Un equipo de investigadores de la Universidad de Bonn y de la LMU Munich (Alemania), en colaboración con científicos de Estados Unidos, han logrado, por primera vez identificar el mecanismo molecular que desencadena la inflamación de las paredes de los vasos sanguíneos que lleva a la aparición de arterosclerosis y después, insuficiencia cardiaca. Las placas de ateroma contienen siempre grandes cantidades de células inmunes pero, sorprendentemente, ninguna bacteria o virus. Los animales mantenidos en ambientes esterilizados pueden sufrir una obstrucción de sus arterias cuando toman alimentos con alto contenido en colesterol. Esta misma reacción ocurre en humanos: a mayor nivel de colesterol, más riesgo de arterosclerosis y por tanto, de sufrir un infarto. Sin embargo, aunque se conocen todos estos datos, no estaba claro cómo las defensas del organismo eran llamadas a entrar en acción en el proceso de inflamación. Por ello los profesores Eicke Latz y Veit Hornung de la Universidad de Bonn, en colaboración con el doctor Peter Düwell, de la LMU Munich, y otros científicos en Estados Unidos, han investigado esta cuestión y logrado, por primera vez, identificar el mecanismo molecular que dispara la inflamación en los vasos sanguíneos. Según explico Duwell, con un cierto tipo de nutrición, los cristales de colesterol se depositan en las paredes de las arterias tras un corto periodo de tiempo; estos cristales son entonces recogidos por los fagocitos del sistema inmune. Esta es la señal de inicio para la catastrófica reacción en cadena. Los alimentos poco saludables provocan la acumulación de cristales de colesterol que activan un complejo inflamatorio dentro de los fagocitos. Una de las funciones de este complejo multiproteina es inducir la libreación de mediadores de la inflamación. Los mediadores, entonces, atraen a más células inmunes a la zona del problema. Así, la creciente invasión acaba por desestabilizar las paredes de los vasos con consecuencias potencialmente mortales. Según el profesor Latz, un proceso similar se ha observado en los casos de gota, aunque lo principal en esta enfermedad ocurre en las articulaciones. Un ataque extremadamente doloroso de gota puede también ser provocado por una dieta poco saludable. Sin embargo, en estos casos, el responsable no sería la grasa, sino los ácidos nucleicos procedentes, por ejemplo, del tejido muscular de la carne. El ácido úrico formado con la digestión cristaliza y estos cristales pueden desencadenar una potente reacción inflamatoria. Los resultados de este trabajo son un punto de partida para desarrollar nuevas terapias para la arteriosclerosis. |