Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La clave en la lucha contra el Alzheimer puede encontrarse en la combinación entre una vacuna y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) convencionales. La primera propiciaría la creación de anticuerpos que luchen contra las concentraciones de proteinas tóxicas, y los segundos disminuirían las inflamaciones y los depósitos proteínicos.

La demencia tipo Alzheimer se produce debido a la acumulación de un tipo de proteina (la beta amiloide) en las áreas cerebrales en las que se procesan las funciones de memoria o de lenguaje, entre otras. La efectividad de los AINEs a la hora de reducir los niveles de esta cadena proteica ha sido demostrada por varias investigaciones.

Este nuevo estudio, publicado en 'Journal of Clinical Investigation', subraya que de los 20 tipos diferentes de AINEs más empleados ocho lograron una reducción efectiva empleando dosis en ratones, que perfectamente podrían ser tomadas por los seres humanos. Diclofenaco, diflusinal, ibuprofeno, sulindaco, fenoprofeno, indometacina, flurbiprofeno y ácido meclofenámico, son los ocho antiinflamatorios que mostraron un papel efectivo, a diferencia de otros fármacos como aspirina, naproxeno, ketoprofeno o nabumetone que no tuvieron el efecto esperado.

El equipo de J.L. Eriksen no solo ha incido en el papel de los AINES a la hora de realizar esta disminución sino que también ha subrayado su papel antiinflamatorio. Son varios los estudios que han demostrado que al concentrarse grandes cantidades de beta amiloide en el cerebro, las zonas afectadas se inflaman pudiendo aumentar el daño neuronal. En este sentido, el papel de dichos fármacos a la hora de reducir la inflamación y los depósitos proteicos resulta evidente. Según afirman los autores del comentario que acompaña a la investigación, "parecen tener un nuevo efecto sobre las proteinas amiloides que se está haciendo evidente en la actualidad y que en el futuro puede ser útil como terapia".

Los autores subrayan que los AINES pueden provocar, como efecto secundario, un incremento de la toxicidad renal y gastrointestinal debido a que provocan una inhibición de un tipo de enzima (COX). Sin embargo, el estudio aclara que estos efectos no tiene porqué darse ya que para tratar el Alzheimer estos fármacos llevan otra ruta en la que no se inhibe dicha enzima.

Por otro lado, los científicos de la Universidad de Washington analizan la utilidad terapeútica del sistema inmune en enfemedades como el Alzheimer. La inmunización consiste en introducir, en el organismo péptidos de la proteína tóxica (beta amiloide) de modo que se generen anticuerpos para contrarrestarlos y, por tanto, se disminuyan los niveles proteínicos que iniciden en la demencia.

Por último , el documento resalta que esta terapia todavía no ha sido los suficientemente probada en seres humanos, aunque se confía en los buenos resultados. Según concluyen los autores del comentario, "estos estudios ofrecen nuevas aportaciones sobre el tratamiento del Alzheimer sugeriendo mejoras en las estrategias de vacunación o una mayor comprensión de cómo los AINEs alter la producción de la proteina alminoide. No va a resultar sencillo, pero todavía existe esperanza de que la hipótesis de la influencia de las cadenas proteínicas sea analizada y que se puedan desarrollar terapias efectivas para el Alzheimer".