El cáncer de testículos es el único tumor en el que el tamaño “no está directamente relacionado con su agresividad”, según pone de manifiesto el presidente de la Asociación Española de Urología (AEU), Dr. Humberto Villavicencio. “El tamaño del tumor no implica en absoluto su grado de agresividad, ya que puede haber un tumor de un centímetro y estar totalmente diseminado y encontrarnos, por el contrario, tumores de 5 centímetros que están localizado sólo en testículo”, asegura el Dr. Villavicencio. Sin embargo, y dada la rapidez con la que se multiplican sus células, se trata de un tumor “bastante agresivo” y, aunque su primera zona de localización suele ser el retroperitoneo (área de afuera o atrás del peritoneo, el tejido que reviste la pared abdominal), también puede llegar a afectar al pulmón, al hígado y excepcionalmente al cerebro y huesos. Por ello, los expertos coinciden en destacar la importancia del diagnóstico precoz como arma fundamental para la lucha contra el tumor y piden que se enseñe a los niños a autopalparse en los colegios para poder identificar este cáncer. El primer síntoma es un bulto duro del tamaño de un garbanzo, que normalmente no es doloroso al tacto. “Ante la aparición de un bulto asintomático, es decir, que no responda a un golpe y que no se acompaña de fiebre o dolor, se debe acudir al médico para asegurarse de que no se trata de un tumor”, aconseja el Dr. Villavicencio. Asimismo y a pesar de su agresividad, es uno de los cánceres que más se ha beneficiado de los avances de la quimioterapia. Gracias a ello, la supervivencia del tumor es bastante alta y ronda porcentajes de entre el 98 y el 100 por cien de curación cuando se detecta en los estadíos iniciales y del 60% en aquellos con peor pronóstico. El cáncer de testículos es el tumor más frecuente en varones de entre 14 y 45 años. Aunque sus tasas de incidencia son bajas, en nuestro país se diagnostican entre 2 y 3 nuevos casos por cada 100.000 habitantes/año. |