![]() Actualmente no existe una prueba que sirva para diagnosticar precozmente este tipo de demencia, lo que conlleva que en la mayoría de casos la detección de la enfermedad se produzca cuando ya está avanzada. En un intento por revertir la situación, estos investigadores trataron de realizar un doble control basado en la contracción del cerebro y los bajos niveles de una proteína llamada beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo (LCR), que baña el cerebro y la médula espinal. Pérdida de volumen cerebral De hecho, es conocido que el Alzheimer produce una pérdida de volumen cerebral y una inusual acumulación de amiloide en el cerebro, lo que significa menos amiloide en el líquido cefalorraquídeo, de ahí que si se analizaban estos cambios, se podría conseguir una forma de detectar mucho antes la enfermedad. Para confirmar su tesis, el equipo reclutó a 105 voluntarios sanos para someterse a una serie de exámenes, incluyendo varias punciones lumbares para verificar sus niveles de la proteína en el líquido cefalorraquídeo y varias resonancias magnéticas para calcular la contracción del cerebro. De este modo, los resultados revelaron que los cerebros de los individuos normales con bajos niveles de beta-amiloide en el líquido cefalorraquídeo (38% del grupo) se contrajeron el doble de rápido que el otro grupo. Además, se evidenció que esas personas eran cinco veces más propensas a poseer el gen de riesgo APOE4 y que tenían niveles más altos de tau, otra proteína también culpable del Alzheimer. Aunque es demasiado pronto para saber si alguno de los voluntarios desarrollará la enfermedad de Alzheimer, los investigadores creen que sus sospechas se confirmarán en el futuro, según informa la BBC, lo que permitiría a los médicos probar medicamentos que podrían ser beneficiosos para retrasar o prevenir la demencia. |