del cáncer.



Combinado con un régimen adecuado



Por esta razón, es fundamental llevar una dieta adecuada, que es principal para las personas obesas. "Aunque una mujer se esté ejercitando, si está comiendo en exceso y sus niveles de grasa continúan estando altos no va a obtener la misma protección contra el cáncer que aquellas personas con menos grasa", subraya la doctora McTiernan.



A este respecto, otro estudio, también publicado en 'Journal of the American Medical Association', muestra que el ejercicio moderado, combinado con un régimen alimenticio, resultó tan eficaz como la actividad física intensa, a la hora de ayudar a las mujeres más jóvenes a adelgazar y a mejorar su funcionamiento cardiovascular.



Los beneficios del ejercicio físico no sólo pasan por prevenir el cáncer de mama sino que también reducen el riesgo de sufrir un problema cardiaco o incluso diabetes. No obstante, la doctora McTiernan aconseja a las mujeres no acostumbradas a ejercitarse que empiecen poco a poco y vayan subiendo el ritmo. Así mismo, añade que el beneficio se obtiene con actividades asequibles hasta por las personas más mayores.



"La edad es el mayor factor de riesgo para el cáncer de mama, y esta investigación muestra que el ejercicio moderado como caminar o nadar es algo que las personas ancianas pueden hacer para reducir el riesgo de cáncer de mama", concluye