Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Dos estudios publicados en 01CThe New England Journal of Medicine01D han puesto de nuevo de manifiesto los riesgos de la exposición excesiva al plomo para la salud infantil. Los niños son especialmente susceptibles a los efectos tóxicos del plomo, experimentando problemas neurológicos cuando los niveles de este metal superan los 10 microgramos por decilitro. Ahora, estos dos estudios muestran que estos efectos perniciosos comienzan a partir de concentraciones mucho más bajas.



En el primero de ellos, realizado por investigadores de la Environmental Protection Agency de Estados Unidos, se relacionaron los niveles de plomo y el inicio de la pubertad en 2.200 chicas de 8 a 18 años, recogiendo datos sobre el crecimiento del vello púbico, el desarrollo de los pechos y la edad de menarquia.



El promedio de la concentraciones de plomo en sangre se situó por debajo de 3 mcg/dL, con variaciones dependiendo de la raza, pero se observó que las niñas de raza negra con concentraciones de 3 mcg/dL comenzaban a menstruar 3,6 meses después que las que presentaban sólo 1 mcg/dL. Una relación similar se produjo en las niñas de raza blanca, pero no fue estadísticamente significativa.



En el segundo estudio registraron periódicamente los niveles del metal en sangre en 172 niños desde los seis meses hasta la edad de cinco años, y evaluaron el coeficiente intelectual a los tres y cinco años, teniendo en cuenta factores que lo influyen, como el peso al nacer, el nivel de educación de la madre y el tabaquismo durante el embarazo.



La concentración promedio a los cinco años de edad fue de 7,4 mcg/dL y el coeficiente intelectual de 90 (la media en Estados Unidos es de 100). Pero los investigadores de la Universidad de Cornell en Ithaca (EE.UU.) encontraron que las concentraciones de plomo correlacionaban inversamente con el coeficiente intelectual, cifrando en 4,6 puntos la disminución del coeficiente por cada aumento de 10 mcg/dL de concentración de plomo en sangre.