Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han descubierto en ratones el posible vínculo entre la obesidad y el mayor riesgo de cáncer de hígado. En su trabajo, que se publica en “Cell”, los descubrimientos conducen a dos mecanismos inflamatorios que podrían ser utilizados como dianas para reducir el riesgo en las personas obesas.
 
La obesidad es un factor de riesgo de muchos trastornos de la salud y aumenta el riesgo de desarrollar cáncer, en especial ciertos tipos de tumores como el de hígado. Los investigadores han confirmado en ratones que la obesidad actúa como un auténtico promotor tumoral y explican cómo sucede.
 
Muestran que el cáncer hepático es fomentado por el estado inflamatorio crónico que va unido a la obesidad y, en particular, por dos factores inflamatorios ya conocidos.
 
Los descubrimientos sugieren que los antiinflamatorios que toman millones de personas para enfermedades como la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn podrían también reducir el riesgo de cáncer en aquellas personas que presentan mayor riesgo debido a la obesidad y quizás a otros factores.
 
Estudiaron en ratones propensos a desarrollar carcinoma hepatocelular la conexión entre obesidad y este cáncer. La enfermedad se promueve en los ratones mediante un carcinógeno químico que se les proporciona a las 2 semanas de edad o a los 3 meses, seguido de fenobarbital.
 
En su trabajo, proporcionaron la sustancia a los ratones a las 2 semanas y alimentaron a los animales con una dieta normal, pero los animales eran portadores de un gen que los hacía propensos a la obesidad. Estos ratones desarrollaron más cánceres de hígado, aunque no por la dieta rica en grasas per se, sino por el estado obeso de los animales.
 
Pero según señala Michael Karin, responsable del estudio, la sorpresa saltó en los ratones que seguían una dieta rica en grasas y a los que se administró el agente carcinógeno un poco más tarde, a los 3 meses de edad. Explica que los ratones de esta edad que siguen dieta normal y a los que se administra el carcinógeno, no suelen desarrollar cáncer de hígado a menos que la exposición vaya seguida de la administración fenobarbital. Sin embargo, los ratones obesos desarrollaron la enfermedad sin que se les proporcionara este último promotor químico.
 
“Esperábamos ver más cáncer en nuestros primeros experimentos, pero nos sorprendió ver que sólo los ratones que eran obesos desarrollaron el cáncer. La obesidad parece ser tan fuerte como el fenobarbital. Podemos concluir que, al menos en los ratones, esa obesidad es un auténtico promotor tumoral”, aclara el Dr. Karin.
 
Los investigadores siguieron la fuente del efecto promotor tumoral de la obesidad hasta identificar un incremento en dos factores inflamatorios conocidos como IL-6 y TNF. Los ratones obesos que carecían del receptor TNF o de IL-6 no muestran el mismo aumento de cáncer de hígado.
 
Los autores sugieren que se debería estudiar en personas que toman fármacos anti-TNF si sus hígados son menos grasos y están libres de cáncer.
 
Cell 2010;140:197-208