Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Vapores, gases, humos de combustión... quien trabaje en una fundición, en hornos industriales, en fábricas de montaje, en cualquier empresa metalúrgica o textil, e incluso en una panadería está expuesto a graves peligros para su salud. Aparte del riesgo físico que conllevan la mayoría de estas profesiones, un estudio revela que existen también altas posibilidades de desarrollar una enfermedad pulmonar crónica.



La inhalación de polvo, humo y gases en el puesto de trabajo podría explicar en parte los tres millones de muertes anuales que se producen en el mundo por EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Bajo este rótulo se engloban la inflamación crónica pulmonar, el estrechamiento de las vías respiratorias, el enfisema (pérdida de elasticidad pulmonar) y otros tipos de patologías que afectan al sistema respiratorio.



El estudio, que será publicado en 'European Respiratory Journal', afirma que la posibilidad de contraer enfermedades pulmonares se duplica en personas que están expuestas a sustancias tóxicas transportadas por el aire, independientemente de que fumen o no. Según los autores, ningún estudio hasta la fecha había cuantificado de forma definitiva la proporción de casos atribuibles a la exposición laboral.



"Aunque la prevención a la hora de fumar debe ser primordial, el control de la exposición de los trabajadores a sustancias peligrosas reduciría mucho el número de casos de enfermedad pulmonar", asegura Paul Blanc, profesor de medicina medioambiental de la universidad de California (EE UU) y autor de la investigación.



El tabaco sigue considerándose responsable de 16 millones de casos de EPOC en el mundo. No obstante, los hallazgos de Blanc sugieren la urgente necesidad de establecer una mayor prevención laboral con el fin de limitar el alcance de las emisiones recibidas en horario de trabajo.



El equipo investigador entrevistó a más de 2000 personas estadounidenses, con edades comprendidas entre los 55 y 75 años, que es el intervalo en el que se considera que esta enfermedad alcanza su pico de incidencia. Por teléfono se les preguntó si habían estado expuestos a toxinas en su puesto de trabajo. Sólo uno de cada tres que contestó afirmativamente haber inhalado sustancias tóxicas no padecía EPOC.



El análisis de los resultados obtenidos por medio de las entrevistas demostró que la exposición a agentes dañinos dobla las posibilidades de sufrir EPOC, y que dicha exposición es responsable de entre el 20 y el 31% de los casos. Además, los investigadores observaron que sólo el 20% de los enfermos con estas patologías seguía trabajando, lo que supone una importante carga física y financiera, destacan los expertos.



"Los datos nos hacen mirar más allá del cigarrillo si queremos prevenir la EPOC", concluye el equipo investigador.