![]() En el curso de una investigación en ratones, el Dr. Herrera y su equipo observaron que los ácidos grados Omega 3 se acumulan en el tejido adiposo de la madre durante la primera mitad del embarazo. Más tarde, durante la última fase de la gestación y la lactancia, los ácidos afluyen a la sangre, y de ahí pasan al bebé. Una de las deficiencias que se producen con el exceso de Omega 3 afecta al ácido araquidónico, fundamental para el crecimiento fetal y postnatal. Asimismo, los investigadores apuntan que es probable que se acabe desarrollando resistencia a la insulina, si los niveles de ácidos no son estables. Por estos motivos, el grupo de trabajo de la Universidad CEU San Pablo pretende llamar la atención sobre la dieta y, sobre todo, sobre la importancia de sus componentes grasos. "Resulta fundamental mantener una alimentación apropiada tanto en cantidad como en su composición durante la gestación", concluyen. |