El estudio, que publica la revista Cancer Cell, describe que en el núcleo de los queratinocitos y en el de los fibroblastos hay una forma diferente de IkBa que resulta de su unión con otra molécula pequeña denominada Sumo, lo que da lugar a la proteína Sumo-IkBa, que ya había sido identificada previamente por otros grupos de investigación pero se desconocía cuál era su función. Hasta ahora se sabía que la función de IkBa en el citoplasma consistía en inhibir la vía NFkB, un complejo proteico que está implicado en la respuesta inmune de las células y en procesos de inflamación y proliferación celular. Este grupo, en colaboración con científicos el Centro de Regulación Genómica (CRG) y de universidades nacionales e internacionales, ha descubierto que la versión sumoilada de IkBa tiene una función totalmente diferente a la que se conocía, ya que ahora se ha visto que, durante el proceso de desarrollo tumoral, el IkBa se pierde y se acumula en el citoplasma, según ha explicado Espinosa a Diario Médico. Los resultados del trabajo, en el que también han participado Agustín Toll y Fernando Gallardo, del servicio de Dermatología del Hospital del Mar, de Barcelona, y Mar Iglesias, del Servicio de Patología del mismo centro, representan un cambio de paradigma en el abordaje de esta enfermedad, ya que ponen sobre la mesa una nueva forma para su diagnóstico y abren la puerta a la investigación de nuevas dianas terapéuticas para tratar a estos pacientes. Cambio conceptual El descubrimiento de estas nuevas funciones del IkBa en el núcleo celular supone un cambio conceptual importante en este campo e incluso podría implicar la reinterpretación de trabajos previamente publicados que se tendrían que revisar en el nuevo contexto del conocimiento. Según ha comentado el investigador, cada año se diagnostican unos 250 000 nuevos casos de carcinoma escamoso de piel, por lo que se trata del segundo tipo de cáncer de piel más frecuente y su pronóstico no suele ser muy negativo en la mayoría de los pacientes, salvo cuando aparecen metástasis. Hasta ahora no se disponía de buenos marcadores clínicos o histológicos de riesgo de metástasis en este tipo de tumor, por lo que estos descubrimientos postulan a IkBa como una buena candidata, "aunque esto todavía se tiene que validar con un número suficiente de pacientes. Con todo, la detección de esta proteína en las lesiones de piel puede servir para diagnosticar y pronosticar el alcance del carcinoma escamoso", en palabras de Toll. Uno de los próximos pasos en este campo de investigación será estudiar los mecanismos que regulan la pérdida de IkBa nuclear para identificar posibles dianas terapéuticas que podrían tener utilidad en la lucha contra el cáncer de piel. Además, los investigadores creen que el nuevo mecanismo podría ser también relevante en otros tipos de cáncer, como el de colon, el melanoma o la leucemia, por lo que ya han iniciado nuevos estudios orientados en esta dirección. El siguiente objetivo, de confirmarse dicha hipótesis, consistiría en buscar nuevas moléculas que pudieran revertir la pérdida del IkBa nuclear como estrategia terapéutica en los carcinomas escamosos y otros tipos de cáncer. |