Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las mujeres que toman multivitaminas cuando quedan embarazadas apenas contraen riesgos de parto prematuro, según revela un estudio sobre casi 36.000 embarazadas de Dinamarca que publica American Journal of Clinical Nutrition. La deficiencia nutricional, en cambio, sí redunda en complicaciones durante el embarazo, ya sea en forma de parto prematuro o de retraso del crecimiento fetal.

El estudio refuerza ese vínculo, si bien no prueba que tomar multivitaminas sea una buena idea para quienes quieran quedar embarazadas o ya lo estén. De hecho, las autoridades sanitarias de Estados Unidos recomiendan que las embarazadas no tomen vitaminas de manera regular porque podrían dañar al bebé. Sí recomiendan suplementar la dieta con ácido fólico, que reduce el riesgo de que el bebé desarrolle ciertas malformaciones.

El estudio analizó el uso de las multivitaminas cerca del momento de la concepción: cuatro semanas antes y ocho semanas después del último período menstrual.

En el grupo de mujeres que tomó multivitaminas por lo menos durante ocho de esas 12 semanas, hubo un 4,3% de partos prematuros (antes de la semana 37), comparado con un 5,3% en la cohorte que no había tomado los suplementos.

Las usuarias de vitaminas también fueron menos propensas a tener un bebé pequeño para la edad gestacional.

Esas asociaciones se mantuvieron tras considerar diferencias entre ambos grupos, como la alimentación y el tabaquismo, pero sólo en las mujeres con peso normal.

El equipo de Janet M. Catov, de la University of Pittsburgh (Estados Unidos), lo atribuye posiblemente a dificultades en la absorción de los nutrientes.
Por ahora, el equipo no recomienda que las mujeres empiecen a tomar multivitaminas cuando están buscando el embarazo.

En primer lugar, porque las participantes que tomaban los suplementos tendían a ser más saludables que el resto, un factor que puede sesgar los resultados. Y, segundo, porque faltan estudios que muestren cuáles son los efectos de las vitaminas en los bebés.


American Journal of Clinical Nutrition 2011;94:906-912