Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El director general de salud de Francia, Lucien Abenhaim, presentó ayer su dimisión ante el ministro de Salud, Jean-François Mattei, que criticó a su departamento por no haber alertado a tiempo sobre la gran mortalidad ligada a la canícula. Mattei estimó ayer como 01Cposible01D la cifra de 5.000 muertos vinculados a la ola de calor y cuestionó los sistemas de alerta que, según dijo, no transmitieron las informaciones a tiempo.



01CSe mencionó ayer la cifra de 5.000 muertos; es una hipótesis, es posible, pero no es más que una hipótesis01D, dijo Mattei a la radio privada RTL. Los balances oficiales anteriores hablaban de cifras que iban de 1.600 a 3.000 fallecidos.



El número de muertos en Francia provocados por la ola de calor, incomparablemente más elevado que en otros países de Europa que conocieron una situación semejante, provocó una airada polémica. La oposición acusó de imprevisión al Gobierno y, sobre todo, de no haber reaccionado con la rapidez necesaria frente a la crisis sanitaria.



01CNo tuvimos las informaciones y las señales de alerta que deberíamos haber tenido01D, se justificó Mattei en los micrófonos de RTL. Añadió que el 11 de agosto, cuando los servicios de Urgencias comenzaban a colapsarse, la Dirección General de Salud, dirigida por Abenhaim, aseguró que la crisis 01Cestaba controlada01D.



En los últimos quince días Francia ha sufrido una ola de calor casi sin precedentes, con temperaturas alrededor o superiores a los 40 grados centígrados. El ministro francés de Salud evocó olas de calor anteriores, indicando que hubo 3.000 muertos en 1976 y 3.244 en 1983. 01CLas cosas se supieron mucho tiempo después01D, destacó.