Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Personal de Salud Pública en Santiago de Cuba realiza diariamente pesquisas en las comunidades para detectar y monitorear a las personas que presenten fiebres inespecíficas y otros síntomas que puedan ser indicadores de dengue.

Sin embargo -y muy a su pesar- existen personas con manifestaciones febriles y otras sintomatologías que se niegan a ser valorados por los especialistas en las Áreas de Salud, y en el peor de los casos no ingresan para recibir el tratamiento adecuado.

Ana Rosalía Castellanos, estudiante del tercer año de medicina, explicó a la AIN que dedica todas las mañanas a visitar las casas y centros laborales que le corresponden, además de otras entidades atendidas por el consultorio donde fue asignada.

Ella mide la temperatura a todas las personas y averigua acerca de la aparición de dolores de cabeza, musculares o decaimientos.

Significó la joven que aún conociendo las graves consecuencias que pudiera provocar una epidemia del dengue, parte de la población mantiene todavía una actitud irresponsable, rechazando las visitas y en no pocas ocasiones ocultan los síntomas.

Junto a sus compañeros de estudios, Castellanos ha abierto un espacio importante dentro de sus prioridades para apoyar la dura batalla que sostiene el país a favor de la salud de las familias cubanas, dejando a un lado el tiempo libre y las diversiones para dedicar infinitas horas a la prevención.

El esfuerzo por mantenerse sanos y preservar la salud de todos debe ser tarea compartida, donde prevalezca la honestidad y la conciencia del momento difícil que se está viviendo bajo las amenazas constantes por enfermedades que pueden ser mortales si no son tratadas debidamente.

Eric Martínez, profesor del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, significó recientemente en esta ciudad que lo más importante para acabar con el peligro de enfermarse y enfermar a los demás es la cooperación de la población, la conciencia de asumir el ingreso y seguir las indicaciones médicas.

La red hospitalaria en el territorio está preparada y adopta medidas precisas para recibir a los pacientes sospechosos de portar la enfermedad, con la capacidad de camas y personal necesario para la atención y asistencia de los remitidos.