Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las infecciones recurrentes por patógenos comunes puede tener un vínculo con el riesgo de ictus, según un reciente informe que será divulgado en el número de enero de la revista Archives of Neurology (2010; 67(1), doi:10.1001/archneurol. 2009.271). En España se registran 125.000 casos anuales de ictus y 80.000 de ellos tienen como resultado el fallecimiento del paciente o la discapacidad. 

Entre los factores de riesgo conocidos de estos accidentes vasculares están la hipertensión, la cardiopatía, la hipercolesterolemia y el tabaquismo, aunque también se dan muchos casos que no cumplen con ese perfil de riesgo. “En consecuencia –argumentan los autores–, hay un interés creciente en la identificación de factores de riesgo modificables más allá de los conocidos”. 

Existen observaciones precedentes sobre la infección por herpesvirus como factor que contribuye a la inflamación, la arteriopatía y, en consecuencia, el riesgo incrementado de ictus. En el trabajo que se dará a conocer a principios de año, un equipo de la Universidad de Columbia (EE.UU.), con Mitchell S.V. Elkind al frente, se incluyen datos de 1.625 adultos (con una edad media de 68,4 años) de una comunidad del norte de Manhattan. Se analizó su exposición a 5 patógenos (Chlamydia pneumoniae, Helicobacter pylori, citomegalovirus y herpes simple 1 y 2) mediante un análisis de sangre. Con esos datos, se elaboró un índice de exposición a los patógenos. 

Acceso a la prevención 
Se llevó a cabo un seguimiento anual durante un promedio de 7,6 años. Durante ese período, se produjeron 67 ictus. “Cada infección individual se asociaba con el riesgo de ictus, una relación que se seguía observando después de tener en cuenta otros factores, tanto demográficos como indicadores de riesgo”, señalan los investigadores. 

Según sus explicaciones, había varios motivos para la investigación de estos 5 patógenos específicos: “En primer lugar, se trata de agentes comunes que pueden persistir después de la fase aguda de infección y, en consecuencia, contribuir a perpetuar el estado de infección crónica de grado leve”. Además –añaden–, existen trabajos anteriores que demuestran la existencia de un vínculo entre cada uno de estos patógenos y las enfermedades cardiovasculares. 

Este trabajo podría tener implicaciones clínicas, como el tratamiento y erradicación de estos patógenos crónicos como estrategia para mitigar el riesgo futuro de ictus. La terapia antibiótica contra C. pneumoniae, por ejemplo, se ha estudiado en ensayos aleatorios y controlados en relación con la cardiopatía, aunque sin resultados. “Queda por establecer si la situación sería igual cuando se trata de ictus, de forma que habrá que realizar nuevos estudios para profundizar en el conocimiento de la carga infecciosa como factor de riesgo modificable de ictus”, concluyen.